Veintiún días después de comenzar en Dinamarca, el Giro de Italia sigue sin estar decidido. La igual ha sido la tónica predominante de la Corsa Rosa. Igualdad derivaba de la falta de movimientos, igualdad derivada de planteamientos conservadores o simplemente de la falta de fuerzas. La carrera llega a su gran cita en la mejor situación jamás soñada por la organización. Cuatro hombres luchando por la general, cuatro hombres separados por un minuto y cuarenta y cinco segundos. Todo puede suceder, todo está por decidir.

Por delante una gran etapa, una tappone como denominan los tiffosi. 219 kilómetros separan Caldes Val di Sole de la cima del Stelvio, Cima Coppi de la presente edición con sus 2757 metros sobre el nivel del mar. La guinda del pastel. Un pastel que incluye otras cuatro ascensiones puntuables. De salida llega el Passo del Tonale y sus 15,1 kilómetros al 6,1% de media. Tras un largo descenso llegará el segundo, Aprica. 15,9 interminables kilómetros al 3,1% que tantas clasificaciones general ha dejado por su camino. Después de dos ascensiones llega el primer calentón de la jornada. Teglio, escondido tras una calificación de tercera categoría, presenta 5,9 kilómetros al 8% con 3,5 kilómetros superiores al 10%.

Después de un comienzo fulgurante pausa antes de la llegada del primer coloso con el paso no puntuable por Stazzona. En Tovo di Sant´Agata (km. 150) llega el Mortirolo. Ascensión inédita. Unos 11 primeros kilómetros con una media superior al 10% para afrontar un tramo de descanso para afrontar los dos últimos kilómetros por encima del 13,5%. Primera situación clave de la etapa y por consiguiente, del Giro. La nueva vertiente del mítico paso moverá la carrera. Todos contra Ryder Hesjedal. Tanto Joaquín Rodríguez como Michele Scarponi e Ivan Basso deben distanciar al canadiense. Dos opciones. Mover la carrera desde el Mortirolo o esperar al Stelvio. El primero, para gente explosiva, se amolda más a sus características.

Todo ello antes de la llegada a Bormio, comienzo de la ascensión al Passo dello Stelvio. 22,4 kilómetros al 6,9% de incesante vuelta y revuelta de curvas donde paso a paso puedes ver la evolución de los rivales por detrás. Un golpe psicológico. Ver como tu rival se escapa pero sin perderle de vista por mucho que la distancia aumente. Una cima para fondistas. La cima que dejará claro quién peleará por el Giro al día siguiente en Milán y quien se quedará en el camino. La suma de continuos esfuerzos será clave. Tanto los de los días anteriores como los de la propia etapa. Sólo los más fuertes podrán seguir la estela de la cabeza.

Tras el fiasco de la jornada de ayer en el Alpe di Pampeago resulta clave el papel de Liquigas-Cannondale. La marcheta será, con casi toda seguridad, la situación dominante. Junto a ellos sólo la Lampre-ISD parece capaz de tomar las riendas de la carrera. Seleccionar en el Mortirolo para apuntillar en el Stelvio parece ser el plan. El coloso alpino es el puerto que mejor se amolda a Ivan Basso. Puerto de ritmo, constante, interminable. Tanto a él como a Scarponi le favorece. Joaquín Rodríguez, basado en la explosividad, tiende a sufrir en situaciones así. Tendrá la piedra de toque. Si consigue salvar el día obviamente luchará por la victoria en Milán. Difícil misión. Por el contrario Ryder Hesjedal es ahora mismo el hombre más fuerte. El canadiense tiene todo a favor. Con ventaja significativa respecto al dúo italiano con una contrarreloj por medio y a tiro del español.

Además habrá que prestar atención a los movimientos que tanto coequipiers como otros hombres de la general puedan realizar. Movimientos de la Colnago-CSF Inox a favor de Domenico Pozzovivo, de Euskaltel-Euskadi a favor de Mikel Nieve y porque no, del AG2R-La Mondiale para John Gadret. La disputa de la general por equipos tendrá el aliciente de la lucha de Movistar Team respecto al Lampre-ISD y Astaná. Los secundarios pueden jugar un papel de importancia igual e incluso mayor de lo que puedan realizar los líderes.

A punto de finalizar el Giro de Italia viene una jornada propicia para vivir una gran tarde de ciclismo. La vigésima etapa puede tapar las carencias de una carrera que no será recordada entre las mejores de la historia. La falta de ataques y la falta de mordiente han hecho que hasta la fecha el transcurso de las etapas haya estado muy por debajo de las expectativas creadas. Veremos si el tappone es capaz de solucionarlo.