¡Hola de nuevo!

Después de un mes bastante ajetreado en el que literalmente no he parado quieto, he encontrado unos días con un poco más de tiempo para escribir y para haceros un pequeño resumen, porque hay mucho que contar.

El mes empezó en la recortada Vuelta a Navarra, a la que mi equipo ni siquiera pudo acudir, por lo que fui sin ninguna presión al perder gran parte de su identidad la prueba, pasando de cinco a solo dos etapas, eliminando la contrarreloj que se iba a disputar y en la que tenía depositadas bastantes esperanzas, aumentando el número de corredores por equipo a diez. Creía que iba a ser bastante más difícil optar a la victoria, por lo que el objetivo era esperar acontecimientos e intentar hacer algo al final, todo lo contrario a lo que hago habitualmente.

El primer día tras subir Urbasa, Eraul, Lezaun, Girgillano y Arradia, en el último descenso y cuando ya estaba afilando el cuchillo en el grupo de 15 corredores que habíamos quedado en cabeza, pinché mi tubular trasero al tener que salirme a la cuneta para no llevarme por delante a un corredor que tomó recta una curva, pero al llevar líquido solo perdí parte de la presión y pude seguir pero el calentón que me metí para coger al grupo lo pagué en el siguiente repecho donde se rompió el grupo en dos quedándome a un palmo de entrar. Ya tampoco me la pude jugar bajando para no ser yo el que hacía un recto en este caso, así que me quedé con las ganas de disputar la etapa, entrando 10º y con muy buenas piernas en el repecho final de Villatuerta.

IMG_6820

El segundo día, para redondear el fin de semana, me comí un bache que me rompió dos radios justo al empezar el segundo puerto del día, donde todo empezó a romperse…y yo a perseguir. La rueda que me pusieron era de 10 y me iba mal no, lo siguiente, así que tras subir todo el puerto pasando gente y saltando la cadena con la misma frecuencia, me decidí a cambiar de nuevo la rueda por una de 11 y que fuese decente por lo menos; pero allí no había nadie, solo niebla. Empecé a bajar, sin ver a nadie, ni coches, ni motos, ni corredores…¡vaya panorama!

Hice la bajada con miedo porque no conocía nada, pero llegué a la fila de coches al terminarla y empecé a remontar buscando el ansiado pelotón justo cuando empezaba otro puerto, así que del tras coche me tuve que olvidar. Después de una serie de 10 minutos a tope, conseguí entrar, y estuve unos 3 minutos a rueda del último corredor, hasta que apareció el coche de equipo que había pedido ruedas de 11 y paré a cambiarla. La rueda venía con el cierre apretado a tope, y entre que nos dimos cuenta y que lo abrimos, perdí tranquilamente más de un minuto así que otra vez a pegarse un calentón para recuperar mi sitio.

Esta vez el puerto se estaba acabando, así que ya sabéis quien se quedó solo otra vez en la bajada, sin nadie que viera mi cara de “donde me he metido” ya que no paraba de llover y la niebla cada vez era más densa. De nuevo el guión se repitió cuando cogí a otro grupo al terminar la bajada y empezar seguidamente el cuarto puerto, pero este ya se había rendido y me tocó remontar de nuevo en solitario; otra serie de 10 minutos a tope, hasta que llegué al ¿pelotón? de unos 25 corredores del que seguía tirando el Caja Rural.

Después de la contrarreloj individual de 30 kilómetros que me marqué, la estrategia era clara, guardar todo lo posible a ver si no había gastado todo en el último encadenado y duro puerto de Saldias-Gorostieta. Y no fui mal, pero no pude estar en el ataque de Molina e Higinio, los dos más fuertes, y el grupo de 8 que nos quedamos por detrás no nos entendimos así que entró gente por detrás y finalicé 7º en la meta de Pamplona.

942559_465824156829450_1762568135_n

La semana siguiente tocaba una nueva experiencia con profesionales, el GP Abimota en el que el año pasado el Super Froiz hizo una exhibición ganando la etapa reina, la general individual y por equipos ante muchos equipos profesionales. El objetivo era el mismo, pero desde el primer día las cosas se torcieron, los corredores portugueses controlaron a su antojo la carrera llegando todos los días al sprint y no me encontré precisamente bien desde el primer día, con dolores estomacales e incluso teniendo que parar en carrera a vomitar y perdiendo 17 minutos en 15 kilómetros el segundo día.

Después de tres días allí con ”el cuello estirado” y sufriendo más de lo que me gustaría, a pesar de pasar por estos bonitos puertos, llegaba el campeonato de Castilla y León en contrarreloj y en línea en un mismo fin de semana que os contaré muy pronto en la próxima entrada.

¡Un saludo a todos y disfrutad de la nueva web de los cracks de Cobbles&Hills!