Hace algunas semanas el manager del Liquigas, Roberto Amadio, anunció que uno de sus mejores ciclistas, Vincenzo Nibali, abandonaría la escuadría italiana a final de temporada. Este anuncio hizo saltar todas las alarmas y pronto empezó la rumorología sobre sus posibles destinos, poniendo a dos equipos como los más interesados en contratar al siciliano, el BMC y el Astaná. Hoy el cerco se ha estrechado, puesto que los últimos rumores apuntan a que Nibali correrá la próxima temporada en el equipo de Kazajstán cobrando 2.8 millones de euros por temporada llevándose consigo a dos de sus gregarios más cercaos, Valerio Agnoli y Alessandro Vanotti, y al preparador Paolo Slongo.

Todo esto ha empezado a enturbiar el ambiente dentro del equipo Liquigas y ya han empezado la polémica y las dudas. El principal problema con el que se va a encontrar ahora Nibali es que debido al nuevo sistema de puntos y a su funcionamiento, si un ciclista abandona un equipo, los puntos que coseche para el ránking WT se van con él y se sumarán al equipo por el que fiche.

¿Qué significa esto? Si Nibali consiguiera ganar el Tour o la Vuelta, los puntos para el ránking de mérito que recibiría no serían para el Liquigas, sino para el Astaná. Es por esto que el director del Liquigas se encuentra en una tesitura complicada, pues debe plantearse si le merece la pena llevar a un ciclista a una gran vuelta y poner a sus ciclistas a trabajar para él sabiendo que los puntos que consiga serán para otro equipo. Jonathan Vaughters, director del Garmin, lo tiene claro. En un tweet de esta mañana ha puesto esto: “Si yo fuera Liquigas, Nibali no iría al Tour. ¿Por qué ningún equipo iba a apostar en un ciclista que tiene un pie fuera? La dureza de sus palabras es sorprendente. Los directores de equipo prefieren dejar a la estrella de su equipo en casa para que no dé puntos a otro equipo. Esto, que cualquier persona con sentido común vería como un disparate, no lo debe parecer para los que mandan en este deporte, pues no parece que vayan a cambiar de idea a corto plazo.

De todas maneras, este problema no es nuevo, el año pasado ya tuvimos algunos casos de gente afectada por este sistema de puntos. El año pasado Oscar Pujol, en las filas del Lotto, se quedó sin Vuelta a España porque su equipo no tenía pensado renovarle. ¿Cuál fue la consecuencia? Ningún equipo apostó por él y ahora se tiene que buscar la vida en el circuito asiático. La misma situación la vivieron otros ciclistas como Koldo Fernandez de Larrea, que se quedó sin ir a la Vuelta con el Euskaltel porque tenía un contrato firmado con el Garmin o Thor Hushovd, en las filas del Garmin y que se quedó sin Vuelta a España porque tenía un contrato con el BMC.

De esto se extraen dos conclusiones. La primera, la menos evidente y a la vez la más dura es que como un equipo, pensando en sus intereses, no deje competir a un ciclista porque no le piensan renovar, difícilmente podrá encontrar un equipo que apueste con él puesto que irá a tocar por las puertas de los equipos sin ningún punto bajo el brazo. Le pasó a Oscar Pujol y casi le pasa a David De la Fuente, dos corredores válidos para cualquier equipo Pro Tour que, por no tener puntos para el ránking de mérito, vivieron una odisea para encontrar un equipo que apostara por ellos. La segunda conclusión es la más evidente, este ránking de mérito tiene unas lagunas inmensas que sus creadores no se molestan en solucionar.

De momento, el divorcio entre Roberto Amadio y Nibali parece claro. El director del equipo ha planeado mandar a Nibali a correr el Tour de Utah y el Tour de Colorado anteponiéndolo al deseo del siciliano, que es correr la Vuelta a España en esas fechas. Por otra parte, el ciclista ha afirmado recientemente que “Lo que nunca me ha gustado en el Liquigas es que la opinión del corredor sobre su programa no cuenta mucho”. Este cruce de declaraciones no parece augurar un buen final. El desenlace más probable parece ser en el que veramos a Nibali disputando pruebas menores en lugar de grandes vueltas y al Liquigas perdiendo la presencia en carrera que tendrían con un corredor como el italiano. En conclusión, ambos pierden por un sistema injusto, autoritario e innecesario.