-La prueba-
Subrayado y en rojo, así es como tienen los principales equipos y corredores del pelotón la carrera que siempre tiene lugar el tercer sábado del mes de marzo (este año, día 20). El primer monumento del año. La primera gran clásica de la temporada ciclista. La Milán – San Remo. La Classicissima. El monumento con el abanico de ciclistas aptos para la victoria más extenso, siempre y cuando, eso sí, el recorrido lo permite. Desde escaladores hasta rodadores, pasando por el perfil que más victorias consigue eventualmente, los sprinters.
-Historia-
Esta historia empieza en 1907, cuando unos jóvenes intrépidos milaneses tras haber visto fracasar la carrera automobilística Milano-Acqui-Sanremo decidieron proponerle a Eugenio Costamagna, director de la Gazzetta dello Sport, una carrera de trazado prácticamente idéntico pero en bicicleta. Así, los orígenes de la prueba remiten a los de las carreras con más historia, con la fuerza de un periódico que trata de expandirse satisfaciendo los deseos de sus lectores ávidos de grandes aventuras como protagonista. El 14 de abril de ese mismo año se pone en marcha la primera edición de la carrera, 33 ciclistas parten desde la taberna La Conca Fallata en Milán hacia San Remo, en una jornada de lluvia y viento que depara la victoria del francés Lucien Mazan, más conocido como Petit-Breton, preludio de lo que serán sus victorias en las dos siguientes ediciones del Tour de Francia.
La carrera vive unos primeros años marcados por el dominio de los ciclistas franceses y belgas, más habituados a competir en carreras de gran fondo como las ya consolidadas Lieja-Bastogne-Lieja o Paris-Roubaix. De esta época queda el imborrable recuerdo de la edición de 1910, marcada por unas condiciones metereológicas infernales, que solo terminaran cuatro valientes. La gana el galo Eugène Christophe con más de una hora de ventaja, récord de la prueba, sobre el italiano Giovanni Cocchi. Es a partir de la Primera Guerra Mundial (la carrera sólo para en 1916) cuando los ciclistas locales asumen el total protagonismo de la prueba, que encuentra su primer gran dominador en el legendario Constante Girardengo. Nacido en Novi Ligure, en las faldas del Turchino, juez de la carrera en sus primeros 50 años, vencerá hasta seis veces entre 1918 y 1928.
En 40 años la racha de triunfos transalpinos se vio interrumpida únicamente en dos ocasiones hasta el triunfo de Rik Van Steenbergen en 1954, que abre un periodo de 15 ediciones sin que un italiano pueda vencer. Entre medias quedan los triunfos de leyendas que engrandecen la carrera hasta convertirla en la Clasicissima: Binda, Bartali, Coppi, Bobet, Van Looy, Poblet, Poulidor o Simpson. Poco después empieza la era del más grande, Merckx tiranizará la carrera como a ninguna otra. San Remo verá tanto su primera gran victoria, sin haber cumplido los 21 años en 1966, como su epitafio, diez años después, en el que es su séptimo triunfo en nueve participaciones. La carrera evoluciona y su recorrido también, y en 1960 se incluye por primera vez el Poggio, una colina pegada a San Remo que quedará asociada para siempre a la carrera, cuya finalidad será dificultar una llegada masiva (en el 59 Poblet vence en un grupo de 89 corredores, cifra récord hasta la época).
La prueba queda a partir de entonces entre el poderío de los velocistas y los atacantes suficientemente fuertes como para desbaratar el sprint final. En 1982 se incluye la Cipressa, otra subida que enlaza los capi con el Poggio para facilitar las cosas a este segundo grupo. Gimondi, “El Gitano” De Vlaeminck, Raas, Saronni, Moser, Kelly, Fignon, Bugno, Chiapucci, Jalabert, Bettini, Cancellara,… muchos grandes nombres lo lograrán. Cada vez con menos frecuencia, eso sí. La década reciente es la que más llegadas masivas ha deparado, con prácticamente todos los grandes velocistas de la época en el palmarés. Empezando por Zabel, ganador en cuatro ocasiones, se han ido sucediendo las victorias de Cipollini, Freire, Petacchi o la última de Cavendish, en una volata estratosférica. Hace dos años se incluyó la subida a Le Maniè, que hace más exigente la parte intermedia de la carrera, pero el encendido debate entre los partidarios de seguir endureciendo el recorrido y el de aquellos que lo defienden tal como es sigue abierto. Es la esencia de la Clasicissima, que año tras año sigue abriendo la monumental primavera ciclista.
-Recorrido-
La 101ª edición de la Classicissima presentará el mismo recorrido que se lleva disputando las dos últimas ediciones, desde que se cambió el final de la carrera a Lungomare Italo Calvino, en lugar del clásico final de Via Roma que se encontraba en obras.
A las 9.45 se dará la salida oficial de la carrera desde la Via della Chiesa de Milán. Buscando la costa iremos pasando por las provincias de Pavia y Alessandria hasta llegar a la de Genoa, donde se presenta la primera dificultad montañosa de la carrera, el Passo de Turchino (532m), el punto más alto y místico de toda la carrera.
El Passo de Turchino, que se encuentra prácticamente a mitad de camino entre Milán y San Remo, simboliza el cambio de estación. Del invierno a la primavera. De las llanuras y arrozales del Valle de Po, de la industria abandonada, del frío de las provincias interiores, hacia el azul del mar, las playas y palmeras, la calidez de la costa italiana. Un paso místico donde se pudo ver en el 46 el gran Coppi romper la carrera para ganar tras ir escapado durante 146 kms y llegar a meta con más de 14 minutos de diferencia sobre el 2º clasificado.
Tras cruzar el famoso túnel, se llega a Genova Voltri (5m) para tomar la carretera, siempre paralela al mar, hacia el suroeste en busca de la línea de llegada. En la provincia de Savona y sobrepasado los 200 kms de carrera, se asciende Le Manie (318m), 4,7 kms de ascensión al 6,7% de media con una pendiente máxima del 11%, una primera ascensión cuyo principal objetivo será castigar las piernas de los corredores, principalmente de los sprinters. De vuelta a la carretera costera hacia San Remo, entraremos en la provincia de Imperia en el km. 250 de carrera, donde comenzará el momento decisivo de la carrera.
A falta de 28 kms de meta, llegaremos a San Lorenzo a Mare donde se girará a la derecha para comenzar la ascensión a la Cipressa (234m) 5,65 kms de ascensión al 4,1% de media con una pendiente máxima del 9%, acabando la ascensión en el estrachamiento que se produce al pasar por al lado de Visitazione de la Chiesa. Tras coronar a 22 de meta, comienza el descenso hasta Torre Aregasi (13m) donde tendremos nueve kilómetros de recorrido totalmente llano, hasta cruzar la pancarta de 10 de meta y tomar el desvío hacia la derecha donde se iniciará la subida del Poggio di san Remo (160m) 3,7 kms de subida al 3,7% de media y una rampa máxima del 8% por una carretera muy estrecha hasta llegar a lo más alto del Balcón de San Remo a 6 de meta. Un técnico descenso nos llevará hasta llegar a 3 km de meta (11m). Un descenso donde se pudo ver en el 92 a Sean Kelly alcanzar a Argentin, que se había escapado en el Poggio, y batirle al sprint.
En estos 3 últimos kms, entrando ya en San Remo, tendremos un terreno totalmente llano con alguna curva complicada hasta entrar en el último km. Tomaremos C.so Raimondo donde encontramos una curva en S izquierda-derecha a 500 metros del final, que desemboca en una ligera curva a derecha en Giardini Vittorio Veneto y por fin la recta final de unos 300 metros en Lungomare Italo Calvino que concluirá en la línea de meta situada en la Piazalle Carlo Dapporto.
Esto es de EBH. No doubt.
nodoubt? Ése ya ganó la porra de Lombardía, ésta no le toca.
Y sí, EBH lo tiene en su mano, aunque creo que este año, la victoria se vestirá con el maillot belga.