Se hace difícil decir en qué momento el ciclismo esloveno pasó a situarse entre el grupo de países que conforman el segundo escalón, por debajo del de los países tradicionales y los recién llegados anglosajones. Puede que el punto de inflexión fuesen las apariciones del sprinter Andrej Hauptman en los Mundiales de Lisboa ’01 (3º) y Zolder ’02 (4º) o en los Juegos Olímpicos de Atenas ’04 (5º), o la irrupción de Jani Brajkovič o Simon Špilak. Aunque también puede que lo que impulsase el ciclismo del país del pollo aplastado fuese el surgimiento de una generación de ciclistas más que interesante, apoyada por el buen hacer de los equipos Continentales ‘trampolín’ como Adria Mobil o de formación como Radenska y Sava.

El caso es que en la actualidad no son pocos los hombres que, con mayor o menor fortuna, han encontrado acomodo en los equipos de la máxima categoría. Grega Bole, Robert Vrečer, Luka Mezgec, Kristijan Koren, Borut Božič, Jure Kocjan y Marko Kump, pura clase media a la que en breve se unirá un talentazo como Jan Polanc (Ljubljana, 1992), quien a partir del próximo mes de agosto pasará a formar parte de la plantilla de la Lampre – Merida con un contrato asegurado hasta 2015.

foto: teamlampremerida.com

Su nombre ha sonado con fuerza durante la última semana tras su segunda posición en la Dirka po Sloveniji, la carrera de casa, en la que únicamente se vio superado por la extraordinaria ascensión del croata Radoslav Rogina a Vršič. Fue sin duda una grata sorpresa, aunque no del todo inesperada, pues su nombre ya fue apuntado como uno de los favoritos antes del inicio.

Pero antes incluso de esta presentación en sociedad ante los profesionales, y sabedor de tener un contrato firmado con la squadra blufucsia, durante esta temporada ya había dado muestras de toda su calidad alzándose con el Giro della Regione Friuli Venezia Giulia tras imponerse en solitario en la ascensión al Monte Matajur dejando clara una de las características que mejor le definen como corredor.

Un extraordinario escalador con un potencial que asusta, que además ha destacado en la categoría dilettanti como un clásicomano muy a tener en cuenta a medio plazo en las cotas, donde el año pasado se alzó, otra vez llegando a meta en solitario, con el Piccolo Giro di Lombardia. Además cuajó una buena actuación en los Mundiales de Limburgo siendo parte activa de las últimas vueltas de la carrera por más que al final no tuviese opción de rascar medalla ante hombres más rápidos que él.

© Berry

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Escalador y clasicómano, tiene tiempo de sobra para mejorar un poco en la crono -a pesar de su bronce en los nacionales del año pasado- para poder convertirse en un vueltómano capaz, no ya de recoger el testigo, que a buen seguro lo hará, sino de ser el primer ciclista esloveno capaz de dar ese paso adelante. Ese salto que tras tantos años esperándolo, parece que Jani Brajkovič nunca acabará de dar en las Grandes Vueltas de tres semanas.