Empezaba la temporada con la incertidumbre planeando sobre el equipo Euskaltel-Euskadi tras las anteriores campañas en las que los resultados habían sido bastante discretos. Y es que el patrocinio de la empresa de telefonía vasca a la Fundación Euskadi finalizaba a finales de temporada, y la renovación no estaba para nada asegurada.

Con la Espada de Damocles sobre el equipo, empezó la temporada de forma muy discreta más allá de alguna buena actuación de Samuel Sánchez en París-Niza y el Critérium Internacional, y no fue hasta que el ciclismo llegó a Euskadi para celebrar la Itzulia que el equipo empezó a carburar. Samuel Sánchez inauguró el casillero naranja en la etapa con final en Arrate, mientras que el recién llegado Beñat Intxausti se hacía con la segunda posición de la general. Acabada la Vuelta al País Vasco, Samuel Sánchez el día siguiente ganó la Klasika de Amorebieta e Igor Antón -pocos días antes de realizar una enorme ascensión al Morredero- se hizo con la segunda plaza, mostrando ambos muy buenas sensacionesde cara a las últimas clásicas de primavera. Pero incomprensiblemente, sólo Fuji acudió días más tarde a las clásicas de cotas donde consiguió extraordinarios resultados en la Flecha Valona (4º) y en la Lieja-Bastogne-Lieja (7º).

Las críticas caían de todos los lugares al equipo de Madariaga y la incomprensión se apoderaba de los aficionados por ver cómo Samuel Sánchez desaprovechaba su excelente momento de forma y no acudía a la cita ardenesa, repitiendo así la historia de otros años en que su calendario ha quedado lejos del exigible a un corredor de su enorme categoría, ya que quedaba excesivamente enfocado hacia el Tour.

Tras la renuncia una vez más a disputar el Giro d’Italia, mayo y junio siguieron el buen camino empezado en abril, con victorias parciales en Luxemburgo, Baviera y Suiza complementadas con un muy buen papel de Romain Sicard en su estreno en el Critérium du Dauphiné.

En julio, Samuel Sánchez llegaba como uno de los outsiders al Tour, y si bien su calendario ha sido ridículo, a su actuación en el Tour sólo le faltó un poco de sangre fría ante Andy Schleck en el kilómetro final de la etapa con final en Morzine-Avoriaz para ser impecable. Pese a que acabó fuera del podio, la cuarta posición en la general era un gran resultado.

Entrado el mes de agosto, el ovetense alargó su pico de forma para imponerse en la Vuelta a Burgos, y sin darse cuenta el equipo estaba en Sevilla preparado para disputar la Vuelta. Una Vuelta que ante la falta de un gran candidato situaba a Igor Antón entre los favoritos, y vaya si era un candidato firme. Fuji se impuso primero en Valdepeñas de Jaén primero y en Andorra más tarde y conseguía días más tarde un liderato con una solidez que presagiaba su triunfo final en Madrid. Pero el destino se cruzó otra vez en el camino del de Galdakao , y una fractura de codo a los pies de Peña Cabarga volvía a romper sus aspiraciones en la Vuelta y las de los naranjas de conseguir la primera vuelta de tres semanas de su historia. Sin embargo el equipo no se rindió, y en un acto de amor propio Juanjo Oroz, Amets Txurruka y Mikel Nieve se filtraron en una fuga que acabó con una victoria espectacular de éste último en Cotobello. En cambio, la Vuelta también dejaba el mal sabor de boca provocado por la bochornosa actuación de Beñat Intxausti.

El final de temporada, por su parte, se resume en la victoria de Koldo Fernández de Larrea en el Tour de Vendée, y unos resultados correctos de Samuel en Canadá y Lombardía.

De este modo, con la mejor temporada de la historia del conjunto vasco finalizada y la renovación del patrocinio de Euskaltel asegurada, era momento de empezar a preparar la temporada siguiente que dependería en gran medida de si se otorgaría o no al equipo una de las 18 licencias ProTour.

La duda debía resolverse el pasado sábado, pero fue hace dos días cuando la Fundación Euskadi recibió una gran alegría en forma de licencia ProTour, que comporta otra para los aficionados, ya que tal reconocimiento obliga al equipo a acudir a todas las carreras del UCI World Calendar, que incluye el Giro d’Italia, un escenario que encaja como anillo al dedo de un Igor Antón con ganas de rendención que esperemos que esté acompañado por el buen bloque de montaña que le queda al equipo, al que a su presencia se añade la de otros ciclistas como Nieve, Txurruka o Sicard. Quién sabe si al final aquello que más ha intentado encontrar Euskaltel va a estar donde menos lo han estado buscando.

Xavier Andrés