Hasta ahora hago un balance muy positivo. Empezamos muy fuerte la temporada, ya que teníamos el objetivo de la Vuelta a Andalucía. En Chile gane una etapa, en San Luis lo hice bien y en Andalucía anduvimos delante. Luego alargamos el pico de forma hasta mitad de temporada para volver en Route du Sud donde hice un buen puesto. Desde entonces estamos pensando en la Vuelta y venimos a Burgos pensando en el último sprint para estar bien allí”. Así nos presentaba su temporada Adrián Palomares (Carcagente, 1976), quien sin hacer ruido y manteniéndose detrás de los focos, se ha erigido como uno de los grandes bastiones del equipo de Antonio Cabello cuando la carretera se empina, algo que se ha ganado a pulso por lo demostrado en el asfalto. El ganador de la última edición del GP Correios lleva hasta ahora una de las mejores campañas de su carrera profesional, compensando los 36 años que tiene ya en las piernas con el sacrificio y el esfuerzo agonístico por bandera.

Desde luego, es para estar contento, sobre todo si tenemos en cuenta que estuvo todo el 2010 sin competir debido a la desaparición del Contentpolis-AMPO. Pese a ello, no se descompuso y siguió entrenando de la misma manera que venía haciendo desde que el Boavista le dio la alternativa, esperando la oportunidad que finalmente apareció, y que ahora está aprovechando con creces, con constantes presencias entre los 20 mejores allá donde va, que esta temporada suele ser muy lejos. Chile, Argentina y China son algunos de los sellos para la colección particular del pasaporte de Palomares, algo que admite que “es un poco extraño, el ciclismo está cambiando. Me acuerdo que antes de España y Portugal apenas salías y ahora nos toca irnos a otros continentes a participar en carreras. Pero bueno, es lo que hay. Conoces mundo y es otra forma de viajar y conocer sitios”.

Palomares, entre la nieve

La lucha y el sacraficio, no exento de talento, señas de identidad de Palomares / Foto: Rafa Gómez / CaF

No son los únicos que el veterano corredor del Andalucía ha tenido la suerte de visitar. También viajó a Turquía, donde consiguió, con permiso de su triunfo en tierras chilenas, el mejor resultado de la campaña con la tercera plaza en la incipiente Turu (obtenido tras la descalificación de Grabovski), en una “vuelta que cada vez está cogiendo más nivel. Este año creo que había diez u once equipos WorldTour”. La durísima ascensión a Elmali le deparó un lugar de honor con repercusión internacional, muy superior al acostumbrado a tener en las carreteras ibéricas, en parte por la cobertura por medio de Eurosport, y también porque “la carrera está cogiendo mucho auge y se nota que está bien organizada, en algunos años será una prueba del WorldTour. Para mí fue muy bonito hacer ese puesto en la general”.

Hasta ahora, una temporada para enmarcar para el bueno de Adrián, a quien aún le falta poner la guinda del pastel en la Vuelta a España. Las fugas serán, al igual que en la pasada edición (en la que obtuvo el premio de la combatividad en el podio definitivo en Madrid), el caballo de batalla tanto suyo como del resto de sus compañeros, siguiente la filosofía guerrera tan característica de los andaluces: “en la Vuelta buscaremos dejarnos ver y sobretodo intentar ganar una etapa que para el equipo sería muy importante tanto para el bloque como para mí. Esa es la intención. Sabemos que la general está prácticamente imposible porque con la gente que va a venir a correr es muy complicado”. Será difícil por lo tanto verle repetir o incluso acercarse a los resultados cosechados en las generales de otras pruebas, pero eso no restará en absoluto mérito a un Adrián que remarca una vez más su rol en nuestra grande, “el objetivo: luchar”. Viniendo de él, no hay ninguna duda en que cumplirá su palabra.