Nunca me cansaré de destacarlo; me encanta y me enorgullece -como aficionado- la manera de correr y entender sus temporadas de Joaquim Rodríguez. Desde que saliera de Caisse d´Epargne, donde, por ejemplo, en 2007 sumó más de 60 días de competición sin ninguna Gran Vuelta, el catalán ha optimizado su presencia en las rondas por etapas consiguiendo cuatro victorias parciales y 3 Top10 en 4 citas. Así, demuestra que rendir de marzo a octubre es posible también si eres ofensivo. A ‘Purito’ le está saliendo rentable, toda vez que en su época Katusha lleva un total de 16 victorias, más de la mitad de las que lleva en toda su carrera.

Cuarto en la clasificación final en 2011 -sanción a Alberto Contador mediante-, el reciente ganador de la Flecha Valona confirma la comodidad con la que afronta un calendario con Giro y Vuelta como GT´s a correr. Le permite empezar a correr en febrero, buscando victorias en marzo y abril, y todavía alargar su primera parte de la temporada en el Giro. Incluso, como así hizo el año pasado, hacerlo hasta el Dauphinè Libere para buscar unos triunfos parciales que le terminaron dejando más satisfecho en esa primera estación de su primera temporada. Bien es cierto que no llega al Giro como llegó entonces; ahora cuenta con triunfos en Tirreno, País Vasco (2) y una gran clásica, la Flecha Valona. Y suma casi el doble de puntos CQ Ranking que a principios de mayo la temporada pasada.

Esa tranquilidad relativa con la que afronta la primera Gran Vuelta del año, debería convertirse en aliada, pues tanto en 2010 como en 2011 terminó pagando la búsqueda irrefrenable de triunfos parciales a lo largo del año. Aunque, lo que más pagó, fue su incapacidad para afrontar los kilómetros contra el crono. Centrándonos en el Giro que comienza el sábado, es perfectamente comprensible que se plantee Giro-Vuelta como rondas de tres semanas a correr. En la Corsa Rosa ‘solo’ tendrá que sufrir 40,2 km. de lucha individual contra el cronómetro. La TTT de Verona, llana como las otras y de 32.2 km., no la sufrirá tanto pues entre Gatis Smukulis, Pavel Brutt y el resto del equipo, podrían dejarle, por lo menos, dentro de lo que podríamos entender un resultado digno -no perder nunca más de 1 minuto con respecto al resto de líderes-.

Mejorar en este aspecto, no ha mejorado. Con 32 años es muy difícil, si no imposible, hacerlo. Pero cada año que pasa se siente más seguro de sus habilidades. Las llegadas en alto en finales explosivos es la más conocida de todas ellas, y su objetivo estará en maximizarlos. Apuntemos los días de Assissi, Falzes, Rocca di Cambio o Lago Laceno -días donde podría encontrar su primer triunfo parcial en el Giro-, así como en los finales en alto su necesidad de ser regular, para poder mantenerse lo más arriba posible antes del último día.