En su segundo año como profesional, una de las grandes promesas de la velocidad italiana hará su debut en la prueba por excelencia del calendario transalpino. Andrea Guardini (Tregnago, 1989) verá un sueño cumplido en Herning. Un sueño que sabiamente se ha retrasado un año. Su participación en su primer año como profesional hubiera restado en vez de sumando en un trazado poco apto para sus intereses, menos aún para sus condiciones. Velocista como pocos, sufridor como muchos. Cuando la carretera comienza apuntar al cielo las dificultades llegan para el veronés.
Afrontando su segunda temporada en la élite llega el momento de ponerse el dorsal en el Giro de Italia. Los primeros días de competición serán los objetivos. Los finales en línea de Herning y Horsens en Dinamarca se presentan como los más aptos para que pueda pelear por la victoria. A partir de ahí cada día que pasa las dificultades irán en aumento. El final en Fano, meta de la quinta etapa, será con casi toda seguridad su última oportunidad. El repecho a cinco kilómetros de meta en Frosinone y el paso por Vico en Montecatini Terme después de una maratoniana jornada restan posibilidad al ciclista de la Farnese Vini-Selle Italia. Cervere –final de la decimotercera etapa- y Vedelago –final de la decimoctava- son dos llegadas aptas para sus intereses pero seguramente sean demasiado tarde. “El objetivo es vencer en una etapa, luego ya veremos” afirmaba en una entrevista de Barry Ryan en Cyclingnews.
A día de hoy Andrea Guardini es el ciclista que más ha competido. Cuarenta y cuatro días desde su inicio en el Tour de San Luis. Después de Argentina, Qatar y Omán fueron sus siguientes paradas en la que acabó sin victoria alguna. Todo hasta que llegó su talismán. En el Tour de Langkawi sumó seis victorias –la temporada pasada hizo cinco dianas- necesarias para darle la tranquilidad suficiente. Tres Continentes hasta llegar a Europa. Después de un parón necesario se debutó en la Settimana Internazionale. Dos clásicas como Scheldeprijs y GP de Denain Porte antes de afrontar la última preparación, el Tour de Turquía. El objetivo era claro, “la idea es llegar a la primera semana del Giro de Italia muy fuerte porque hay varias etapas que pueden terminar en sprints masivos”.
El estreno en una gran vuelta y la fatiga acumulada en el primer ciclo de la temporada corren en su contra. Será la primera vez que se batirá contra los grandes sprinters que, como él, han preparado con mimo, algunos más otros menos, la disputa del Giro de Italia. Elia Favilli será su principal ayuda en la parte final de cada etapa. Sin un corredor para disputar la general, su equipo no se vuelca en sus intereses. Compartir equipo con Oscar Gatto –vencedor de etapa la temporada pasada- y Filippo Pozzato no favorece a un velocista que apenas ha compartido carreras con el hombre que ejercerá el papel de escudero. El potencial de equipos como Rabobank, Sky, GreenEDGE o Garmin-Barracuda le hará partir con una notable desventaja. El oficio deberá hacer el resto.
Su rendimiento estará examinado con lupa por muchos. No en vano, su debut se presenta como uno de los mayores acontecimientos de la presente edición. Elegido junto a Elia Viviani como los más que posibles sucesores de los reyes de la velocidad italiana, el Giro 2012 puede ser un antes y un después en la carrera de Andrea Guardini.