El pasado fin de semana vivimos en tierras vascas en fin de semana más importante (obviando la fiesta del barro que vivirá la asturiana Navia el segundo domingo de enero con la llegada de los campeonatos de España) de la campaña nacional de ciclocross, con la disputa de la quinta manga del Superprestigio en Itsasondo y, sobre todo, de dos carreras internacionales en los sagrados trazados de Asteasu e Igorre. En esas praderas no pudimos disfrutar de las estrellas de talla mundial con las que estábamos acostumbrados a contar, pero sí del nacimiento de un duelo por el trono nacional entre el que hasta ahora era rey no coronado y la nueva figura de la nobleza ciclocrosística: Egoitz Murgoitio y Aitor Hernández.

Ni la presencia de algunos extranjeros como el eslovaco como Martin Haring evitó que abadiñarra y ermuarra dominaran con mano de hierro las tres pruebas, demostrando estar a un mes vista del día N varios peldaños por encima de sus rivales de cara al maillot rojigualda. En el precioso circuito de Asteasu, engalanado con la habitual dosis de lodo que acostumbra a presentar, Murgoitio revalidó el triunfo de la campaña anterior, de la misma manera que un par de días más tarde haría en el no menos pesado y durísimo trazado del Goierri: atacando de salida, con un inicio fulgurante con el que abre una renta primigenia que resguarda hasta la línea de meta casi siempre. Y decimos casi siempre ya que el ciclista de Grupo Hirumet no pudo cumplir su sueño de vencer en la carrera de las carreras dentro de nuestras fronteras como consecuencia de un Aitor Hernández que volvía a remontar como hiciera en Elorrio para dejar con un palmo de narices a su paisano.

La imagen del fin de semana. Aitor y Murgoitio, Murgoitio y Aitor. Foto: Peio Romera

La imagen del fin de semana. Aitor y Murgoitio, Murgoitio y Aitor. Foto: Peio Romera

En definitiva, tres jornadas de lucha entre estos dos vizcaínos, quienes confirmaron los signos claramente patentes que habían dejado las últimas semanas de competición: ahora mismo, nadie les hace sombra, pese a los diferentes estilos que tienen ambos de enfrentarse a los circuitos. Mientras Murgo tiene en la explosividad y en una técnica depurada desde aquellos tiempos como cadete en los que iba de prueba en prueba con su cuadrilla los puntos fuertes en los que cimentar sus triunfos; Aitor rememora en el barro las largas kilometradas en cabeza del pelotón durante sus siete años de profesional en la carretera, imponiendo un ritmo machacón al más puro estilo de un passista que termina por fulminar a sus rivales a base de fuerza y constancia.

Dos formas de correr para unos mismo objetivos, el Superprestigio y el campeonato de España, para los que aparecen prácticamente (matemáticamente, en el caso del torneo de la regularidad) como únicos favoritos. Entre los dos han obtenido todas las grandes victorias de lo que va de temporada, mientras sus dos grandes rivales en el mes de octubre ven cada vez más lejos sus ruedas. La caída sufrida en Muskiz por Javier Ruiz de Larrinaga ha lastrado su preparación, enterrando el gran rendimiento que mostró durante las primeras semanas de competición; mientras que Isaac Suárez solo ha conseguido en contadas ocasiones plantar cara a sus vecinos del este. Un circunstancia que, a tenor de lo vivido, no tiene visos de cambiar en relación a la cita que tienen todos en Navia el 13 de enero.

Aunque la experiencia de corraliego y alavés es un grado a tener muy en cuenta, la probabilidad de que se repita una sorpresa como la del pasado año en Gandía es escasa, al tratarse de un circuito típico de pradera en el que barro suele hacer acto de aparición, una coyuntura en la que Murgoitio y Hernández no pueden dejar pasar la oportunidad para devolver a Vizcaya la corona más preciada del cross nacional siete años después. El duelo está servido.