Últimas dos décadas de Tour de Francia. Corredores como Miguel Indurain, Bjarne Riis, Jan Ullrich, Lance Armstrong, Alberto Contador o Cadel Evans. Todos tenían algo en común. Quien más quien menos complementaba una mayores o menor condiciones como contrarrelojista con unas mayores o menores condiciones como escalador. En definitiva, la clave de su éxito residió en tener las cualidades de un ciclista completo. Sólo un corredor ha esquivado dicha tendencia en esas dos últimas décadas. Marco Pantani, escalador puro, sobrepuso sus malas prestaciones en la lucha contra el crono con un insultante dominio en las etapas de montaña.
El hombre Tour moderno necesita andar tanto en contrarreloj como en montaña. Hacia esa transformación camina Robert Gesink (Varsseveld, 1986). Al espigado escalador de Rabobank la fractura de fémur sufrida en la parte final de la temporada no le impidió continuar con el trabajo en el túnel del viento desarrollado durante los últimos inviernos con una única meta: mejorar en la lucha contra el crono. Mejoras aerodinámicas para ayudar a reconducir un rendimiento que mejoraba año tras año y aunque comparado con otros escaladores no era tan malo tenía en él su talón de Aquiles particular. Los 101,5 kilómetros de lucha individual contemplados en el recorrido del Tour de Francia 2012 llevó a tal decisión.
Los resultados que arroja en 2012 muestran una mejoría más clara respecto al rendimiento ofrecido en otras temporadas. Desde el comienzo de temporada en Murcia (12,3km) sexto a 12 segundos de Alexander Serov a los dos últimos test donde mejor prestaciones ha ofrecido. Primero en el Tour de California. En Bakersfield (29,7km) ante un recorrido plano propicio para los especialistas marcó el cuarto mejor registro a solamente 39 segundos de David Zabriskie situándose únicamente a 4 de Tejay Van Garderen por delante de hombres como Andrew Talansky, Markel Irizar, Tom Danielson, Luis León Sánchez o Luke Durbridge.
Suiza fue el último paso antes del Tour. La localidad de Gossau acogió una CRI de 34,3 kilómetros con un perfil sinuoso donde destacaba la ascensión a Pfannenstiel. Más de 400 metros de desnivel positivo donde los especialistas no partían con excesiva ventaja. Allí Gesink finalizó quinto a 27” de Frederik Kessiakoff por delante de Andreas Klöden, Levi Leipheimer o Alejandro Valverde.
La mejoría parece patente si bien es cierto que en el Tour será totalmente distinto. Primero, porque se batirá con el cartel de favoritos al completo –hasta ahora no se ha visto las caras con Bradley Wiggins o Cadel Evans- en dos contrarreloj totalmente diferentes. En el trazado de Besançon ante 41,5 kilómetros aptos para especialistas donde todavía las fuerzas estarán casi intactas en un escenario parecido al visto en el Criteriúm du Dauphiné donde Bradley Wiggins pasó por encima del resto. Tras los bloques montañosos de Alpes y Pirineos llegará la segunda cita. Chartres acogerá la llegada de una cronometrada de 53,5 kilómetros que históricamente siempre ha beneficiado a los hombres que ocupaban los primeros puestos de la clasificación general pero donde los escaladores perdían minutadas en meta.
Sin los dos grandes nombres de los últimos años en la salida de Lieja, Robert Gesink tiene una oportunidad de mejorar el quinto puesto conseguido en 2010. De ello, dependerá, su rendimiento en las CRI ante un recorrido donde la montaña pierde parte de su papel relevante en la carrera y en la que el holandés tiene sus mejores condiciones.