Históricamente el comienzo la temporada ciclista estaba ligado, como la mayor parte del calendario, al continente europeo. Los países mediterráneos acaparaban prácticamente la totalidad de las pruebas que estrenaban la nueva campaña apoyados, principalmente, por el mejor clima que acompañaba las zonas costeras. La incesante globalización que está viviendo el ciclismo desde hace ya unos años ha provocado que el Viejo Continente pierda la hegemonía en los primeros meses de competición.

El nacimiento de una prueba fue el principal artífice del cambio. El Tour Down Under, creado en 1999, supuso la primera piedra del cambio. Su inclusión en el Pro Tour en la temporada 2008 certificó el cambio de tendencia. Una competición que fue considerada en un principio de carácter exótico se convertía en el verdadero comienzo de la temporada.

Australia fue el pionero, Oriente Medio su sucesor. Los petrodólares calaron profundamente en el ciclismo. El Tour de Qatar abrió el camino a la entrada de los jeques en el deporte de las dos ruedas. El dinero abrió paso a las estrellas y ellas al auge de la competición. Los grandes nombres del deporte cambian el debut en Europa por los escenarios emergentes. San Luis u Omán son los últimos ejemplos. La lista de participantes en la ronda argentina poco tiene que envidiar a cualquiera de las mejores pruebas del World Tour.

Los Alberto Contador, Joaquím Rodríguez, Peter Sagan, Mark Cavendish, Vincenzo Nibali, Jurgen Van den Broeck, Tejay Van Garderen o Thor Hushovd serán algunos de los grandes nombres que formen en San Luis. Como simple curiosidad, de los grandes nombres del ciclismo español tan sólo los integrantes del Euskaltel harán su debut en Europa. El resto, bien Argentina, Australia u Oriente Medio, lo harán lejos de la cuna del ciclismo.

Qatar, un símbolo del cambio / Foto (c) Sirotti

Qatar, un símbolo del cambio / Foto (c) Sirotti

Tres factores determinantes

Tres condicionantes son los valedores de este cambio en la fisonomía del comienzo de la temporada ciclista. Por un lado la mencionada globalización ha propiciado la apertura de nuevos mercados en clara situación de consolidación y un incesante auge; Oriente Medio es hoy por hoy junto al mercado americano el motor que empuja este factor, siendo además el más determinante en los dos primeros meses del año. El poderío económico, mayor que en cualquier otro espacio, es determinante. Pruebas como el Tour de Qatar, Tour de Omán o el futuro Tour de Dubai han puesto en manos de las mayores estructuras de organizaciones deportivas -ASO y RCS Sport en este caso- el control y planificación de la competición lo que hoy por hoy es significado de éxito.

El clima es otro aspecto fundamental. Mientras en Europa los coletazos del Invierno todavía sacuden la geografía, la temporada estival del hemisferio sur y el calor de la península Arabiga seducen a los corredores es aras de continuar con su preparación en unas condiciones más beneficiosas. Casos como los vividos la temporada pasada acentúan este proceso. El mal tiempo se cebó con el estreno de la temporada en Europea y la nieve fue testigo directo del transcurso de la caravana en citas como Mallorca, Tour del Mediterráneo o Etoile de Besseges llegando a modificar y cancelar alguna de las etapas con los perjuicios que tanto para organizador como corredor conlleva.

La crisis económica es el último factor, quizás el menos influyente. Los problemas en Europa han llevado a una importante supresión de pruebas en los primeros meses de competición. Las que han podido esquivar dicho final han tenido que reducir su número de etapas y con ello, parte del atractivo que podían tener. Los casos se suceden año tras año. Ejemplos como Valencia, Giro di Sardegna, GP Costa Azul, Clásica Haribo o más recientemente los casos del GP Costa degli Etruschi o el Giro della Provincia di Reggio Calabria han mermado sustancialmente el calendario europeo en el mes de Febrero. Así, en la presente temporada, tan sólo habrá treinta y un días de competición en un mes donde las pruebas doblaban ampliamente los días del mes más corto de Europa.

El cambio es evidente. En vez de permanecer en Europa, los grandes nombres emprenden viaje a los nuevos destinos donde, además de sumar los días de competición, suman entrenamientos de calidad con un tiempo muy favorable para ello. Una situación claramente en auge que con el paso de los año que acrecentará aún más. La situación de deslocalización que sufre la competición europea no encuentra un remedio contra el “mal” que la acecha.