Desde el frío industrial del norte de Italia hasta el calor de la Liguria, los ciclistas que este año corren la Classicissima tendrán que atravesar, como es norma e historia de la carrera, por el Passo del Turchino. El paso de este túnel, situado a mitad de carrera entre Milán y San Remo y que tras su paso deja al pelotón casi bañarse en las orillas del Mediterráneo, simboliza lo que significa la celebración de este gran acontecimiento ciclista. El paso del invierno, época de preparación y solitario entrenamiento, a la primavera, donde se forma gran parte de la épica que rodea a este gran deporte y que tiene como punto de partida el primer Monumento del año. De la soledad a la celebración. Del frío de la región lombarda, al calor de la riviera ligure. De las carreras de preparación, a los retos que justifican toda una temporada.
El tercer sábado de marzo llega con el primer Monumento del año, típico en el calendario ciclista, y se aproxima con una mezcla de ingredientes que pueden terminar ofreciendo una carrera apasionante. Porque las particularidades de la Classicissima, de su recorrido, hacen que para que las variables a la hora de resolverse la prueba sean muchas, el ritmo y capacidad de los contendientes es vital para ver una carrera que no acabe por decreto al sprint. La Milán – San Remo se presenta en 2011 con una serie de corredores en una forma espectacular, mirando muchos de ellos más allá, objetivos más determinantes, pero que la importancia de la carrera hacen que el respeto que tienen por ésta se traduzca en apuestas serias por el triunfo en la vía Lungomare Italo Calvino.
Varios serán los corredores que intenten llevarse un Monumento que justifica toda una parte de la temporada. Algunos de ellos, como Philippe Gilbert, Alessandro Ballan, Pippo Pozzato o Fabian Cancellara, tendrán en una actitud ofensiva su principal arma para obtener otro gran triunfo que añadir a sus respectivos historiales. El primero de ellos se siente casi obligado a atacar en el Poggio, y muchos son los que apoyan la suma de varios de los otros para que esta intentona triunfe. Apostar por secundar con valentía estas actitudes será uno de los detalles que marquen el devenir de la carrera, más allá de coronar esta colina de unos cuatro kilómetros que deja a los ciclistas a unos siete de la meta. Así han triunfado en los últimos años Sean Kelly (1992), Maurizio Fondriest (1003), Laurent Jalabert (en su espectacular 1995), Paolo Bettini (2003) o Fabian Cancellara (2008).
Del otro lado, los velocistas, apostando por aguantar los arreones y la velocidad de un pelotón desbocado camino de la vía Lungomare Italo Calvino, tienen en la llegada masiva la opción de levantar los brazos como así lo han hecho en los últimos tiempos, entre otros, Erik Zabel (1997, 1998, 2000 y 2001), Oscar Freire (2004, 2007 y 2010), Alessandro Pettachi (2005) o Mark Cavendish (2009). Entre ellos tendrán mucho que decir el Garmin- Cervélo de Farrar, Hushovd y Haussler, Rabobank con Freire, la Lampre con Pettachi, Quick Step con Tommeke o el Leopard – Trek con Daniele Bennati. Llegar al sprint dependerá de la capacidad de organización y estado de forma de los gregarios que deben llevar a sus líderes a los últimos metros con un grupo compacto y listo para la llegada masiva. Escuadras que tendrán en la estrategia y disposición táctica un punto fuerte serán aquellos que puedan contar con dos bazas. Equipos que tengan a alguien que pueda romper en el Poggio y optar por un triunfo en solitario o en grupo reducísimo, pero que también cuenten entre sus 9 corredores con un velocista que puedan tener opciones en la meta final. En esta tesitura se encontrarán BMC con Ballan y Van Avermaet, Rabobank con Boom (¿trabajará para Óscar en pos de la cuarta MSR del cántabro?) o Langeveld y Freire, Leopard – Trek con Cancellara y Bennati u Omega Pharma – Lotto con Greipel y Gilbert.
Otros equipos, sin embargo, están obligados a romper la carrera. Sky guarda en Boasson Hagen una esperanza en la carrera, pero necesita una carrera dura y que la velocidad del noruego sea una opción ante corredores que no sean velocistas top. En la misma situación se encontrará Movistar, que tendrá en Rojas y Ventoso dos opciones de hacer un buen puesto, pero si buscan “algo más” necesitarán llegar en un grupo sin los velocistas másc contundentes. La Farnese Vini – Neri Sotoli de Visconti, Androni, Katusha (con Pozzato o Di Luca) o la Liquigas (Nibali y Sagan) tampoco pueden contemporizar en las aproximaciones a San Remo, y desde Le Manie deberían endurecer si quieren tener opciones de llevarse el primer Monumento del año.
Sin ausencias destacadas -aunque con corredores como Cavendish en baja forma o Greipel convaleciente de una caída- y con corredores determinantes en buena forma -o camino de-, la Classicissima en 2011 volverá a deparar unos últimos kilómetros trepidantes que darán, como casi siempre pasa, con un ganador de quilates ¿Conseguirá Freire su cuarto Monumento e igualar por ende a Erik Zabel y Gino Bartali con cuatro victorias? ¿Será capaz Gilbert de romper en el Poggio di San Remo y buscar su primera MSR? ¿Podrá Boonen alcanzar por fin un Monumento que lleva persiguiendo años? Todas las respuestas el sábado, el tercero de marzo.