Cuando Philippe Gilbert recibía el maillot arcoíris pocos minutos después de su formidable ataque en el Cauberg, el valón, de 30 años, acababa con cualquier aspiración que el Mundial pudiese tener de privar a otra gran leyenda del ciclismo de vestir la más preciada prenda del mundo del ciclismo. Antes lo había hecho con otros como Gino Bartali, Jacques Anquetil, Roger De Vlaeminck, Sean Kelly, Miguel Indurain o Erik Zabel, y mucha pinta tiene de que prive a todo un Fabian Cancellara para el que las oportunidades y el tiempo se consumen inexorablemente. Philippe Gilbert ya nunca estará en esta lista negra del ciclismo, Philippe Gilbert disfrutará durante todo un año del maillot arcobaleno.
Y lo estrenará como marcan los cánones, en Lombardía, donde ya ha ganado en dos ocasiones y en la que el año pasado, vistiendo otro de los maillots con más peso del ciclismo como es el trikleur, empezó su particular annus horribilis. Allí se le escapó la oportunidad de conseguir su tercera Clásica de las Hojas Muertas y allí concluyó su prolífica relación con OmegaPharma – Lotto, que aquella temporada había vivido su momento álgido durante el tríptico de las Ardenas. Ponía rumbo a la megaestructura de BMC.
Todavía con los colores de la bandera belga en el pecho vio como la primavera se le escapaba de las manos. Ni en Sanremo ni en Flandes ni en las Ardenas fue el hombre que un año antes había asombrado al mundo. Llegó el Tour de Francia y, ya con los colores rojos y negros de BMC, tampoco pudo repetir su brillante actuación de la temporada anterior. Pero todo cambió en la Vuelta, dos chispazos en Barcelona y La Lastrilla sirvieron para demostrar que el mejor Philippe Gilbert estaba de vuelta y que no iba a dejar escapar su gran oportunidad. Ganó el Mundial de Valkenburg. Había conseguido el gran objetivo de la temporada.
Ahora es momento de citarse con la historia, empezando por el Giro di Lombardia tiene un año por delante para rendir honores al arcoíris y decidir en qué lado de la historia quiere estar, si en el de las grandes leyendas que se crecieron o los que se derrumbaron debido al peso de las cinco rayas que cargaban a sus espaldas. Por un lado están Alfredo Binda, Louison Bobet, Rik II Van Looy, Eddy Merckx o Bernard Hinault, por el otro, otros nombres menos afortunados sobre los que cayó la maldición del arcoíris. Esperamos que vistiendo el arcobaleno empiece a triunfar en los cobbles, queremos que vistiendo el arcobaleno vuelva a dominar las hills. El tiempo nos hará ver su carrera deportiva en la correcta perspectiva, pero si a día de hoy hubiese que apostar difícil sería que hubiesen dudas sobre el grupo en que situar a Philippe Gilbert.