En los equipos hay jerarquías. Sponsors que aprietan a managers por resultados, por conseguir que su marca se vea y tenga retorno. Managers que aprietan a sus directores deportivos para hacer que los deseos del patrocinador se cumplan, que los corredores den en la carretera lo que paga el dinero; triunfos y visibilidad. Y entre los mismos corredores también. Capitanes y marineros. Jefes y subordinados. Líderes y gregarios.

Los equipos quieren ganar. Por lo general, todos corren para ganar y preparan las carreras para ello. Siendo un deporte de equipo en el que solo gana una persona, en el que, además, el que gana tiene mucho más rédito aun repartiendo los premios de cada carrera entre el equipo, ser líder o gregario, ganar o ayudar a ganar, te diferencia en todos los campos del ciclismo; nómina, acuerdos publicitarios, reconocimiento y prestigio. Con el actual sistema de la UCI, el tan manido, hasta cierto punto desconocido y vilipendiado por los propios protagonistas, Ranking de Mérito apoya la diferencia de clases. El ranking es penitencia de los abnegados. Saben que ayudan a que otros triunfen, llevándose a cambio poco en comparación a lo que hacen. Ya nos los dijo Reynès. Así es el ciclismo en 2012.

Pero, como cada año, hay momentos en los que un líder deja de ser tal y se convierte en gregario. Esto, raro en el ciclismo, deporte de egos e intenciones a veces desmedidas, es noticiable en tanto en cuanto los líderes que se convierten en gregarios merecen aun más reconocimiento que, apostemos, por las victorias que consiguen. Así debería ser.

El equipo que más ha mostrado este espíritu durante esta temporada ha sido Sky. Bien es cierto que un contrato, bueno o muy bueno, a veces lleva implícitas algunas condiciones. Chris Froome, de aquella manera, sabía que tendría que ayudar a Bradley Wiggins para conseguir el Tour de Francia… y lo hizo. Edvald Boasson Hagen también hizo de todo para Sky durante la ronda gala; ayudó a Mark Cavendish en las volatas y comió kilómetros persiguiendo y poniendo ritmo al grupo en todas las etapas de montaña. Pero si por algo destaca aquí el conjunto de Dave Brailsford es por dos detalles: Wiggins lanzando a Boasson Hagen en Cap d’Agde y unos días después a Cavendish en París. Fuera complejos. El maillot amarillo lanzando a dos compañeros para que éstos ganaran etapa y vieran esfuerzos recompensados. Porque también el mejor velocista de la actualidad sirvió sin discusión a su líder. Nunca se había visto en una de esas. O muy pocas veces. Porque pocos lo hacen.

Mark Cavendish Tour bidones

En la Vuelta a Suiza también hubo dos casos muy claros. Moreno Moser ha sido el neo del año. Pero no por ello, por ser joven, deja de ser líder. Es uno muy claro en el ahora Cannondale. En Suiza pudo luchar por algún triunfo de etapa, pero se empachó a perseguir en algunos finales de etapa para que Peter Sagan consiguieran varios triunfos durante aquel mes de junio. Si lo de Moser fue un detalle, lo de Valverde con Rui Costa fue un regalo.

El murciano asumió el rol de ‘currela’ en Suiza para que su compañero, ya uno más entre la élite del ciclismo, consiguiera la que es, hasta ahora, su mejor victoria como profesional. El portugués, semanas después y durante un Tour cruzado para Movistar Team, hizo un muy buen trabajo para Valverde camino de Peyragudes. Rui Costa ganó primero, Valverde ganó después. Si uno no hubiera trabajado para el otro en sendas ocasiones, ninguno podría haberlo hecho. No nos quedamos solo ahí; Joaquín Rodríguez durante la Vuelta a Burgos ayudando a Dani Moreno, ha sido otro caso de líder que pasa a ser gregario para que su gregario se sintiera líder. Al menos por unos días.