Hay un ciclista en el pelotón internacional cuyo invierno pasado a buen seguro debió de ser idílico. Hablamos del australiano Matthew Goss (Launceston, 1986), uno de los nombres propios de la temporada que daba a su fin, protagonista inesperado del primer tercio de campaña y medalla de plata en los Campeonatos del Mundo de ciclismo en ruta. Fenomenal carta de presentación para un hombre que con 26 años recién cumplidos y previa extinción del excelso proyecto HTC ponía rumbo a su casa para capitanear el gran proyecto australiano de ciclismo profesional. Este movimiento lo alejaba Mark Cavendish -mismo camino que tomara Andre Greipel un año antes- a la vez que hacía posible que el trébol de la velocidad se completase: Cavendish-Goss-Greipel, los 3 mejores velocistas en los mundiales de Copenhague, 3 ex-HTC, frente a frente.
La ventaja comparativa de Matt con respecto a sus adversarios más próximos además de su edad -un año más joven que Cavendish y 4 que Greipel- se encontraba a priori en las actitudes de éste ante terrenos escarpados. Mientras que el perfil deseado por velocistas puros carece de cotas, repechos o puertos, Goss es capaz de superar con los mejores perfiles abruptos, incluso cuando el kilometraje es elevado. Sólo así ha sido capaz de vencer de forma magistral en Milano-Sanremo, combinación de velocidad y resistencia.
Esta combinación de atributos es lo que parece haber dejado de lado el Matthew Goss de 2012. La primera semana de este Tour es lo que da fundamento a esta afirmación. De las 7 citas acontecidas hasta la fecha y exceptuando el prólogo inicial y los exigentes finales que ha monopolizado Peter Sagan, 4 son las dolorosas derrotas que ha sufrido ya en sus carnes el de Orica-GreenEdge. Acumula una segunda plaza, una cuarta y dos terceros puestos. No ha sido capaz de batir a Greipel en ninguna de las 4 ocasiones y sólo una vez a Cavendish, quien por contra sí que ha mojado. Para agravar más aun la comparativa señalaremos que la única victoria de la temporada para Goss, si bien es verdad que tuvo lugar en el Giro de Italia, acaeció en la tercera etapa tras la brutal caída de Cavendish provocada por la maniobra tristemente famosa de Roberto Ferrari. En el resto de ocasiones que tuvo la oportunidad de disputar un sprint la victoria fue para Cavendish.
Matt Goss acabaría abandonando el Giro de Italia para centrar la preparación de cara al Tour. Lo descrito anteriormente nos hace pensar que la situación no ha mejorado, que la balanza sigue pesando más del lado de la velocidad. Es cierto que ha librado montoneras, caídas y situaciones complicadas, es cierto que lo hemos visto arropado por un bloque fuerte y decidido en los momentos clave pero también lo es que el derroche de esfuerzos ha sido enorme en comparación con el botín obtenido. Una vez analizado el perfil de las etapas que restan se pueden adivinar perfiles interesantes para corredores de sus características y que eliminan per se a todo sprinter puro. Él mismo ha demostrado en citas anteriores que la distancia de las etapas no es problema, lo que está por ver es si su equipo será capaz de controlar con entereza las fugas que se producirán en terrenos de media montaña camino de Brive-La-Gallarde o Pau, por poner un ejemplo.
La inclinación hacia la velocidad y su falta de acierto -y de suerte quizá también en algún momento- son sus 7 segundos puestos en lo que va de 2012, todos ellos en volatas. Por lo tanto se antoja necesario un cambio de estrategia en el seno de un equipo Orica-GreenEdge que si bien es verdad que no ha necesitado de sus triunfos para brillar, sí lo necesita para salvar su proyección futura, necesita de ese gran finalizador capaz de superar a hombres de la entidad de Gilbert o Cancellara en un Monumento del ciclismo y hacer lo propio con sprinters punteros con escasos días de diferencia. Un superclase que necesita recuperar ese golpe de pedal que le posibilite alzar los brazos… ¿Será en este Tour?