Y aquí, las otras jóvenes promesas que serán seguidas en Cobbles & Hills durante todo este 2010.

Kevin Seeldrayers (Boom, Bélgica. 1986).


Ya en 2004 empezó a demostrar en el Mundial Junior de Verona todo lo que podía dar de sí con mucha presencia en carrera durante muchos kilómetros y una actitud descaradamente ofensiva, que, sin embargo, pagó al final de la prueba acabando en la 18ª posición, a poco más de tres minutos del ganador, un tal Roman Kreuziger. Estuvo bien como carta de presentación. Los siguientes años los pasó en el equipo filial de Quick Step, Beveren 2000, en el que consiguió en 2005 una etapa y el 2º puesto de la general en la Ronde de l’Isard y en 2006 una etapa en el Tour de la vallée d’Aoste y el 2º puesto de la general de la Vuelta a los Pirineos, lo que le valió para dar el salto al primer equipo de la estructura de Patrick Lefévrè de cara a la temporada 2007.

Desde su paso al profesionalismo ha continuado cosechando buenos puestos en vueltas, aunque se le siguen atragantando los triunfos de etapa; así en 2007 acabó 19º en la Volta a Catalunya, 26º en Dauphiné Libéré y 5º en el Tour de Georgia. 2008, sin embargo, no fue un año prolífico en resultados y pese a su debut en el Giro d’Italia sólo pudo conseguir un 20º puesto en la general del Tour de Alemania y no fue hasta 2009 que demostró todo el potencial con un 7º puesto en París-Niza y un 14º en el Giro d’Italia, consiguiendo en ambos casos la clasificación al mejor joven, además del 4º puesto en el Tour de Austria.

Afronta su cuarta temporada en el equipo belga Quick Step con el objetivo de seguir creciendo como la gran promesa del ciclismo belga para las grandes vueltas y servir de alternativa a Quick Step para que una vez acabada la temporada de piedras el equipo siga teniendo protagonismo en la carretera. En este mismo sentido, la misión que seguro su director le habrá encomendado para este año 2010 será brillar en las grandes vueltas, por él y por el futuro del equipo, ya que como se indicaba en el apartado A tener en cuenta del equipo Quick Step en Cobbles&Hills, uno de los factores importantes para que Alberto Contador acabe recalando en el conjunto belga la próxima temporada será la certitud que encontrará en el equipo un bloque sólido para afrontar sus objetivos en 2011.

De todos modos, la temporada ha empezado para él con una mala noticia, que con el tiempo pasó a ser una alegría, tras el diagnóstico de ciertos problemas de corazón se comprobó que no había nada que temer y podría seguir montando en bicicleta en el ámbito profesional. Es por éso que no ha podido realizar la mejor pretemporada posible y probablemente llegue corto de forma a París-Niza, por lo que puede que tenga que replantearse sus objetivos en la temporada que debería ser la de su explosión.

Andrey Amador (San José, Costa Rica. 1986).


El costarricense, de madre rusa, es uno de los prometedores corredores con los que cuenta Eusebio Unzue en el Caisse d´Epargne. El equipo navarro cuenta con 3 de los 5 primeros del Tour del Porvenir de 2008; Arnold Jeanesson, Rui Costa y el mismo Amador. Los otros dos son ya conocidos en el mundo ciclista, Jerome Coppel (FDJ) y Jan Bakelands (OPL). Tras formarse como cadete y juvenil en su país de nacimiento, Costa Rica, en el equipo Pizza Hut Banco de Costa Rica Sub20, Amador tuvo la oportunidad de cruzar el charco para enrrolarse en las filas del Lizarte navarro, afiliado de la estructura Pro Tour de Unzue, a finales de 2006.

A España llegó con apenas 20 años. Tras unos meses donde consiguiera un importante triunfo de etapa en la Bizkaiko Bira (Vuelta a Vizcaya), además de otros buenos resultados (Subida a Gorla, Memorial Valenciaga, 2º tras David Belda), el conjunto de Unzue dio un paso adelante y se hizo con los servicios de un superclase como Amador. Tras el primer año que marca la ortodoxia fraile, un año de rodaje, conociendo la categoría, en el que además sufrió una caída en la París-Niza del pasado año bajando el Col de Porte tras auxiliar a su líder de equipo, y al apostre ganador de la carrera, Luis León Sánchez, que le lastró los primeros meses de competición, se presenta en 2009 con 23 años y varios resultados interesantes. El exigente Eneco Tour y la Vuelta a Madrid fueron los lugares donde más se prodigó.

Andrey Amador es un corredor muy rápido, es ésta, su punta de velocidad, combinada con otras como su aptitud en ascensiones cortas e intensas gracias a un golpe de pedal excepcional, la que con mayor seguridad le reporten mayor número de victorias en su carrera. Además, tiene un rodar constante, lo que le hace ser un más que aceptable rodador y buen croner (en la Vuelta a Madrid, aunque en una crono corta, fue 5º a 5″ de Valverde y 1″ de Sevilla, quedando por delante de Mancebo, Kyrienka o Herrero). En definitiva, un proyecto de corredor con opción a ganar en diferentes terrenos y carreras, con condiciones de sobra para las clásicas de cotas y para las vueltas cortas por etapas. Este año podría ser definitivo para comprender el potencial del costarricense. Podremos comprobarlo en este inicio de temporada donde, además de haber corrido en Mallorca y Algarve, participará casi con total seguridad la París-Niza, Milán-San Remo, Itzulia y, posiblemente, las grandes clásicas de abril hasta llegar al Giro, donde parece que formará parte del nueve del Caisse d´Epargne.

Daniel Martin (Birmingham, Reino Unido. 1986).


Nacido en Birmingham (Reino Unido), por sus venas corre sangre ciclista, no en vano es hijo de Neil Martin, que disputó los Juegos Olímpico de 1980 y 1984 antes de convertirse en ciclista profesional, y sobrino por parte de madre del ganador del Tour de 1987, Stephen Roche. Daniel Martin se nacionalizó irlandés en 2006.

Sus primeros pasos como ciclista los dio en Reino Unido, en el equipo CC Giro donde consiguió el Campeonato Nacional de Gran Bretaña junior en 2004. Disputó los Mundiales Juniors de Hamilton (abandonó por caída) y Varese (66º). Una vez concluida su etapa junior, siguiendo los pasos de su padre se fue a Francia donde fichó por el equipo amateur VC La Pomme Marseille, en los tres años que estuvo allí coincidió con Maxime Bouet e Ignatas Konovalevas. En el equipo galo demostró sus grandes cualidades como escalador cosechando buenos resultados (etapa y 2º Giro della Valle d’Aosta en 2006 y etapa y maillot de la regularidad en 2007, GP Rayol Canadel, Tour de Savoia, 4º y maillot de la montaña en Ronde de l’Isard, 4º Vuelta a Bidasoa…) además de participar en los Mundiales sub-23 de Salzburgo (65º) y Sttutgart (26º).

En el 2008 llegó su oportunidad de la mano de Jonathan Vaughters de debutar con el Garmin, donde obtuvo muy buenos resultados en su año neo-profesional: Victoria en Route du Sud por delante de Moreau o Gerrans, Campeón Nacional de Irlanda, 10º puesto en la Vuelta a Portugal o el 4º de la Vuelta a Gran Bretaña. En 2009 estaba prevista su participación en el Tour de Francia, pero una tendiditis no le permitió tomar la salida, por lo que en Septiembre se presentó en la salida de la Vuelta a España, donde destacó por su meritorio 14º puesto en el Alto de Aitana aguantando con los favoritos hasta que llegaron las hostilidades en la ascensión final. Ese año no consiguió ninguna victoria pero sí buenos resultados: 3º Tour Mediterraneo, 2º Volta Catalunya solo superado por Valverde, 5º GP Ouest France-Plouay, y el 8º puesto en el Giro de Lombardia entrando en el grupo que se jugó la 3ª plaza y superando a gente como Evans, Basso o Cunego.

El perfil de Martin es el de un escalador a la antigua usanza. Este año es probable que corra el Tour para ayudar a Vandevelde e ir ganando experiencia de cara al futuro. Su director ya ha dicho que es muy pronto para ver hasta donde puede llegar, pero que tiene un gran potencial para grandes vueltas o clásicas duras ¿Podrá seguir los pasos de su tío Stephen?

Romain Sicard (Hasparren, Francia. 1988).

En Francia hay prisa, son muchos los años sin protagonismo principal en su gran carrera, lo que multiplica la ansiedad por ver a uno de los suyos luchar por lo más alto del podio en Paris. Pero también hay ilusión. Desde hace un tiempo sus ciclistas vuelven a destacar en varias de las mejores pruebas del calendario internacional, algo liberados de la enorme presión que tienen en el mes de julio en su país. Y surge una generación de jóvenes corredores que apuntan muy alto. Entre ellos destaca especialmente Romain Sicard (Hasparren, 1988), probablemente el más singular de todos.

Lo es por sus orígenes, complicados, en un territorio vascofrancés que a diferencia de lo que pasa al otro lado de la frontera, no destaca por su cantera ciclista, si no más bien por su pasión por el rugby. Así, tuvo que marcharse a Toulouse en su etapa junior para proseguir con su carrera, allí destacó en la pista, proclámandose campeón nacional de su categoría en americana y persecución antes de pasar a amateur en 2007 con un club de la zona, el GSC Blagnac. Durante dos temporadas, colecciona triunfos en el velódromo, coronados con el título nacional en la modalidad de Scratch, pero sus resultados en la carretera, siendo buenos, no llaman la atención en Francia.

Todo cambia cuando se cruza en su camino la Fundación Ciclista Euskadi. Su creador, mentor y mandamás, Miguel Madariaga, se ha empeñado en fichar a un vascofrancés, mucho tiempo después de la corta experiencia de Thierry Elissalde. Sicard pasa unos tests en los que sorprende y llega sin hacer ruido al Orbea, filial del Euskaltel en la categoría continental. Su rendimiento pero sobretodo su actitud en carrera, siempre al ataque, presente en las fugas de cada prueba que disputa, le convierten en seguida en uno de los ciclistas más destacados del equipo. Sobretodo cuando a primeros de mayo se exhibe en la Subida al Naranco, una carrera netamente profesional en la que, cómo no, culmina una larga escapada, los últimos 30 kms en solitario, demostrando su poderío cuesta arriba en la montaña ovetense.

Los acontecimientos se precipitan, Euskaltel aprovecha el mediatismo del Tour para anunciarlo como corredor de su primera plantilla para el año siguiente y tras completar un buen verano, con puestos de honor en carreras de prestigio como el Circuito Montañés o la Vuelta a Burgos, llega el gran momento. Los técnicos de la Federación Francesa, alertados por su excompañero amateur Blel Kadri, profesional en el Ag2r, le convocan para el Tour del Porvenir y la prueba en línea del Campeonato del Mundo. Poco se iba a imaginar el joven Romain a principios de temporada que terminaría el año siendo el primer corredor en ganar ambas pruebas desde que en 1971 el francés Régis Ovion lo consiguiera. Lo hace dejando su sello, forjando su victoria en Francia con una fuga en la primera etapa, rematada con una incontestable victoria en la contrarreloj final e imponiéndose con un solo espectácular en Mendrisio, tras atacar en la penúltima vuelta y dejar al holandés Kreder en uno de los últimos repechos.

Llegan entonces las entrevistas y los reportajes, los medios franceses le descubren y le encumbran al mismo tiempo que se preguntan cómo es posible que semejante talento haya pasado desapercibido en el hexágono, floreciendo en el extranjero. Sicard, que está aprendiendo euskera y que declara sentirse tan vasco como francés, defiende su opción como “natural”, agradecido por la oportunidad que la Fundación le ofreció. También en su seno podría haber prisa, ya que el equipo no tiene garantizado el patrocinio para el próximo año, pero tanto Igor González de Galdeano, su director, como él mismo prefieren mantener los pies en el suelo. Su calendario para esta temporada no incluye ni el Tour ni la Vuelta, pero sí carreras tan importantes como Paris-Nice o Dauphiné además de una significativa incursión por territorio flandrien, con Gent-Wevelgem, De Panne, Flandes y Roubaix, pruebas que quizá no sean las que mejor se adapten a sus características físicas, pero que le apasionan por su “espectacularidad e imprevisibilidad”. Seguramente con parecidos calificativos se podría describir porqué nos apasiona Romain Sicard.