En derecho internacional, una de las primeras medidas cautelares que se imponen sobre un reo es la retirada de su pasaporte, con el fin de evitar su salida de una determinada jurisdicción. Podría decirse que todos somos esclavos de nuestro pasaporte, pero en el caso de los ciclistas profesionales, lo son por partida doble. Desde el año 2008, los corredores deben preocuparse más por el “pasaporte biológico”, que por el que llevan junto a su billetera en la mochila.
Bajo la denominación de “pasaporte biólogico” no se esconde más que un informe médico, que a modo de cartilla, recoge datos obtenidos de controles tanto de sangre como de orina. Con estos datos se realizan dos perfiles: uno “hematológico”, y otro “de esteroides”, y se van registrando los datos de los controles realizados, casi siempre fuera de competición, a lo largo de la temporada. No es por tanto un marcador directo de dopaje como un análisis, sino un marcador indirecto. Todo corredor con licencia en equipo UCI ProTeam, o UCI Professional Continental Team, debe suscribirse a este método.
El perfil hematológico se basa en parámetros sanguíneos y registra valores de marcadores hemodinámicos tales como hemoglobina, reticulocitos, índice hematocrito, índice de estimulación, etc. El perfil de esteroides se basa en parámetros obtenidos en test de orina, y fundamentalmente monitoriza testosterona y sus precursores.
Cuando la UCI detecta alteraciones significativas en el pasaporte biológico, el protocolo viene determinado por la AMA: en primer lugar informar al corredor, para que aporte alguna justificación a esas variaciones. Posteriormente, esa explicación es enviada a un comité científico que elabora un informe final vinculante. Dicho informe es enviado a la UCI, que decide, en función de su contenido, instar o no a abrir procedimiento sancionador a la Federación Nacional pertinente. En el caso de actualidad, el de Carlos Barredo (Rabobank), todavía nos encontramos en el punto uno, por lo que es prematuro realizar comentarios, máxime cuando no disponemos de los datos objetivos para ello. Rosendo y Valjavec fueron requeridos por la UCI, y posteriormente exonerados.
¿Por qué iba la UCI a gastar 3,5 millones de euros anuales en este sistema, si no es un detector directo de dopaje? Es un procedimiento no definitivo, cierto, pero muy sólido y efectivo para luchar contra el dopaje. Ya no estamos en la situación de finales de los noventa, donde se echaba a corredores de carreras con un control aislado de hematocrito. Aquí se valoran más parámetros y con seguimiento, por lo que el margen de error es mínimo.
Ya hemos tenido sanciones por valores anómalos en el pasaporte biológico. Franco Pellizotti y Pietro Cacucchioli fueron sancionados al no poder justificar los cambios en el mismo. En atletismo, el fondista Helder Ornelas se convirtió en 2012 en la primera vícitima de este sistema. El método está implantado, y sólo nos queda esperar las justificaciones de Barredo. Confiemos en que no sea otro deportado más en nuestro deporte, por no tener los papeles en regla
Muy interesante conocer algo màs sobre el famoso “pasaporte biològico”. Buen artìculo Mr.Chon.