Los hay altos y bajos, los que suben mejor que otros, y lo mismo ocurre cuando tienes que ir hacia abajo. Hay ciclistas que tienen en el fondo su virtud, y otros que son más explosivos y asimilan mejor esfuerzos cortos pero intensos. Algunos saben mantener el ritmo y otros se pierden irremisiblemente cuando se trata de luchar contra un reloj. El reloj. En muchas ocasiones también se diferencia al listo… del -ojo, eufemismo- menos capaz en la táctica y movimientos de carrera. Los hay también rápidos y gente con una velocidad normal que no se mete en las volatas. Euskatel – Euskadi los ha tenido de todos los ‘colores’. Sobre todo bajos, buenos escaladores, fondistas, muchas veces inteligentes, y casi siempre menos capaces contra el reloj.
Si por algo se ha caracterizado Euskaltel – Euskadi, y la Fundación, es que, salvo con Koldo Fernández de Larrea, no ha tenido nunca un tipo rápido. La historia de Koldo, de victorias contadas, le deja como velocista de segunda o tercera fila, pero al fin y al cabo es un corredor rápido con una velocidad punta muy interesante. El único que ha tenido el equipo vasco (contando con que Pablo Urtasun se ha dedicado a completar su definición como ciclista profesional), y que le dejara marchar hace un año porque ‘ese negocio’, el de la velocidad y las victorias más efímeras, no era el suyo. El de Euskaltel, se entiende.
La insuficiencia de resultados, se tradujo en puntos, y esta escasez de puntos que se han convertido en fichajes. Pero no de Vitoria, como Koldo, sino de Trebujena, Jesenice o Görlitz -no confundir con Gorliz-. Con la nueva idea de lo que debe ser el equipo vasco por antonomasia, han llegado velocistas puros como André Schulze, Juanjo Lobato -que debería evolucionar a algo más que un velocista ‘del montón’-, Jon Aberasturi o Alexander Serebryakov, y un tipo también rápido, más para clásicas, como Jure Kocjan. De la escasez a la abundancia en solo unas semanas. ¿Cómo se van a repartir las carreras las eusko-balas?
El más talentoso de los cuatro es Lobato. No quizás el más rápido, pero sí el que puede encontrar en un futuro victorias de más calidad que el resto. En él seguramente recaiga la responsabilidad de rendir en el calendario nacional (¿Vuelta a España mediante?) y en probar si está al nivel suficiente para empezar a hacer puestos en carreras World Tour (de hecho, irá al Tour Down Under junto con Aberasturi, el único tipo rápido ‘de la casa’). En la misma línea, pero en una Gran Vuelta diferente (¿llevará Igor González de Galdeano a un velocista al Tour?) estaría el ruso Serebryakov. El neo (sin contar con su breve etapa profesional en el Premier ruso en 2007) con más victorias en 2012, no competirá ni podrá conservar su estatus en Asia y América, por lo que tendrá que empezar a batirse el cobre en Europa y medir si puede ganar también aquí. Ese será su objetivo; nos lo contó hace unas semanas.
El papel de Schulze (que llega con Steffen Radochla como lanzador) y Kocjan será distinto, y centrarán sus expectativas en Francia o el BENELUX, buscando etapas llanas o semi-clásicas de un perfil no muy exigente (sobre todo en el caso del alemán, que con 37 años ganó tres carreras esta temporada). También hay que pensar en el joven Aberasturi, ‘subido’ desde el Orbea, que seguramente tenga una temporada de adaptación y exenta de exigencias y resultados. Muchas carreras y cinco tíos rápidos para un Euskaltel que se ha asegurado licencia hasta 2016, pero que no debe descuidarse en mantener el nivel de puntos conseguidos con los fichajes… y aumentar el número de victorias. Para eso están éstos; para ganar.