El corazón de Estados Unidos se encuentra ya vestido de gala para acoger en su seno la esperada llegada de los más grandes nombres de ciclocross internacional para poner en juego el maillot arcoiris de la especialidad por primera vez al otro lado del Atlántico. Esto incluye un circuito que se encuentra totalmente preparado para todas las citas del fin de semana y que, como suele ocurrir cada año, muy poco tendrá que ver con el que el pasado año coronó a Niels Albert como rey del barro mundial y sí más con los típicos circuitos llanos y de pradera que tanto se acostumbran a ver durante el amplísimo calendario norteamericano.

Circuito Mundial de Louisville

Situado a las orillas del río Ohio, el trazado es conocido por ser una de las paradas más típicas e importantes del calendario yankee de ciclocross y el favorito del gran aspirante a defender el honor nacional, Jeremy Powers. A grandes rasgos, recupera el mismo espíritu de aquel que en Sankt Wendel coronó a Zdeněk Štybar como bicampeón universal dejando atrás las peculiaridades del diseño de Koksijde. Haciendo una comparación con su homólogo en ruta, pasamos de lo que conoceríamos como un ‘Mendrisio‘ a un ‘Hamilton‘, es decir, regresamos a un escenario arquetípico de Mundial que se desarrollará fundamentalmente en zonas de pradera, y que en este caso se puede hablar de él como de un circuito bastante completo, con zonas llanas y rectas, otras más técnicas, pasos por arena y suelo de bosque, así como pequeñas subidas y bajadas al que, quizá le falte un pico de dureza para separar a los buenos de los grandes. Decimos quizá, porque como siempre será el crudo invierno de Kentucky el que termine de dictar sentencia.

El comienzo de los 2.700 metros de recorrido están caracterizados por su sencillez y la ausencia de zonas estrechas o técnicas que puedan provocar caídas o embotellamientos, dejando la asfaltada recta de meta atrás con un giro abierto de izquierdas que desemboca en un tramo de pradera ligeramente favorable que consta de dos largas rectas en las que para que los hombres más fuertes puedan sacar a la luz todos sus caballos, tras las que llega la primera zona técnica del recorrido: una zona de eses en la que se intercala un tramo de escaleras, seguido de un trecho de arena lo suficientemente largo y ondulado como para obligar a más de un crosser a poner pie a tierra. Ésta parte será sin duda una de las más determinantes del circuito, en la que un pequeño error puede generar unas diferencias importantes que lastren durante el resto de la carrera a quien lo cometa.

Una vez de vuelta a la seca hierba tan típica del Medio Oeste estadounidense, una vez pasados un giro de 180º, otro tramo de escaleras y una nueva combinación de curvas cerradas, se llega al primer paso por boxes. Entre éste y la segunda zona de cambio de bicicletas, se sitúa la primera internada en suelo boscoso del circuito que, a excepción de las asequibles y planas zonas de enlace que conectan con el materiaalpost, posee un terreno más húmedo y sensible a la formación de barro en el que además se encuentran los primeros cambios de desnivel apreciables del circuito. En primer lugar, con una serie de toboganes en curva que convergen en una loma que una vez ascendida conecta con un par de rectas; y a continuación con el doble descenso de la misma intercalado por una subida al altozano mediante una escalera de piedra que lleva de regreso a la zona de cambio de bicicleta.

Eva Bandman Park & Cyclocross Venue de Louisville, casa de los próximos mundiales

El último tercio del recorrido se trata del sector más rápido, en el que dos rectas larguísimas (una de ellas asfaltada) con solo un par de barreras, un ínfimo remonte y un minúsculo paso por arena como dificultades acercarán a los corredores prácticamente hasta la recta de llegada. Aunque inmediatamente antes de ésta se toparán con el último punto conflictivo con una sucesión de curvas estrechas y cerradas que se sitúan sobre desniveles tanto positivos como negativos. Es decir, una nueva zona de toboganes más difícil (aunque más corta) que la anterior que será la última bala de los corredores para intentar distanciar a sus rivales.

A primera vista se trata por lo tanto de un circuito muy rápido, el típico americano que se acerca a lo que conocemos como un critériumcross. Sin embargo, como hemos comentado arriba, la última palabra sobre el nivel del circuito la tendrá el clima. Un tiempo que hasta ahora, se muestra absolutamente enloquecido en la localidad insignia de Kentucky. Las predicciones sobre lo que deparará el cielo a lo largo del fin de semana no han hecho sino bailar cada día que pasaba, al igual que las temperaturas que asolan el Eva Bandman Park. Si durante estos días se ha podido disfrutar en Louisville de jornadas absolutamente primaverales, durante esta noche una dura tormenta ha sido el punto de inflexión que hará regresar el invierno sobre un trazado al que las lluvias de esta noche y la disputa de los campeonatos máster habrán endurecido el terreno, poniéndolo más pesado. No obstante, estas son las últimas precipitaciones que se esperan hasta la semana que viene, de modo que el circuito tiene tiempo suficiente para secarse y dejar trazadas sencillas sobre la hierba, a no ser que el hielo actúe con nocturnidad y alevosía durante las siguientes jornadas, en las que se esperan mínimas que alcanzarán los -10ºC y unas temperaturas que se mantendrán en negativo hasta la disputa de la carrera junior. En ese momento, el clima dará una tregua a los corredores y sobre todo a los corredores que se acerquen a ver las carreras, que en todos los casos se disputarán en un intervalo entre uno y cuatro grados centigrados.

Tendrán sobre sus cabezas, por lo tanto, un clima benevolente que presentará un circuito y unas condiciones para la práctica del ciclocross relativamente sencillas, dando lugar con casi todas seguridad a carreras tácticas y en grupo, en las que una buena salida y los pequeños detalles serán claves para otorgar los cuatro título universales.