Dios lo libre de la maldición de Alejandro, pero Alberto Contador también fue siempre uno de los señalados. Desde el principio de su ciclismo destacó como corredor de tres semanas, jaleando el Tour de Francia, que no es mal lugar para empezar, y marchando triunfal también en Giro y Vuelta. Cuando vino la tormenta afloró toda la debilidad de Contador, su voz quebrada, Revilla mirándole a los ojos, las montañas de oro para unos abogados que no pudieron defenderle de un caso indefendible. Instalado en la sospecha y desposeído de parte de sus logros, porque un positivo es un positivo, todo lo que restaba era volver a empezar. Ganar otra vez para enjugar un tropiezo que lo había arrojado al purgatorio de la mancha imborrable.
En ausencia de su forma descollante y de su confianza de campeón, la carencia táctica de Contador quedó en evidencia. Siempre fue un ciclista de dos velocidades, como un parlante binario: ceros y unos; ataco y no ataco. Demarraba sin cesar ejecutando el monólogo de los molinillos. Había fuerza y carácter, pero muy poco de olfato, de sentido de la oportunidad. La torpeza de Contador llegaba al punto de atacar en lugares claramente inapropiados, incluso en rampas proseguidas de bajadas. Valiente, pero muy estéril, táctica errática impropia de un corredor de sus condiciones. En el paroxismo de esta dificultad, una roca: Joaquim Rodríguez. La peculiar Vuelta de los Muros, con su ausencia de cronos y sus bonificaciones, no tardó en otorgar el rojo de líder al meritorio Purito, en una forma exultante, un David Ferrer hecho ciclista que se mostraba sereno e infatigable.
Ancares, Covadonga, Cuitu Negru. Contador atacando pertinaz y Purito soldado a su rueda, un carrusel desesperante de arrancadas sin éxito. Nunca como esta vez quedó tan de relieve su carencia estratégica, cuando claramente le estaba faltando una chispa de forma para lograr lo que pretendía; y nunca Rodríguez se había codeado de este modo con los mejores. Sólo 30 segundos los separaban, una distancia ridícula, pero en realidad mediaba un enigma irresoluble entre ellos imposible de solucionar para Contador. Por más que lo había intentado había sido imposible soltar al líder, que se defendía con brillantez. Había tratado de desatar el nudo gordiano a tirones, incapaz de desenredar una trama y una madeja exasperante. Al punto, luego de la jornada de descanso del martes 4 de septiembre, quizá pensara en una estrategia oblicua; o quizá simplemente se le ocurriera en medio de la carrera, improvisación del momento más propia de Contador. Antes o después sin duda pensó lo evidente: si quería ganar tendría que hacer algo distinto.
Si Alejandro sometió el nudo cortándolo con su espada, Alberto resolvió saltar del pelotón en el momento y lugar inesperado: en una etapa de montaña de mucha menor entidad y en el penúltimo puerto. En la duda de Purito estuvo la victoria de Contador; en su extrañeza cuando lo vio brincar fuera de guión, aunque luego al catalán le fallaran las fuerzas para seguir a un Valverde que le hubiera llevado de nuevo hasta Alberto. Es exactamente la transversalidad y el peregrino ingenio de la acción, mil veces repetida en el pasado, lo que marca la diferencia. La redención táctica de Contador no estuvo en desatar el nudo, cosa que nunca fue capaz de hacer, sino en sajarlo en dos mitades con el convencimiento de que era la única manera en la que él podría descifrar el enigma. Resignado a su incapacidad de morder fino en el cuerpo a cuerpo y con un millón de razones para abandonarse otra vez a la estrategia ya conocida, Contador resolvió con un sencillo gambito. De un plumazo reivindicó su valentía en carrera y expropió a sus rivales de gran parte de la gloria perdida. Afines o detractores del pinteño, sólo cabe aplaudirlo.
” Detractores”, “manchas imborrables” “debilidad” “indefendible” . En esto del ciclismo se os ve el plumero con demasiada claridad. Así que para eso.. mejor directamente a lo otro y como mucho a vuestros caminos de piedras, chocolatadas y ese tipo de cosas: el ciclismo de Xatos culones, codazos, caídas y pinchazos que decís que tanto os gusta aunque es mentira y lo sabéis. Escribid sobre ese tipo de ciclismo, en el que no haya diablos españoles que os amarguen la fiesta y seguid alimentando vuestros curiles complejos . No podía ser en otro sitio. Como antaño,. fué solo una batalla, pero muy importante. El enemigo siente otra vez un “reverente temor”.. y ahora vamos a reconquistar Iberia entera, el Mediterráneo (desde Ajaccio) y de ahí a..El Mundo. “El Demonio del Mediodía” está de Vuelta.