Echando la vista atrás a la ya muy avanzada temporada de ciclocross 2012/2013, en vísperas del esperadísimo Mundial de Louisville, nos encontramos con algunos resultados puntuales en unas pocas carreras previas que desafían el atrevimiento del más aventurado apostador. La más reciente, y por partida doble, es la victoria del checo Martin Bína en la prueba final de la Copa del Mundo, en Hoogerheide. Y digo por partida doble porque, a lo inesperado de su dominio, se sumó el insólito hecho de encontrarnos con un podio final sin presencia belga.

Pero hay más, si forzamos la memoria un poco más allá. A principios de enero, precisamente en la cita inmediatamente anterior de la Copa del Mundo, en Roma, tuvimos la insólita presencia en el tercer cajón del podio del biker Marco Aurelio Fontana. Y, por supuesto, no nos olvidamos de mencionar una actuación que seguramente a todos los que estéis leyendo esto ya os ha asaltado la mente: la épica y accidentada victoria de Jan Denuwelaere en el casi impracticable barrizal de Essen, cuarta prueba del Trofeo BPost Bank. En menor medida, ya que no finalizó con plaza de podio, y el protagonista ha demostrado un nivel más estable, está el cuarto puesto de Julien Taramarcaz en Roubaix, peleando hasta el final un puesto en el cajón con los máximos favoritos.

El común denominador a estos resultados, y lo que los define como auténtica sorpresa, es la falta de confirmación de ese altísimo nivel en otras carreras. Tomemos por ejemplo a Denuwelaere: sus actuaciones más brillantes de la temporada, Essen aparte, son un 7º en el Azencross de Loenhout (Bpost Bank) y un 8º tanto en el Superprestige de Gieten como en el Vlaamse Druivenveldrit de Overijse. Resultados dignísimos en carreras de primer nivel, pero también muy lejos de la victoria e incluso del podio. En el resto de participaciones, claramente fuera del top 10.

Fontana sólo compite muy ocasionalmente en ciclocross, pero su 17º puesto en Hoogerheide quedó muy lejos de aquel podio romano logrado pocos días antes ante similares rivales. Y, en el caso de Martin Bína, un 12º puesto en Roma es el resultado más cercano mínimamente reseñable que puede destacarse.

Triunfo de Martin Bína sobre la nieve

Martin Bína, rey sobre blanco en Hoogerheide / Foto: cyclingnews.com

¿Cómo podemos explicar esto? Hay un factor que parece digno de mención y al que podríamos agarrarnos. Estas tres carreras, los ejemplos más llamativos de la manifestación del elemento sorpresa en el ciclocross reciente, comparten el hecho de haberse disputado bajo unas condiciones particularmente extremas, infrecuentes en otras competiciones de la temporada, o circuitos peculiares con un carácter muy marcado. De esto último fue muy ilustrativa la prueba de Roma. Circuito seco, rapidísimo, sin apenas pendientes ni obstáculos, poco selectivo y con apenas margen para rectificar ante un error. A estas condiciones que tanto parecieron beneficiar a Fontana, se sumó su extraordinaria motivación ante el recientísimo fallecimiento del biker, rival y compañero de fatigas, Burry Stander, a quien el italiano ansiaba homenajear en forma de brillante resultado, junto al estímulo de correr en casa vistiendo la maglia tricolore de campeón nacional.

Dentro de la disputa en condiciones extremas e infrecuentes se sitúan las otras dos pruebas. Los tremendos charcos y el barro de Essen, sobre los que simplemente mantenerse en pie sobre la bicicleta ya constituía todo un desafío, se aliaron con un Denuwelaere que parecía levitar en esas secciones mientras sus rivales se retorcían. Y, de modo similar, la nieve y el hielo, que convirtieron la pista en un espejo, deslizaron más rápido que a nadie a Martin Bína hacia el triunfo en Hoogerheide.

No podemos, en ningún caso, argumentar un hipotético pasotismo o falta de motivación de los a priori grandes favoritos; tanto Roma como Hoogerheide suponían el sprint final por la clasificación de la Copa del Mundo entre Albert, Pauwels y Nys, y Essen asentó la supremacía del campeón del mundo en el Trofeo BPost Bank. Por tanto, y ya de cara al Mundial, tampoco debemos escudarnos en la importancia de la carrera para eliminar a las posibles alternativas y centrarnos únicamente en los grandes nombres. Máxime cuando la meteorología de Louisville parece tan cambiante y errática. Aunque también, a la hora de clasificar lo inesperado, entra el criterio personal de cada cual. ¿Sería una gran sorpresa un top 5 de Jonathan Page, corriendo en casa, o una victoria de Lars van der Haar, viendo sus resultados y la madurez adquirida a lo largo de la temporada? Que cada cual lo juzgue a su gusto.