¡¡Buenas a todos!!
Seguimos en Kawasaki “disfrutando” del verano japonés, vamos que pasando más calor que un panadero en agosto en hora punta. Nunca pensé que podía hacer tantísimo calor en Japón. El problema principal, además de la humedad es que por la noche no refresca y sigue haciendo un calor sofocante. Aquí va todo el mundo sudando como pollos, con la cara descompuesta y de vez en cuando dicen “hatsui” (calor en nipón).
Pero además de eso han regresado las carreras J Pro Tour. Unas carreras bastante particulares. Y es que el sábado en Odaiba (Tokyo) teníamos una circuitada pura y dura de ocho cientos metros. ¡¡Ochocientos metros!! Os podéis imaginar, arriba y abajo. Como allí no podemos correr todos los ciclistas de la máxima categoría juntos hacen clasificatorias. Cuatro tandas de unos veinticinco y los diez primeros a la final. Pues allí que nos metimos en el corral a dar vueltas a ver si nos clasificamos a la final. En la última vuelta me enganché con un Blitzen, fui hacia las vallas y aunque no me caí pase por encima varias patas de las mismas con la bici destrozando la rueda de adelante. Adiós Novatec de Carbono. Y adiós carrera, que lo mejor que podemos hacer es olvidarla.
Luego cogimos el coche y rumbo a Miyada, en la provincia de Nagano donde tenía lugar el domingo el Critérium con el mismo nombre. Esta vez el circuito era de tres mil doscientos metros, con nada menos que nueve curvas de noventa grados, un repecho de doscientos metros y muchas partes del circuito donde solo se podía ir en fila de a uno. Una cosa “ideal para mis características”. Repetíamos sistema del día anterior, dos grupos clasificatorios de cincuenta tíos y los veinticinco primeros a la final. ¡¡Cuatro vueltas!! Os prometo que no puedo describir la agonía vivida en la clasificatoria. Sabor a sangre. Y es que vi el primer grupo de clasificación que iba más o menos junto hasta la última vuelta y pensaba que iba a ser lo mismo. Soy un iluso. A mitad de carrera ya sólo quedábamos veintitrés corredores en el grupo así que se trataba de aguantar como fuese, cosa que conseguimos para meternos en la final. Claro, luego vi en las clasificaciones que mi serie fue casi ¡¡tres minutos más rápida!!
Ahora viene lo bueno. Como en Miyada estaban todas, absolutamente todas, las categorías del ciclismo japonés entre las clasificaciones y la final teníamos nada menos que tres horas y cuarto de no hacer nada, más que pasar calorina a cuarenta grados. Menudo tostonazo verbenero. Al final llegó la hora de la final. Las 14h45 minutos. Con la fresca vamos. Diez vueltecitas y con un claro problema de inferioridad numérica ya que corría solo.
La consigna del equipo era clara. Acaba la carrera como sea. Pues nada allá vamos. Tenía clarísimo que iba a ser una hora de sufrimiento extremo persiguiendo a Shimano, Blitzen, Matrix y demás equipos japoneses. Efectivamente. Poco os puedo contar de la carrera, ya que en el argot ciclista fui ciego todo el día. Menuda agonía. ¡¡Pero objetivo cumplido!! Puesto 23 en la carrera de Miyada y más puntos para el equipo.
Ahora viene lo bueno de la temporada, en septiembre tenemos la Economy Minister Prize Cup que es la carrera mas importante del J Pro Tour y el Tour de Brunei 2.2 UCI donde espero alcanzar la mejor forma de la temporada. Y aquí os lo contare y seguiré trasnochando para ver la Vuelta.