Mediada la tercera semana del Giro de Italia el rosa no es el color predominante en cabeza. En lo que llevamos de competición, los sucesivos líderes no han dado muestra de ser el cappo de la carrera. Ese puesto lo ocupa otro corredor. Un ciclista que pese a no haber vestido la maglia rosa está considerado ha sumado los galones de líder de la prueba. Él y su equipo no se esconden a la hora de dar la cara, cuando verdaderamente llegan los momentos importantes, cuando no hay que esconderse. No les importa trabajar. No les importa llevar el peso de la carrera aunque no tengan la exigencia de ello. Su objetivo es el triunfo. No tienen miedo en mostrar sus cartas, juegan con ellas levantadas desde un principio.
Todo a favor de su líder. Ivan Basso lucha por sumar su tercer Giro de Italia. A sus 35 años la explosividad de un pasado se convierte en fondo. Kilómetros, kilómetros y kilómetros. Ritmo, ritmo y ritmo. La apuesta es clara y decidida. El treno responde. Liquigas-Cannondale toma el control del pelotón para guiar al grupo en cada ascensión. Un equipo diseñado para tal misión. Calidad y cantidad de gregarios. Uno tras otro, la sucesión de corredores del equipo de Roberto Amadio se ha convertido en la típica estampa del Giro de Italia 2012. Ocho ciclistas arropando a su líder.
Desde abajo hasta arriba. Cada uno tiene una tarea diferente, todos el mismo final. Fabio Sabatini y Maciej Bodnar, los primeros en actuar. Controlar el grupo en los tramos llanos y en los primeros kilómetros de las primeras ascensiones su cometido. Después de finalizar su trabajo llega el grueso de la expedición. La verdadera marcheta de la carrera. Un ritmo continuo, vivo, que no permite escaramuzas. Un ritmo pestoso, cansino, va machacando poco a poco las piernas. Al tran, tran, pero no para. Cristiano Salerno, Paolo Longo Borghini y Valerio Agnoli son los siguientes en tomar el relevo. Restan el trío de confianza del veronés en este Giro. Damiano Caruso, su excelente nivel le ha convertido en una sorpresa, es el primero de ellos. La calidad de Eros Capecchi le sucede. Finalmente llega el martillo pilón. El encargado de hacer más daño, de seleccionar la carrera, de dinamitar la subida. Simplemente el gregario, el tipo de corredor que todos los jefes de filas quieren en su equipo. Sylvester Smyzd toma el control del grupo, el resto tiembla.
El polaco encarna la figura de entrega a su líder. Sacrificado por una causa. El último relevo es el suyo. Marca el antes y el después. Tras apartarse turno para Ivan Basso. El líder del equipo da continuidad al ritmo de sus compañeros. Continuidad pero no ruptura. La explosividad se quedó por el camino, lo suyo es ir poco a poco, constante. Ya caerán pensará mientras pedalea. Su apuesta no va mal entonada.
A falta de los dos días decisivos está tercero en la general confirmándose como uno de los hombres más fuertes –sino el que más-. A pesar de llegar corto de competición el veronés no ha fallado. Sacrificó competir por su dorado retiro en el Teide. Sacrifico doble. Entrenamiento de volumen en altura, dos semanas alejado del mundo. Generó dudas después de regresar en Romandia. Manifestó que sería en la tercera semana cuando llegaría en plenitud de forma. A las primeras de cambio lo ha demostrado. El Passo Giau el escenario. No consiguió irse en solitario, dio el primer aviso. El ritmo de la etapa pasará factura en los próximos días. De momento se ha llevado por el camino a Roman Kreuziger mientras que por detrás ha conseguido abrir hueco. El Giro parece cosa de cuatro. El líder lo tiene claro: “Si Liquigas-Cannondale mantiene ese ritmo, no creo que podamos resistir”.
Ritmo por encima de todo. El beneficio de un fondista la carta elegida. Tanto mañana viernes como el sábado el monólogo verde está asegurado. La marcheta se impondrá en el pelotón. El colofón apunta a ser el Stelvio. Eso si el Mortirolo no lo impide. Sea como sea, tanto él como su equipo serán los jueces de la carrera. Su ritmo marcará quien podrá y quien se verá apeado de la lucha por el triunfo final.
Lo malo es que no parecen tener alternativa, si mediado el Stelvio tienen a Purito a rueda me pregunto yo qué harán, si intentarán hacer algo, es más, me pregunto si alguien, quien sea, intentará hacer algo, porque mucha etapa guapa sobre el papel y a falta de dos días como quien dice aun estamos por ver algo.