Cuando acabe la Vuelta a España 2012 llegará a su fin una de las vidas ciclistas más queridas y entrañables de los últimos años. David Moncoutié (Cofidis) dejará la competición, aunque seguramente seguirá ligado al mundo de la bicicleta. Hace ya 15 años que el sueño de aquel niño parisino que repartía cartas en bicicleta se hiciera realidad. Pasó a profesionales con Cofidis, el equipo en el que ha estado y estará toda su carrera, en 1997. Los triunfos fueron llegando. Cada vez más importante. Hasta enamorarse locamente de la Vuelta a España (en esta edición luchará por igualar a José Luis Laguía como ciclista con más reinados de la montaña, con 5). Muchos ciclistas jóvenes han crecido queriendo emularle. Ahora, si todo transcurre como parece, tendrá al fin sucesor.

Alexandre Geniez (1988) nació en Rodez. Entre Pirineos y el Macizo Central. Cerca de Albi. Olor a ciclismo. No le venía de familia. “En casa, las bicicletas eran para hacer el tonto, o para ir a buscar a algún amigo“. Le gustaba echar carreras con sus vecinos por los caminos de tierra. Quizá por eso no empezó en la carretera. El mountain bike es la disciplina de mi corazón”. Él mismo cuenta que llegó a la ruta “casi por azar. Me compré mi primera bici de carretera en 2006, para entrenar para el mountain bike, y terminé compitiendo en las dos disciplinas“. En 2007 ganó su primera prueba.

Todo cambió en 2008. Mientras Moncoutié encontraba su sitio, participando por primera vez en la Vuelta a España (de donde se marchaba 8º, con una etapa y el maillot de la montaña), Geniez daba con un punto de inflexión en su carrera. Había fichado por el GSC Blagnac, para seguir con el mountain bike y mejorar en carretera. Empezó en el equipo filial, pero no duro ahí más que dos meses. A mediados de marzo ya formaba parte de la primera plantilla. Y nada más llegar corrió una de las pruebas más importantes para Sub23 franceses: la Ronde de l’Isard. Y no acusó el cambio. 11º en la general y 7º en una etapa. 4º en una cronoescalada a la “Cima Jalabert”, el Col de Mende, en el Tour du Gévaudan. Muchos buenos resultados en muy poco tiempo. Los cazatalentos empezaron a hablar de él. En 2009 fichó por la escuadra por excelencia del panorama amateur francés: La Pomme Marseille.

Y en 2009 explotó. Como se esperaba. “Ese año me di cuenta realmente de lo que era el deporte de alto nivel. Fue un año difícil para mí, sobre todo por tener que compaginarlo con los estudios“. Aunque eso dice él. Los resultados cuentan otra cosa. Un 9º puesto en Le Championat acompañaba a las 6 victorias de su primera temporada centrado en la carretera, destacando una etapa en el Giro della Valle d’Aosta (donde fue 7º en al final) o la clasificación general de la Ronde de l’Isard, superando a gente como Jonathan Castroviejo (2º, +1’17”), Thomas Damuseau (4º, +2’39”) o Peter Stetina (6º, +3’05”). 21º en el Tour de l’Ain, corriendo contra profesionales. Lo que más destacaba en el joven de Rodez era la fora de correr. Valiente. Así se define él. “Aventurero. Siempre lo he sido. De niño me llamaban ‘Tom Sawyer’, porque me metía en líos pero siempre sabía salir”. Varios equipos preguntaron por él, pero se decidió por Skil-Shimano. “Eran los únicos que me permitían estar en profesionales y seguir estudiando“. Madera de superclase. Cabeza amueblada. Todo lo necesario para triunfar.

El 2010 empezó difícil. Para cualquiera lo es; por todos es sabido que el salto entre los mal llamados “aficionados” y los profesionales es muy grande. Un 14º puesto en el Giro del Trentino fue su mejor resultado en la primera mitad de temporada. Pero en cuanto el año escolar terminó, Geniez empezó a aparecer en los puestos cabeceros. 7º del Tour de Luxemburgo. 2º de la Route du Sud. Nada mal para un neoprofesional. Al año siguiente confirmó todo lo bueno que apuntaba. Pasito a pasito. Despacio, pero avanzando. 5º en la Vuelta a Murcia. 4º en el Criterium Internacional. 2º en el Tour de Luxemburgo. “El año pasado todo fue sobre ruedas. Somos un equipo muy unido. Nos salía todo“. Y por fin levantó los brazos. En el Tour de Austria. En la 4ª etapa. Como solía hacer: en solitario. A lo grande. Aguantando el empuje del pelotón. Otra vez: madera de campeón.

Dice que quiere ser como Moncoutie en la Vuelta. “Hoy por hoy me interesa buscar etapas“. Ya estuvo cerca de conseguirlo el año pasado en Noja (tercero). “Sé que no tengo opciones de mucho más en grandes vueltas. Quizá si en un futuro cercano lo consiguiera, podría más adelante pelear una clasificación general. Pero aún no. Este año es para etapas. Cabeza amueblada. Dice que vino a la Vuelta a Burgos porque tenía “un par de finales parecidos a los que hay en la Vuelta, y sobre todo para acostumbrarme al calor”. Cuando habla de sus objetivos en esta Vuelta 2012, responde claro: “Una etapa. Si por suerte se hiciera pronto, podríamos centrarnos en la Montaña, o hacer una buena general. Pero el objetivo es la etapa, y creo que lo conseguiré”. El cartero de París puede retirarse tranquilo. Tom Sawyer recogerá el testigo.