“Mantén a tus amigos cerca, y a tus enemigos aún más cerca” estará pensando Bradley Wiggins ante la disputa del eminente Tour de Francia. El británico, máxime favorito al amarillo final, parte con el liderazgo de un equipo que demostró en el Dauphiné sentar las bases de un conjunto sólido sin fisura alguna con un único destino, la victoria en París. Entre la nómina de corredores que presenta la escuadra de Dave Brailsford se encuentra un tapado, un ciclista con un rol relegado a la figura de escudero pero que también puede ser considerado como un outsider y porque no, como un favorito.

Chris Froome (Nairobi, 1985) regresó a la actualidad ciclista a escasos veinte días del comienzo de la Grande Bouclé en Lieja. No estaba siendo una temporada fácil para él. En la concentración invernal previa al comienzo de la temporada en Europa no se encontraba bien. Una infección en el pecho retrasó su preparación. El Algarve fue su punto de partida. Al cuarto día se retiró. Las pruebas realizadas detectaron la esquistosomiasis, una enfermedad parasitaría que sufrió también en 2010. Dos semanas de parón total.

El comienzo de temporada, y de preparación, se fue completamente al traste. Ausente en la París-Niza regresó sin ritmo en el Criterium Internacional. Después de la estancia en Córcega nuevo reclutamiento. Fondo en altitud, desniveles acumulados y entrenamientos de calidad rumbo como base de la preparación para el Tour de Francia. Con el objetivo de encontrar ritmo de competición acudió a Romandia. Diez días han pasado desde que el Tour de Romandía y estoy muy contento con mis sensaciones sobre la bici y la manera en que la forma está progresando” comentaba en su diario. Finalizada la primera prueba World Tour de la temporada concentración en altitud en el Teide. La base del Team Sky con Wiggins a la cabeza hacía la última preparación para el desafío del año, un mes de Julio de Tour y Juegos Olímpicos. A pesar de sufrir una caída que le afecto a su pierna derecha las sensaciones fueron creciendo. “No tengo dudas de que esta preparación funcionará en el próximo bloque de carreras, ahora es hora de asimilar el trabajo”.

La Vuelta fue testigo de una sumisión que acabó valiendo una general / Foto (c) Team Sky

Dauphiné fue testigo de ello. Mientras Bradley Wiggins culminaba su inmaculado camino hacia el Tour de Francia Chris Froome cerraba con un cuarto puesto que le devolvía a la élite después del segundo puesto en la Vuelta a España 2011. Sin ceder excesivo tiempo en la cronometrada y sólido en montaña, el británico sólo va a más. Veinte días de competición le avalan. “Espero estar más fresco físicamente y mentalmente más adelante en el año y tener una ventaja sobre aquellos que han estado compitiendo durante más meses” comentaba a finales de mayo a Cycling Weekly.

Razones no le faltan. Al mal tiempo, buena cara. La adversidad lastraba un comienzo de temporada que ha hecho que llegue mucho más fresco que cualquier otro rival en el Tour de Francia. Wiggins llega con sólo seis días más de competición pero ganando desde el mes de Febrero. En la Vuelta pudo ser fruto de la casualidad, ahora esa casualidad está justificada. Que a nadie extrañe ver como el Team Sky sufre una vuelta de tuercas en plena carrera. Al menor fallo estará atento Froome para encabezar una segunda línea que el septiembre pasado comprobó que está lista para el asalto a una grande. La sumisión y el compañerismo puede verse alterado por completo. La pacífica sublevación habrá estallado por completo.