Es difícil convivir con un apellido famoso. Que se lo digan a Axel Merckx, un corredor que amasó un buen palmarés durante sus 15 temporadas como profesional, pero que nunca fue capaz de pasar por encima de la -alargada- sombra de su padre. Moreno acaba de empezar en esto de las dos ruedas como quien dice, pero ya lo ha sufrido en sus propias carnes, y es que portar ese apellido no es nada fácil. El primero de todos los Moser en hacerlo, claro está, fue su tío Francesco, uno de los mejores ciclistas italianos de la historia. Pero no fue el único; su padre Diego o su hermano Leonardo también probaron fortuna en el ciclismo de carretera. Es el clan de los Moser una familia que respira ciclismo por los cuatro costados, y Moreno es el último de una larga saga.

No es que físicamente se parezco mucho a su tío, un verdadero armario empotrado -para ser ciclista- al más puro estilo Cancellara. Moreno, en cambio, no sobrepasa los 65 kilos de peso. En cambio, en el estilo de corredor sí que se parecen; rodadores, explosivos y con facilidad para pasar la media montaña. Esas características parecen hacer al joven talento del Liquigas más adecuado para las clásicas, y él mismo señala como su modelo a seguir a un puncheur como el valón Philippe Gilbert.

Su paso por las categorías inferiores no fue fulgurante en sus inicios, pero poco a poco se fue labrando un nombre que terminó de apuntalar el año pasado, llevándose dos etapas y un quinto puesto final del GiroBio. Liquigas, siempre a la caza de talentos, le procuró su primer contrato, y Moreno no tardó en devolverles la confianza demostrada; en su segunda carrera de este año se impuso en el prestigioso Trofeo Laigueglia, aprovechando sus dotes de rodador para saltar de un grupo reducido y imponerse en meta con tiempo de sobra para alzar los brazos, rematando así el buen trabajo de su escuadra a lo largo del día.

Pero no quedarían aquí los buenos resultados: después de algunos puestos de honor en la Coppi e Bartalia y la Itzulia, pegó el segundo pelotazo del año en la Rund um den Finanzplatz Eschborn-Frankfurt. Otra victoria muy parecida a la primera, atacando desde un grupo pequeño y manteniendo su ventaja hasta la meta. Por último en la Vuelta a Suiza que se está disputando esta semana ha dejado constancia de su talento, tanto en el prólogo como trabajando para el fenómeno eslovaco Peter Sagan, actuaciones que no habrán caído en saco roto para el público mayoritario en una prueba del prestigio como es la ronda helvética.

Con sólo 21 años asusta lo que ha demostrado en tan sólo media temporada, formando parte de la nueva generación de corredores italianos junto con otros neos como Enrico Battaglin de la Colnago, u otros que irán llegando como Fabio Aru o Enrico Barbin. Queda mucho tiempo por delante, pero por como ha comenzado su aventura en el ciclismo profesional podemos aventurar que Moreno no formará parte de esos corredores que acaban siendo víctimas de su apellido, y que será capaz de abrirse paso por su propio talento.