Si fuera un Tour de los 90 sería “anti-Indurain”. Si fuera una Vuelta, sería la más dura de la historia con diferencia. Sin embargo ayer lo que se presentó fue el recorrido del Giro de Italia 2013, y a mí me ha dejado muy frío. La carrera italiana siempre ha vivido de sus colosales montañas, gracias a Angelo Zomegnan se convirtió en casi el último reducto donde se daban cita siempre el ciclismo épico y agónico que nos retrotaía al ciclismo de antaño. Y la edición 2013, pese a tener dureza y subidas a raudales, no parece haber capturado el imaginario colectivo con sus perfiles.
Lo cierto es que ese es su único lunar, la alta montaña. En todos los demás aspectos ha mejorado a la pasada edición. El mayor avance se ha producido en la contrarreloj individual, el gran talón de Aquiles del Giro en los últimos años. Los 55,5 km cronometrados entre Gabicce Mare y Saltara supondrán más de una hora de esfuerzo individual que clarificarán mucho las cosas de cara a la montaña, además con un recorrido atractivo. Primero, con los repechos por el P. N. Monte San Bartolo que se vieron el pasado año camino de Fano, para afrontar luego largas rectas llanas y terminar con la ascensión a Saltara al límite de las fuerzas. Las cronos individuales se completan con la cronoescalada de Polsa, 19,5 km de pendientes sostenidas, como debe de ser en una prueba de este tipo. El pero, la ridícula distancia de la CRE de Forio, solo 17,5 km que reducen esta especialidad a poco más que un trámite.
También vuelve y con fuerza la media montaña que tanto se echó en falta el pasado año. La principal misión que RCS ha asignado a este terreno es dar aliciente a la primera mitad de carrera, poniendo varios puertos cerca de meta en la 3ª, 4ª y 5ª etapa. Hay etapas para todos los gustos, largas, cortas, con puertos al final o etapas serrucho imposibles de controlar. Por encima de todas destacan la etapas de Pescara (un verdadero rompepiernas, que esperemos no se tome a modo de transición para la crono del día siguiente) y Florencia (con puerto ya más largos y el circuito del próximo mundial para rematar). Queda por comentar la etapa de Ivrea, lo más parecido a tener un buen puerto de paso con la meta en descenso. A falta de perfil oficial, los números de Andrate prometen dureza: 5,7 km al 9% y en una jornada de 237 km.
Con todo lo anterior, es aun más triste que la gran montaña no se presente más atractiva, porque si no abusara tanto del final en alto, y no llegaran casi todos tras largos tramos llanos, el Giro de Italia 2013 podría haber tenido uno de los mejores recorridos jamás. El primer gran escollo en el camino llega en la etapa 10, con las brutales paredes de Cason di Lanza y final en Montasio. Este presenta 2 km. terribles al 13% y máximas del 20% que terminan a unos 3 de meta, por lo que todos seguramente se esperen a ese muro. La siguiente etapa acaba de nuevo en alto, en Vajont (a la altura de Erto subiendo el Passo di Sant’Osvaldo W) tras 6 km al 5,6% y 2 km de llano hasta la meta, subiendo antes, lejos de meta, el largo Sella Ciampigotto (29,4 km al 4,3%).
La etapa 14 acaba en el empinado Jafferau, 7,3 km al 9% muy regulares. De nuevo el final llega tras un puerto largo y tendido de desgaste lejos de meta, en este caso el conocidísimo Sestriere. Le sigue la etapa ¿homenaje a Pantani? pasando el terrible Mont Cenis y terminando en el también terrible Col du Galibier por el Col du Telegraphe. Eso sí, ambos colosos separados por otro tramo largo de falsos llanos. Un final tan duro y a tanta altitud puede deparar diferencias muy grandes, pero no está de más recordar que si el Tour ’98 hubiera acabado en su cima Pantani jamás hubiera ganado el Tour… en definitiva, una etapa difícilmente comprensible con ese final.
El guión que el organizador quiere para este Giro es claro, ir aumentando poco a poco la exigencia de las etapas con lo más duro al final, pretendiendo que la carrera vaya “in-crescendo” y que todo se decida al final siguiendo la tan extendida premisa de que la igualdad y la emoción son equivalentes de espectáculo (algo que por desgracia casi nunca se cumple). Por ello las dos etapas más duras son las dos últimas de montaña. La primera de ellas se inicia en Ponte di Legno para encadenar de salida dos mitos como el Gavia (por su cara más dura) y el Stelvio (por Bormio, la vertiente del pasado año). La espectacular bajada hacia Prato allo Stelvio nos deja justo al inicio de… un largo llano que separa los puertos de paso del duro final en alto, cómo no. Val Martello es un coloso por derecho propio debido a sus 22,3 km al 6,4%. Lo más duro llega al final, unos 2 km a más del 10% que vienen precedidos de 3 km casi llanos. Una “golosina” para que todos se esperen al final, y sería muy triste ver a dos puertos emblema del Giro, subidos por primera vez en la misma edición, ser reducidos a meros puertos de desgaste.
La última oportunidad antes del paseo final en Brescia llega con la etapa dolomítica, terminando en las Tres Cimas de Lavaredo. Es además la única que ofrece algo diferente y nos recuerda a los grandes etapones del Giro: es cierto que sigue teniendo final en alto, en un tremendo muro además, pero al menos se encadenan 5 grandes puertos seguidos y no hay falsos llanos que favorezcan reagrupamientos. El Passo Giau vuelve a ser un punto clave en el Giro, convirtiéndose en el puerto fetiche de los últimos años: habiéndose ascendido solo 3 veces hasta 1992, desde 2007 a 2013 aparece en 5 ediciones. Precisamente en 2007 se llegaba también a las Tres Cimas pasando por Giau, y resultó ser una gran etapa con Di Luca defendiéndose de muchos ataques e imponiendo su poderío en las rampas finales.
El Giro 2013 coronará a su vencedor en las calles de Brescia tras el más que presumible sprint, lo que nos da pie a hablar de posibles volattas. Hay solo 4 oportunidades claras: el primer día en el circuito con un pequeño repecho de Nápoles, al 4º día en la costera etapa de Margherita di Savoia, al 12º en Treviso y el final en Brescia. Lo cual es de agradecer: 4 etapas claras para un pequeño abanico de corredores a los que no les da el aire más de 300m son suficientes, y si quieren más oportunidades de ganar deben pues buscarlas en otros escenarios.