Los mandatos nacionales se pusieron en juego durante el fin de semana pasado en muchos de los países más fuertes, en los que tras una hora de tensión, nervios, incertidumbre y emoción se conocían finalmente los resultados que otorgarían el honor de portar durante el siguiente año la bandera como símbolo de poder. No, afortunadamente no estamos hablando de política y sí de ciclocross, del mucho ciclocross que en toda Europa y Estados Unidos se ha disputado durante este fin de semana de campeonatos estatales, en los que muchos aspirantes han derrocado de sus consistorios a sus antiguos residentes, mientras que un puñado de déspotas (en el mejor sentido, si acaso lo tiene, de la palabra) han legitimado su caudillaje durante una campaña más.
Los dos “comicios” más importantes del fin de semana, al menos desde nuestro enfoque, tuvieron sus vistas en las localidades de Navia y Mol, en donde dos veteranos luchadores alcanzaron por primera vez su particular cartera ministerial: Aitor Hernández y Klaas Vantornout. El primero de ellos confirmó todos los pronósticos y se alzó con el maillot rojigualda poniendo el broche de oro a una temporada de ensueño. Poco importó el tremendo inicio de Egoitz Murgoitio, la remontada que hubo de efectuar, los kilos de barro sobre las pistas de Vega de Arenas o sus problemas en la zona más técnica del trazado; como viene haciendo desde el pasado mes de diciembre, se llevó un mano a mano épico contra su paisano Murgo en el que ninguno de los dos cejó en su empeño de intentar distanciar al otro mientras hubo piernas para ello. Pero las fuerzas, y más en un recorrido tan pesado como el asturiano, gobiernan con mano de hierro y acabaron sometiendo al de Abadiño a dos vueltas para el final, con tal castigo que cerca estuvo de apearle de la segunda plaza del podio en favor de Javier Ruiz de Larrinaga.
Otro gallo cantó en Bélgica, en donde se desmontaron todas las previsiones con el alzamiento al trikleur por parte del ciclista de Torhout, quien recibió un premio a su valentía que bien vale una vida dedicada al ciclocross. La del domingo fue el paradigma de sus escasas victorias; atacando de salida, efectuando la selección un par de giros más tarde y demarrando cada vez que había un parón que no era aprovechado por Niels Albert, a quien se encargaba de neutralizar en primera persona. Ni a pie fue capaz de arrugar el campeón del mundo a Vantornout, a quien le comió la moral y la resistencia a cada minuto para acabar dándole la puntilla en el último instante, en el que alejado del campeón se vio rebasado por Sven Nys y Kevin Pauwels.
Cabe destacar que algunos viejos gobernantes volvieron al poder tras alguna legislatura contemplada desde el lado opositor. Ese fue el caso por ejemplo en Francia, donde Francis Mourey anuló en Nommay el pasado golpe de estado de Aurélien Duval y recuperó un cetro que ya había pasado anteriormente por sus manos siete veces, doblegando a sus contrincantes con total y absoluta mano de hierro a pesar de un comienzo discreto que no tardó en rectificar. Repleto de rabia, el doubien una vez tomó el mando no hizo otra cosa sino incrementar la renta hasta lo sonrojante incluso respecto a su compañero Arnold Jeannesson, quien desde su subcomandancia también fue alejando metro a metro a los rivales, dejando la emoción en la lucha por el bronce, de la que salió victorioso otro routier como John Gadret. Un resultado muy similar fue el que se dio en tierras germanas, donde Phillip Walsleben consiguió recuperar su asiento en el Reichstag del barro tras distanciar junto con Marcel Meisen hasta lo absolutamente incontable a quien partía como principal candidato a desbancar el dominio de BKCP-Powerplus, Christophe Pfingsten, y dando la puntilla a vuelta y media de meta para asegurarse su primera plaza en las listas una vez el triunfo estaba asegurado en casa Roodhooft. Cuarto mandato para Walsleben… y también para Jonathan Page, que se hacía con el star-and-stripes jersey por primera vez desde que se exiliara voluntariamente de su Norteamérica natal para hacer carrera en el viejo continente, haciendo valer su experiencia, resistencia y calidad técnica en una prueba muy dura sobre el trazado helado de Madison, en el que una pequeña aceleración en la segunda vuelta le dio el margen suficiente para no ser alcanzado en el resto de la carrera pese a los esfuerzos para evitarlo de un joven Zach McDonald, cuya deblacle final casi le cuesta la segunda posición en el gabinete a manos de Jamie Driscoll.

De esta guisa entró Fontana en la meta del nacional. ¿Un pista sobre su presencia en Louisville? / Foto: www.mtbonline.it
Otros, sin embargo, se aferraron a su posición de privilegio y reeditaron las victorias logradas en los pasados “plebiscitos”. Ese fue el incontestable caso de Zdeněk Štybar frente a su casa de Stříbro, a quien no le pesó en absoluto encontrarse en pretemporada para corroborar la fuerza de su dictadura en el ciclocross checo. El antiguo arcoiris se fue de inicio si que nadie fuese capaz de dar respuesta alguna a su dominio, ni siquiera un Radomír Šimůnek que a consecuencia de una caída dejó vacante el puesto de segundo de a bordo, tomado (como podía ser de otro modo), por Martín Bina. Uno de los que también sometió por aplastamiento a sus compatriotas fue Julien Taramarcaz, quien en el barro de Steinmaur se impuso con sorprendente facilidad a la tremenda nómina de ciclistas inscritos, encabezados por Simon Zahner, para asegurarse otro año en la cancillería del radquer helvético. La misma estrategia fue la que siguió Marco Aurelio Fontana en la pugna por el tricolore transalpino, imprimiendo desde los primeros momentos un fuerte ritmo que no tardó en dejar levemente retrasado al que fue su único adversario en una cita absolutamente bipartidista en la previa y en su desarrollo: Enrico Franzoi, que aunque se dejó el alma para dejar la modalidad en lo más alto tuvo que conformarse la plata. Más suerte tuvo otro de los que sabe lo que es dejar la casa atrás para buscar triunfar en los calendarios invernales flamencos en Bradford, donde Ian Field no encontró resistencia alguna a la descubierta declaración por la corona del barro británico que el de Ashford hizo desde la primera vuelta, en la que se fue en solitario sin que ninguno de los outsiders al campeonato pudiera seguir su estela aún tras intentarlo desesperadamente sus a la postre compañeros en el cajón, Ian Bibby y David Fletcher.
No obstante, por otro lado destacan un par de jóvenes y ambiciosos mandatarios tomaron por primera vez posesión del cargo desbancando al fin a dos cargos que parecían perennes. En los Paises Bajos los días de Lars Boom parecen haber llegado a su fin con la irrupción de Lars van der Haar, quien impuso su gran momento de forma en el ámbito que mejor se maneja sobre el propio hexacampeón nacional y Thijs van Amerongen. Los tres fueron los únicos que mostraron desde un comienzo capacidad suficiente para luchar por su lugar por inscribir su nombre en el asiento presidencial del veldrijden oranje, pero en pocas vueltas el hombre de RaboGiant OffRoad Team tomó la tutela en solitario para dejar a sus rivales como meros escoltas de su autoridad. Más sorprendente resuenan los vientos de cambio si cabe en Polonia, donde Marek Konwa también se estrenó en la élite con la consecución del maillot rojiblanco por delante de un Mariusz Gil que se quedaba sin una prenda a la que parecía abonado. En este caso la nieve se alió con el biker de Zielona Góra, más acostumbrado a rodar sobre ella que su exiliado compatriota para remontar la travesía de Gil y encaramarse por primera vez a la cima de los dominios polacos.
No podíamos finalizar este repaso sin al menos nombrar a los campeones que han conseguido durante el pasado fin de semana un año de gobierno en aquellos lugares donde el ciclocross no goza de la misma salud que en los arriba mencionados. El austriaco Daniel Gesmayr y el danés Kenneth Hansen lograron imponerse de nuevo en sus respectivas carreras, pero esto no fue la tónica general seguida en el resto de países, ya que en Luxemburgo, Irlanda, Portugal y Croacia los nombres de Christian Helmig, Roger Aiken,Vítor Santos y Filip Turk suenan por primera vez en el podio mientras son vestidos con su casaca de ganador patrio.