Con la retirada de Andy en el Tour de Beijing, cuando era farolillo rojo, se cerraba un annus horribilis para los hermanos luxemburgueses. La temporada comenzó floja para ellos. Apenas sí compitieron en invierno, y en primavera cuando lo hacían no se veían con opciones de nada, ni siquiera en las clásicas de las Ardenas, donde ya habían brillado ambos en temporadas anteriores. El golpe de pedal ganador no aparecía. De hecho ni siquiera se mostraron realmente competitivos.
Andy pasaba desapercibido allá donde se presentaba. París – Niza, Volta, el tríptico de las Ardenas y el Dauphiné. Fränk, poco más o menos en Niza, Criterium Internacional, País Vasco, las Ardenas y el Giro. Si acaso, salvó su imagen con un segundo puesto en Suiza tras la gran actuación de Rui Costa.
La esperanza era el Tour. Aunque el recorrido no era el más adecuado para sus características, la ausencia de Alberto Contador hacía prever una interesante lucha con Wiggins y Evans. Además había que reivindicar en la carretera la victoria de Andy de 2010 conseguida por la descalificación de Alberto Contador.
Es en este momento cuando se hace público un secreto a voces, la mala relación existente entre los hermanos y Johan Bruyneel. Con la llegada de Bruyneel a la dirección del equipo por la fusión de Leopard – Trek con Radioshack, se intuía que iban a saltar chispas. Desde el primer momento se veía que no había feeling entre los hermanos y Johan. El belga enviaba varios ‘recaditos’ a ambos a través de comunicados de prensa, donde pretendía dejar patente que él es quien manda, quien decide el calendario de competición y quien, en consecuencia, no tenía reparos en separarlos incluso.
Fränk es obligado a correr el Giro en contra de su voluntad y sustituyendo a Jakob Fuglsang como líder del equipo. Tras un rendimiento muy bajo y una implicación un tanto escasa, se retira por los efectos de una caída antes de la llegada de la montaña.
Poco antes del Tour se sabe que Andy no lo correrá. Arrastra una lesión de rodilla y una en el hueso sacro, de la que se resentirá el resto de la temporada. Cancellara gana el prólogo y aguanta el maillot amarillo una semana. A partir de ahí el equipo hace aguas, consiguiendo finalmente un sexto puesto con Zubeldia. Pero el hecho más significativo se produce el segundo día de descanso. Fränk Schleck ofrece un resultado anómalo por el diurético Xipamide.
El equipo dice que no sabe nada y retira al mayor de los hermanos del Tour, y le deja a su suerte para que se prepare la defensa lo mejor que pueda por su cuenta. Aquí se podría hablar y debatir ampliamente sobre el matrimonio roto entre el director y los Schleck, las teorías conspirativas acerca del dopaje y el lado oscuro de Bruyneel o supuestas venganzas por supuestas denuncias por impagos. El caso es que a Fränk se le acaba la temporada en ese momento y Andy seguía intentando recuperarse. Hasta Beijing no reaparece y casi pudo haberse ahorrado el viaje hasta China.
Ahora toca pasar página y comenzar a preparar ya la temporada 2013. Aunque a priori en lo deportivo no puede ser peor que el 2012, Fränk lo tiene bastante crudo, ya que entrará en el círculo de abogados, juicios e intentos de demostración de supuesta inocencia, y aún no se sabe ni siquiera si podrá correr. En el caso del pequeño, Andy deberá cuidarse mucho y no estaría mal que planificara su temporada ampliando sus miras más allá del Tour, ya que calidad le sobra para competir y ganar en otras pruebas el resto del año. Y si no que se lo pregunte a Cadel Evans y cómo ganó a todos los niveles con su cambio de actitud y manera de afrontar la temporada sin centrarse únicamente en el Tour de Francia.