Después de su enorme 2011 con sólo 21 años, la única pregunta abierta con Sagan era cuanto podía crecer como ciclista en esta nueva temporada. Y el resultado final no ha dejado insatisfecho a nadie, sumando a su ya extenso palmarés 16 nuevas victorias y su primer maillot verde en el Tour. El Bicho se ha mostrado en ciertas fases del calendario como un hombre cuasi imbatible, además de mostrar un gran desarrollo en las grandes clásicas del calendario.
No empezó el año arrasando como hizo en Cerdeña la pasada temporada, pero ya en Omán sumó su primera victoria en uno de esos sprints en subida que tanto le gustan. Tirreno fue otra historia; se llevó la victoria en Chieti en un final durísimo peleándose con escaladores de primer nivel, además de demostrar unas piernas a lo largo de esa semana que probablemente le hubiesen dado para ganar la general de haber estado ante una edición más clásica de la carrera entre dos mares. Con esas credenciales se presentó en San Remo como uno de los grandes favoritos a la victoria en el primer monumento de la temporada, y a pesar de imponerse con facilidad en el sprint del grupo tuvo que ver como por delante Cancellara impulsaba a un terceto que se repartía el podio en meta. Esa lección se le grabó a fuego, y en el Tour no volvería a cometer el error de dejar desatendidad la rueda del suizo.
Cerrada esta primera parte del calendario centrada en Italia y en la que tuvo algunos roces por el liderazgo con Nibali, era hora de hacer las maletas y marcharse al norte para disputar las grandes clásicas belgas. Allí demostró su madurez, estando con los grandes favoritos luchando por la victoria hasta el último momento aunque sin lograr alzar los brazos ni en Gante, De Ronde o Amstel. Un descanso y ya tocaba preparar el Tour, cosa que hizo primero en California y después en Suiza, tiranizando estas carreras de una manera sonrojante para el resto de la concurrencia. Nueve victorias de etapa de diecisiete posibles además de los respectivos maillots de la regularidad asombraban al mundo, que no veía dominaciones de este tipo desde los tiempos de Freddy Maertens.
Después del trámite del nacional eslovaco Sagan puso rumbo al gran escaparate del ciclismo mundial, el Tour. Y allí se dió a conocer definitivamente a todo el mundo, con tres victoria y la regularidad además de exhibiciones epatantes para su edad, como la que dió camino de Foix sin el premio de la victoria. Definitivamente ya era una superestrella del ciclismo mundial, y es que algunas de sus originales celebraciones al ganar dieron la vuelta al mundo. Después del Tour tocaron los JJOO, pero allí no pudo dejarse ver acabando en una decepcionante 34ª posición. El resto del año ya fuese por cansancio o por un comprensible relajamiento después de sus éxitos no hubo grandes triunfos que celebrar, cerrando su temporada después de un Mundial de Limburgo terminado en la 14ª plaza.
En fin, su crecimiento como corredor ha sido innegable en su tercera temporada en profesionales, y mirando al futuro no queda sino preguntarse si este chico tiene algún tope.