El de Varese es un rara avis en el actual pelotón. Tras la retirada este pasado invierno de Carlos Sastre, probablemente el italiano sea el único corredor que se pueda calificar como especialista en carreras de tres semanas. Quizas aquí la palabra especialista no este bien utilizada, pero es cierto que ver a Basso con los mejores en una prueba que no sea una gran vuelta es una tarea casi imposible, por esto es difícil medir el estado de forma al que llega al Giro un corredor que solo es capaz de demostrar todo su potencial las 3 semanas que dura la carrera que elige cada año.
Este año además la tarea de adivinar su nivel es mucho más complicada tras los infortunios que ha sufrido en lo que va de temporada. Tuvo que abandonar en Paris-Niza y Volta a Catalunya por verse afectado en caídas que retrasaron mucho su puesta a punto para la corsa rosa, tanto es así, que se llegó a dudar de su participación en la carrera hace no tantas semanas. Pero los más de 100 kilómetros de contrarreloj que este año presenta el Tour y la gran cantidad de finales explosivos en la Vuelta hacen casi obligatorio su presencia en el Giro para justificar su status dentro del equipo italiano. Si no es capaz de hacer un buen resultado en esta carrera, casi se puede afirmar a finales de Mayo que su temporada habría sido un fracaso.
Tras pasar dos semanas de intensa preparación en el Teide parece que las sensaciones mejoraron. En Trentino no estuvo con los mejores y en Romandía tampoco ha destacado, pero como ya comentamos es algo usual en un corredor que como curiosidad nunca ha pisado el cajón en pruebas de una semana del calendario World Tour, no parece que vaya a empezar a hacerlo a los 34 años. A su favor cuenta este año con que toda la dureza se concentra en la última semana de carrera, por lo que llegar algo corto de ritmo a la salida en Dinamarca no es tan mala noticia como en otras ocasiones, pero ya se sabe lo que se dice en estos casos, en las primeras semanas no se ganan las carreras pero muchos las pierden, y este año vuelve a haber sterrato, terreno que le puso en un serio aprieto en 2010.
Para que esas dos primeras semanas pasen lo más tranquilas posibles y en la tercera pueda endurecer la carrera tanto como sea posible vuelve a contar otro año más con un equipo que estará volcado en que pueda llevarse su tercera maglia rosa tras los éxitos de 2006 y 2010. Vanotti, Sabatini o Salerno seran los encargados de guardar sus espaldas los primeros días, mientras que Agnoli, Capecchi, y Szmyd forman un trió de lujo para controlar la carrera en las duras etapas dolomíticas que esperan al final de la carrera, solo falta que Basso responda cuando los favoritos pongan las cartas sobre la mesa.