Visto sin prismas de ningún color, el año de Alberto Contador es un éxito sin paliativos. Principalmente, por su victoria en el Tour de Francia, esa carrera en la que simplemente un buen puesto justifica para muchos un año discreto. Pero es que su año, fuera del Tour, tampoco responde al término “discreto”. A sus habituales éxitos en carreras de una semana, tan prestigiosas como Paris-Niza, donde ganó, o Dauphiné, a la que acudió como puesta a punto para el Tour y finalizó segundo tras un Brajkovic a tope, hay que añadir una inédita presencia en las clásicas de las Árdenas. No ganó, pero mostró al mundo que se puede manejar en ese tipo de pruebas, y solo la inexperiencia le apartó de la victoria en la Flecha Valona. Tanto él como Igor Antón fueron los mas fuertes en la subida al muro de Huy, pero no midieron bien el esfuerzo y fueron superados finalmente por Evans y Purito.
Sin embargo, a la hora de calificar la temporada de un ciclista, hay que hacerlo en términos relativos. Es cierto que consigue su gran objetivo de la temporada, pero un corredor de su edad y calidad da la sensación de poder aparecer en un mayor número de días de competición. Muy a menudo se le ha visto ganar sin estar en un pico de forma teórico, con el famoso “Giro de la playa” como ejemplo principal. Su peor momento en carretera esta temporada quizá haya sido la pájara en el Critérium Internacional, achacada oficialmente a unas alergias, y al día siguiente fue capaz de hacer segundo en una crono llana. No parece muy descabellado pedirle que, sin descuidar sus objetivos principales, muestre una mayor ambición para terminar de ganarse un lugar en la historia.
Quizá el lector se pregunte si este articulo estaba escrito antes del positivo de Alberto por clembuterol, sirva pues este párrafo para despejar la duda. El que escribe, que con cuya opinión no representa más que a sí mismo, cree que la valoración de su temporada ha de ser independiente a este hecho. Sin embargo, al igual que pienso que una mayor ambición le ayudaría en su objetivo de ser ejemplo para los niños de ahora y generaciones futuras, todo el circo montado alrededor del positivo ponen en entredicho no su calidad ciclista, si no su imagen, la misma cuyo cuidado le ha jugado hasta la fecha más de una mala pasada.
Alejandro Menéndez