No será fácil de olvidar el enfado del recién proclamado Mark Cavendish al enterarse que su compañero Mark Renshaw le abandonaba para emprender una aventura en solitario. Cabezazos a parte, si una cosa había quedado en los últimos años de la estructura HighRoad es que el australiano era probablemente el mejor lanzador del pelotón. Junto a él, varios eran los sprinters que sacrificaban sus opciones de victoria como Matt Goss, John Degenkolb o Leigh Howard, pero al final, cuando HighRoad desapareció y Cavendish puso rumbo al Team Sky únicamente su inseparable Bernhard Eisel le acompañó en la nueva andadura. El resto quería volar por libre, aunque al campeón del Mundo la baja que más le dolió fue la de Renshaw.

Es como si un día llego a casa y mi novia me dice que me dejadeclaraba Cav’s en octubre muy afectado por la marcha de su compañero. “Conozco a mucha gente, mucha gente que me diría que sí y mucha gente que me odia, ¿pero un círculo de confianza? Ese es un grupo muy pequeño por el que haría cualquier cosa, y pensaba que Mark estaba dentro”. Pero como declaró Renshaw cuando anunció su decisión de fichar por el equipo Rabobank “La decisión de perseguir mis sueños en el Tour de Francia era demasiado importante” a lo que añadió que “He pasado días y noches pensándolo y tener ahora esta oportunidad es muy excitante. Sé que habrá mucha gente que no entenderá que me separe de Mark pero él entiende mi deseo de ganar carreras”.

De golpe y porrazo se había puesto fin a tres años de exitosa relación en la que the Manx Express consiguió una Milano-Sanremo, cinco etapas del Giro, diciseis etapas del Tour y tres etapas de la Vuelta, Mientras tanto Renshaw, formado en la prolífica pista australiana y curtido en los equipos franceses, siempre supeditado a las exigencias del que tras la salida de Greipel se había convertido en el líder único de HighRoad, tenía como hito más remarcable en su palmarés la victoria en el Tour de Qatar’11.

Viendo que su madurez como ciclista estaba llegando y que sus oportunidades para liderar un equipo jamás llegarían si acompañaba a su compañero al Team Sky. El dilema para el australiano era más que lógico ¿mantenerse al lado de Cavendish siendo pieza clave en sus victorias o intentar una aventura por su cuenta?

La decisión es ya conocida por todos, Renshaw dejó plantado a Cavendish y -al contrario de lo que se podía pensar tras la irrupción de GreenEdge- emprendió una nueva aventura en el equipo Rabobank, un equipo que acababa de perder a Óscar Freire por discrepancias con la dirección y que a pesar de contar con buenos velocistas como Theo Bos, Michael Matthews e incluso Matti Breschel jamás había actuado como bloque en las llegadas al estar siempre más enfocado a la lucha de Robert Gesink y Bauke Mollema por las clasificaciones generales de las grandes vueltas. No era fácil predecir si Renshaw encajaría en el equipo neerlandés.

Ahora, con la primera mitad de la temporada consumida y tras su abandono en el Giro antes de que empiece la montaña, con la mirada puesta ya en otros objetivos, puede decirse que su llegada a Rabobank ha sido ciertamente decepcionante. A pesar de empezar el año con resultados destacados en Australia y Qatar, cuando llegó Paris-Nice, el escenario que debía consolidarle como sprinter ganador, y con una nómina reducida de velocistas, no llegó a disputar ninguna volata, al igual que en la Classicissima, en la que a pesar de cuajar una muy buena actuación, como el resto de sprinters, no pudo optar al triunfo. Sin peso en las clásicas, su siguiente objetivo era el Giro, al que llegó con la primera victoria de la temporada en una etapa en Turquía, pero tras su abandono se ha demostrado que todavía está lejos de ser un sprinter de referencia.

Veremos cómo acaba la temporada y la confianza que deposita en él el equipo Rabobank, pero de momento la decepción es más que patente. ¿Cola de ratón o cabeza de león?