Iba camino de ser BMC el gran fiasco del año. Iba camino de ‘hacerse un Radioshack’ y luchar con el ex equipo de Johan Bruyneel por el dudoso honor de ser la inversión más deficiente en cuanto a rendimiento en el ciclismo moderno. Sí, fueron salvando 2010 y 2011 con triunfos de mucha categoría, pero puntuales. Este año decidieron sacar la billetera, la de Andy Rhis, a pasear y ficharon a Philippe Gilbert y Thor Hushovd. El mejor corredor del momento y a todo un ex Campeón del Mundo. También llegó Tejay Van Garderen.

Que va. Que no va. Que ya irá. Paciencia. Es el mejor ciclista del Mundo. Andará. Esperad, que llegarán las clásicas y todo lo que ha penado tendrá su recompensa. Milano – Sanremo, De Ronde van Vlaanderen. Agua. Amstel Gold Race, Flecha Valona, Lieja – Bastoña – Lieja. Más agua. Gilbert no era el de 2011. Confirmado. Y no solo eso; Evans se lo estaba tomando con tranquilidad (aunque ganó el Critérium International), Van Garderen no carburaba y Hushovd no era ni la sombra de lo que fue. Solo Ballan, con buenos resultados en las piedras y una victoria en el Giro della Toscana, había dado algo de peso al conjunto dirigido por James Ochowicz.

En el Giro empezaron a carburar, con Taylor Phinney y Marco Pinotti llevándose las dos cronos individuales de la Corsa Rosa. La buena victoria de Evans en el Dauphiné y la irrupción de Tejay Van Garderen en el Tour, sin victorias pero con bastante presencia y un quinto puesto final -y el maillot blanco-, además del séptimo de Evans, hicieron de puente hasta que llegó agosto. Entonces Adam Blythe, Johan Tschopp y los mismos Van Garderen, Phinney y Ballan fueron dando victorias al equipo hasta que el 26 de agosto, por fin, apareciera Philippe Gilbert en escena. Fue en Barcelona, a un mes escaso del Mundial de Limburgo. Si allí apareció, unos días más tarde, en La Lastrilla, se auto confirmaría como candidato al arcobaleno.

Gilbert y sus avisos mundialistas / Foto (c) Sirotti

Y entonces, el 23 de septiembre, vistiendo con los colores de la selección belga, Gilbert terminó de arreglar su hasta agosto desastroso año y regaló a BMC su segundo maillot de Campeón del Mundo tras disfrutar del dignísimo 2010 de Cadel Evans. La segunda posición en el Mundial de crono por equipos de la UCI, y las victorias posteriores de Blythe en el Mémorial Frank Vandenbroucke y la de Steven Cummings en Beijing (había ganado etapa en la Vuelta también), apuntalaron un año que estuvo cerca de ser horrible pero que terminó siendo, al menos, bueno para BMC.

El mejor del año: Tejay Van Garderen

A pesar de haber puesto a Gilbert en un lugar entre los 10 mejores del año, era justo destacar el papel de Van Garderen durante la presente temporada. Regular, constante y mejor. Una promesa que se confirma avisando, finalizando 5 en la París – Niza, 4º el Tour de California, 5º en el Tour de Francia -y el maillot blanco-, 2º en Tour of Colorado y 4º en Mundial individual contra el crono. Solo una victoria, pero unas sensaciones muy positivas durante su momento del año; las montañas y las cronos de la Grande Boucle.

La decepción del año: Greg van Avermaet

Del mismo modo que no destacamos antes a Gilbert, no haremos lo mismo con Thor Hushovd aquí. Ya apareció como la segunda mayor decepción del año para Cobbles & Hills. Aprovechando este momento destacamos lo mucho que ha desaprovechado Greg Van Avermaet la gran oportunidad de su vida; demostrar que en un equipo con Ballan, Gilbert o Hushovd, él también se merecía ser un líder entre tantos. Nada más lejos de la realidad.

La nota de C&H a BMC: 6

Cinco victorias parciales en Grandes Vueltas, el maillot al mejor joven del Tour, además del 5º y el 7º puesto en la general final de éste, bien merecen un notable para cualquier equipo. Quizás no para BMC, que maquilla de todas formas este 2012 con un destacadísimo Alessandro Ballan en las clásicas del norte, y otras tantas apariciones considerables como el nacional suizo de Martin Kohler, el segundo puesto en la TTT de Limburgo o las victorias ‘americanas’ de Tschopp, Phinney o el mismo Van Garderen.