¡Hola de nuevo!

Ya está aquí la Vuelta a Ávila, la prueba de casa que desde escuelas veía pasar muy cerca de mi pueblo y con la que alucinaba por lo rápido que iban. Lo veía todo tan lejos que ahora me alegra sobremanera poder correrla, porque hasta ahora no había sido posible y es la única carrera del año que me queda tan cerca que puedo ir a entrenarla varias veces o a verla como el año pasado, pasando envidia en el Puerto de Serranillos viendo como pasaba una carrera por donde yo pasaba casi todos los días entrenando.

La Vuelta siempre ha sido una prueba de gran prestigio, con un recorrido duro y variado, grandes puertos, duros repechos, y verdaderos muros como El Mediano. Sin duda un referente sobre todo para todos los chavales abulenses que corríamos en escuelas hace unos años y veíamos al Chava, Mancebo, Sastre, Lastras…y nos ilusionábamos con ser como ellos solo con que nos firmaran un autógrafo o nos regalasen un botellín.

Lamentablemente la crisis ha afectado mucho a la Vuelta. Este año solo son dos días, concentrando la dureza y las emociones en la etapa de Navarrevisca con 115km, dos puertos de primera, uno de segunda y varios repechos de los que no puntúan pero que tienen tela… especialmente el de meta. La segunda con otro puerto de primera y el final en clásico circuito de las murallas, con su repecho de 700m adoquinados que harán las delicias de los amantes de las clásicas aunque lo que ya no me gusta tanto es bajar el adoquín por el otro lado (por donde normalmente sube la Vuelta a España) donde parece que la bici se va a desmontar..

Aún así voy con unas ganas tremendas. Después de un mes con solo una carrera y más pendiente de los libros y del proyecto que de otra cosa. Me ha dado tiempo a hacer doce días de entrenamientos de verdad y aunque a contrarreloj creo que voy a llegar bien, quizá un poco corto pero seguro que lo supliré con la motivación que llevo conmigo.

Para los amantes de los datos, la verdad es que estos días han sido muy provechosos y me he podido exprimir a base de bien. Empecé el sábado 14 y desde entonces he sumado horas y puertos, más motivado si cabe por el reto Bkool Tour de Francia (que animaba a la gente a grabar sus sesiones con el móvil para luego poder repetirlas en el rodillo) y unos días acompañado por mis amigos Carlos Barbero de Orbea y Alberto Guinea del Diputación de León en los que nos hemos esforzado en ir dejando la sierra un poquito más plana para acabar el miércoles con mi último entreno exigente sumando casi 1500km y unos 18000m ascendidos. Así tenía las piernas cuando me fui a dar masaje cargaditas y para meter bien los dedos.

Han sido días duros, de llegar a casa dando cabezazos subiendo la Centenera por la tralla que llevaba ya aunque no he llegado al extremo de tener que bajarme de la bici como el bueno de Guinea, que al no estar acostumbrado a tantos puertos pues se le juntó un poco todo: el calor, el desnivel acumulado, el salir con un bidón pese a que les dije que pusieran dos y sobre todo el pasar de llegar a casa con 750m de ascenso en un día “de subidas” en Valladolid a terminar con casi 3000m en un típico día de puertos en la sierra de Gredos, pues son cuatro veces más…así que espero que le haya servido para endurecerse y retomar la temporada tan bien como lo ha hecho en la primera parte, con un montón de puestos entre los diez primeros.

Y pronto os voy a enseñar una entrevista de mi amigo y futuro gran ciclista Carlos Barbero. Hecha dando pedales, espero que os guste.