De momento seguimos en Chofu acogido por la familia Saikada, paulatinamente me voy haciendo a la vida japonesa y a su ritmo, cosa que no es nada fácil. Por ejemplo aquí amanece a las 4.30 de la madrugada y a las 19:00 ya se hace de noche. Esto significa que muchos días a las 8 de la mañana ya estoy montado en la bici para entrenar. Seguro que en mi grupeta alucinan… ¡soy de los de ‘mejor media hora más tarde’!
También las comidas son diferentes. El desayuno es abundante, la comida ligera, a media tarde un café o te, y la cena a eso de las 19.00 vuelve a ser copiosa. Por cierto, que hablando del tiempo ayer hubo un tifón por la noche impresionante. Llovía y hacia un aire como si se fuese a acabar el mundo, pero aquí todo el mundo tan tranquilo.
Ya nos hemos quitado de encima la carrera/venganza del Mt. Fuji. Finalizando en el puesto 32, un poco por debajo de las expectativas, en ningún momento encontré un buen ritmo durante la ascensión, agónica, a este temible volcán japonés. Y que conste que bajé 2 minutos el tiempo que había hecho entrenando el otro día, pero insuficiente. Lo mejor de todo es que ya ha pasado y puedo centrarme en las tres próximas carreras que son claves tanto para mí, como para el futuro del equipo. Empezamos este domingo con la carrera de Gunma, 150 km -por fin una carrera normal- en un circuito al que se darán varias vueltas. Normalmente este tipo de circuitos se me suelen dar bien, espero encontrar un golpe de pedal adecuado. Luego vendrá Hiroshima e Ishiwaka, donde esperamos hacer un buen papel para remontar posiciones en la clasificación del J Pro Tour.
Aprovechando lo que me sucedió durante el calentamiento de la carrera de Fuji, vamos a hablar un poco del ciclismo japonés y su historia. Ahora más o menos es normal ver algún nipón en las carreras más prestigiosas del calendario. Está Arashiro en Europcar, que es un corredor de un motor tremendo -top10 de un Mundial-, Fumu Beppu en el Orica-Green Edge, que ha sido top10 en algunas etapas del Tour y es uno de los lanzadores de Goss, Yukihiro Doi en el Argos-Shimano, que es el actual campeón nacional y que estuvo en la Vuelta el año pasado, o el veloz Takashi Miyazawa en el Saxo Bank que ha rozado algún triunfo esta temporada. Además es habitual ver a los corredores del Nippo por las carreteras italianas o del Bridgestone por las francesas o hace unos años el equipo de Asada con sus diferentes denominaciones -Nippo, Meitam…- corrían y ganaban por Europa -esa Vuelta a León de Shimizu-.
Pero claro, eso es ahora. Hace unos años ver a un japonés corriendo en Europa produce el mismo impacto que ver a un negro actualmente -y ojo que ya los empiezan a ver y muy buenos-. Probablemente el de más nombre fue Yoshiyuki Abe que corrió varios años en el todopoderoso Mapei llegando a ganar una etapa del Tour de Polonia. También estuvo en Italia en el Colpack Hidenori Nodera -actual manager del Team Shimano- que finalizó un Giro de Italia. Pero hubo alguno más como Kikuta en el Artiach o Masatoshi Ichikawa, que fue el primer corredor nipón en finalizar una gran vuelta -50ª posición en el Giro- corriendo en las filas del Navigare, donde por cierto, guardaba las lentillas en sendos vasos de agua y una noche su compañero de habitación Shefer se las bebió sin querer.
Gracias a este último, Ichikawa, llegó al Team Polti nuestro protagonista. Daisuke Imanaka formó en las filas del equipo italiano nada menos que cuatro temporadas. Y claro cantaba más el lolailo que yo en las carreras niponas ahora mismo. Mientras estaba en el rodillo para correr en Fujisan, me vio hablando con un amigo brasileño y extrañado de ver dos latinos allí se acercó y nos preguntó que si hablábamos italiano. A fuerza de ver el Giro, la Tirreno, y demás carreras italianas pues algo se te queda y entablamos una conversación como pudimos. Cuando le dije que era español, Imanaka decía que recordaba la Euskal Bizikleta y que sufrió muchísimo. Actualmente se dedica a la importación de bicicletas y algunos quizás le recordareis porque en el año 1996 participó en el Tour de Francia. De hecho fue el segundo japonés en correr la Grande Boucle -el primero fue Kawamuro en los años 1926-27- pero como su predecesor, no pudo finalizar llegando fuera de control en la etapa decimocuarta en un auténtico baño de lagrimas
He tenido el privilegio de conocer y charlar con uno de los ciclistas japoneses más importantes de toda la historia. Un pionero. Quién sabe si dentro de unos años nos tocará hacer el recorrido inverso y venir a Japón a correr en bici. ¡Yo ya lo hecho! ¡Deseadme suerte para el domingo1!
Suerte!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!