La Vuelta a los Muros de España. No es una mala definición para lo que hasta ahora se ha visto y, desde luego, no es un mal escenario para Joaquim Rodríguez ni para su fiel compañero y gregario Dani Moreno, ambos grandes especialistas en este tipo de muros, cuya proliferación en el calendario ha coincidido con su elevación al estrellato ciclista. El ciclista madrileño se presentó a la Vuelta con siete triunfos, siendo el ciclista español más laureado de la temporada junto a Luis León Sánchez –ahora ya ha sido igualado por Valverde y superado por su jefe de filas–, todos menos la general de la Vuelta a Burgos (cuatro finales de cinco en muro o alto) logrados en repechos o puertos finales. Algo que en esta Vuelta de muros finales, de pendientes y desarrollos imposibles, quizá hasta podía hacer pensar en un Dani Moreno ambicioso, buscando jugar sus cartas en un recorrido perfecto para sus conidiciones.

Foto: Bosco Martin

Pero no. Moreno tenía claro en la salida de Pamplona que estaba en la Vuelta “a total disposición de Purito”, algo que está cumpliendo y que de momento les va a la perfección, con el catalán colocado en una posición de ensueño que le permite vestir de líder una vez superada la contrarreloj y con su fiel madrileño situado en la sexta posición en la general pese a su labor de gregario, de lanzador de los tremendos cambios de ritmo de su líder. “Cada uno tiene su momento en la temporada, yo ya he tenido los míos y ahora es el de Joaquim”, dice Moreno, que admite que le gustaría poder buscar una victoria de etapa si las circunstancias lo permitiesen, “como el año pasado en Sierra Nevada”. No parece que vaya a ser así, pues el póker de ases que comanda la Vuelta parece un punto por encima del resto y, para conservar el maillot rojo de líder, Purito va a necesitar de la ayuda de Dani más que nunca en las etapas que vienen, la alta montaña dónde va a tener que defenderse de los ataques de un Alberto Contador que va a llegar a su terreno predilecto.

Seguro que la va a tener. Pese a estar metido en la general luchando por la quinta plaza con jefes de fila que la declaran como su objetivo prioritario (Gesink, Roche o Anton así lo han reconocido), Moreno es feliz trabajando para Joaquim, a quién tras semanas, hasta meses, compartiendo concentraciones y carreras considera prácticamente “como de la familia”. Una figura que ha marcado su carrera, siguiendo una evolución paralela. Compañeros en Caisse d’Épargne, dónde ambos eran gregarios de lujo para Valverde, los dos se marcharon a equipos extranjeros para buscar su propia gloria, algo que Purito encontró en seguida en el Katusha, algo que a Moreno le costó más, tras pasar por Lotto, dónde no terminó de convertirse en el ciclista ganador que ahora es: “allí estaba cómodo y me querían, pero me llegó la posibilidad de marcharme junto a Joaquim y más compañeros españoles en el Katusha y no me lo pensé”. Le salió bien. La adaptación al equipo fue muy fácil –“la comunicación es muy fluida, todo lo hacemos en italiano o español”– y el madrileño, que pese a su condición de escalador con un gran punch para resolver, siempre había tenido dificultades para ganar, empezó a hacerlo con frecuencia, sobretodo desde la temporada pasada. Ahora, como Purito hizo en su momento, podría pensar en volar por su cuenta, en liderar un equipo.

Pero no. Dani Moreno ha encontrado su sitio al lado de Joaquim Rodríguez, “un líder de los que no hay”, con quién ha entablado una relación simbiótica entre un líder que a veces es gregario, y un gregario que a veces es líder. “Estoy muy a gusto. En la vida hay veces que tienes que ser feliz y saber valorar lo que tienes. Y yo me conformo con lo tengo, que no es poco”, concluye.