Tras mil y un rumores sobre el futuro de la histórica formación, hace unas semanas los empresarios Zdeněk Bakala y Bessel Kok llegaban a un acuerdo con Patrick Lefévère para la compra de una parte importante de la estructura dirigida por el manager belga. A esta estabilidad en el plano económico debe añadirse también la conseguida en la parcela deportiva a finales del mes de noviembre cuando la UCI les concedió una de las tres licencias ProTour que quedaban por asignar en aquellos momentos.
Esta renovación se ha visto también reflejada en la configuración de la plantilla, ya que una parte importante de la clase media del equipo ha sido renovada, mientras que piezas importantes como el sprinter Wouter Weylandt o Carlos Barredo han sido sustituidas por Francesco Chicchi y Gerald Ciolek o Niki Terpstra. Por su parte, la formación ha perdido y no ha encontrado sustituto a Stijn Devolder, quien pese a sus dos victorias en el Tour de Flandes se marcha del equipo por la puerta de atrás con la sensación de que han sido tres años desaprovechados por ambas partes.
Piezas clave
Este aspecto se reduce a dos nombres: Tom Boonen y Sylvain Chavanel.
Tommeke buscará este año reencontrarse con la victoria en las piedras y volver a levantar los brazos en Meerbeke y Roubaix, donde en ambos casos puede igualar el récord histórico de triunfos. Tras una temporada en que Cancellara fue el rey indiscutible sobre el pavé y sin un Devolder a quien ceder triunfos que en circunstancias normales hubiesen sido para él, como leyenda viva del adoquín no puede volver a quedarse por segundo año en blanco. Otro de los puntos claves para él esta temporada es el Mundial, uno de los considerados como fáciles, similar al de 2005 en Madrid donde el flamenco consiguió enfundarse el arcobaleno.
Chavanel, por su parte, en la madurez de su carrera deportiva, deberá volver a ser el corredor que deslumbró hace dos temporadas primero en París-Niza y más adelante en las piedras. Además, los movimientos en el equipo hacen de él el referente belga para las clásicas de las Árdenas, donde si bien no ha conseguido nunca resultados extraordinarios, su innegable calidad podrían auparle a puestos de honor. Tras la primavera tocará cargar las pilas para centrarse en el Tour de Francia en que será difícil igualar la extraordinaria actuación conseguida el año anterior.
La posible explosión de… Zdeněk Štybar
La llegada de capital checo a Quick Step ha hecho que a sus 25 años se le presente al campeón de ciclocross la gran oportunidad de su vida de dar el salto al ciclismo profesional, pese a que a fecha de hoy todavía no se ha confirmado el fichaje tras un mes de tiras y aflojas. Cierto es que siempre es complicado el paso desde el ciclocross a la carretera, pero sus magníficos resultados los últimos años, su juventud y las buenas sensaciones mostradas por Lars Boom, el último grande del ciclocross que dio el salto, hacen que sea posible pensar en él como una de las revelaciones de la temporada.
De todos modos, si la opción Štybar fallase, en el equipo se encuentran dos ciclistas jóvenes como Kevin Seeldrayers y Gerald Ciolek que a sus 24 años llevan tiempo apuntando alto pero que nunca han sido capaces de dar el salto definitivo al estrellato. Esta puede ser la última oportunidad para ellos de demostrar que tienen un hueco entre los corredores de primera fila mundial.
¿Hasta dónde puede llegar Quick Step?
Como viene siendo normal los últimos años, la temporada del equipo vendrá marcada por los resultados conseguidos los dos primeros fines de semana de abril, si se consiguen sendas victorias en el Tour de Flandes y la París-Roubaix, a poco que se consiga durante el resto del año la temporada habrá sido un éxito, de lo contrario, por mucho que se logren resultados magníficos como la campaña anterior, quedará un sabor de boca un tanto amargo. El gran problema este año es que la irrupción de equipos como BMC o Garmin-Cervélo, que han apostado descaradamente por las piedras, hará más complicada la labor de Boonen de dominar sobre el pavé.
El resto de la temporada quedará marcado por la París-Niza y el Tour de Francia de Chavanel, y triunfos parciales que puedan conseguirse en GTs o en las vueltas de una semana más prestigiosas.