Existen dos maneras de presentar la temporada del equipo navarro; la oficial y la oficiosa. La primera de ellas, la que termina con 12 victorias y sólo 4 en grandes escaparates (Luisle en San Sebastián, Rui Costa en el Tour de Suiza y sendas victorias de David López e Imanol Erviti en la Vuelta a España), es la que termina dejando al Caisse d´Epargne en la media tabla de los grandes equipos. La oficiosa, la que dadas las circunstancias nos deja contar con la -media- temporada de Alejandro Valverde como parte activa de la escuadra de Eusebio Unzué lo sitúa un poco más arriba, con 5 victorias a añadir, llegando así a las 17 y con el interrogante de lo que hubiera podido obtener el equipo si Valverde no hubiera sido finalmente sancionado tras su victoria en el Tour de Romandía. Además de la victoria en la general, y una parcial, en la vuelta helvética, Valverde también había ofrecido sendas victorias en la Itzulia (que al final, y tras su sanción, pasarán a formar parte del palmares oficial de Óscar Freire) además de otra en la general del Tour del Mediterráneo, en febrero. El resto de la actuación del murciano no deja de ser sino un calco de la actuación de su equipo. Muchos buenos puestos -15 podiums en 4 meses- y no tantas victorias.
En la primera parte de la temporada serían el mismo Valverde quién diera rédito a los navarros, junto con Luis León Sánchez, que daría la primera victoria del año al equipo en las antípodas, en el Tour Down Under. Con posterioridad vendría la decepcionante actuación del equipo en una de las carreras que siempre se marcan en el calendario, la París-Niza, donde ni el anterior ganador, Luisle, ni un eterno aspirante como Valverde consiguieron desbancar del primer puesto del cajón, ya con el sol de frente en Niza, a Alberto Contador, que sería flanqueado por éstos. Antes, en la Challenge de Mallorca, el portugués Rui Costa había conseguido el Trofeo Deiá tras un bonito duelo bajo la lluvia con el local Joan Horrach (Katusha).
Cuando la duda más se cernía sobre Valverde, y su carrera, el equipo llegó al punto más importante de la primera parte de la temporada; las clásicas de cotas de Bélgica y Holanda. Sin Purito ni Moreno, sería la obligación de Luisle cubrir a su jefe de filas, que venía de hacer un buen papel en la Itzulia, quedando 2º en la general tras Chris Horner (Team Radioshack). Agua. Agua y volcán. El Eijafjalla impidió, no sin culpa de la desastrosa organización y escasa rapidez de acción del equipo, a Valverde optar a una Amstel Gold Race donde ya había conseguido ser podium. En Huy no llegó ni a poder estar con los mejores. No rozó ni el palo y se quedó lejos y sin opciones de abordar al por entonces arcobaleno Cadel Evans (BMC). En Lieja, su carrera, más agua. Uno de los corredores que con más pasión entienden el ciclismo; Alexandr Vinokourov, junto con su tocayo Kolobnev, dejaban la condición de killer de Valverde con la única posibilidad de obtener otro podium más en La Doyenne. Tercero superando a un Gilbert que le había mostrado antes en Saint Nicholas las piernas que le había hecho arrasar en el Cauberg una semana antes.
Tras esto, un Valverde resignado se presentó en el Tour de Romandía para disfrutar sus últimos días de ciclismo hasta 2012. Y lo hizo como siempre ha corrido. A veces a la contra, a veces con despiste, pero siempre con una pasión irreductible que le han ido llevando año tras año al triunfo. En esta ocasión el de la general y el de la etapa reina ante Simon Spilak (Lampre), Igor Antón (Euskaltel) y Denis Menchov (Rabobank). El resto, para Valverde, es historia. La de las declaraciones filtradas de McQuaid y las intenciones veladas de Ettore Torri lo resumen en un capítulo que debió ser cerrado mucho antes.
Mientras el caso de Valverde se decantaba, las aventuras de David Arroyo en el Giro levantaban el ánimo a un equipo que no había empezado tan bien el año. La fuga de L´Aquila, donde Lastras, Amador y Jeanesson se dejaron el alma comandando el grupo de 50 que se había escapado a principio de etapa, le dejó con posibilidades, y el de Talavera de la Reina, veterano y regular donde los haya, consiguió terminar la Corsa Rosa en el podium final rodeado por los Liquigas Basso y Nibali. Su actuación será recordada. Dio el callo en Montalcino y se defendió en las altas montañas que con normalidad pasa el Giro. Para el recuerdo, su demencial descenso del Mortirolo vestido de rosa.
Junio llegó con vientos nuevos y la necesidad de pasar página en torno a Valverde. Uno de los palos que hablábamos por parte de Urán en Suiza, una gran victoria de equipo de Rui Costa, con JJ Rojas -aquel que casi más apunta y menos acierta del equipo en un desafortunado 2010- dándole medio triunfo controlando a Monfort, y la victoria en los naciones de contrarreloj gracias a Luisle, y el de ruta, por parte de José Iván Gutiérrez, dejaban al equipo con buenas sensaciones ante un Tour que, lejos de ser decepcionante, terminó dejando un sabor agridulce en el equipo. Porque la actuación fue buena, luchando por las fugas, y rozando la victoria en varias ocasiones con Perget, Kyrienka o Luisle planteando batalla acomodando al equipo a otra manera de dejarse buscando victorias parciales desde lejos. Tras la Grande Boucle, la gran victoria del año por parte del que, como era normal, se erigió líder del equipo. Luisle conseguía alzar los brazos, ante Vinokourov y Sastre, en el Boulevar de Donosti para darle al equipo la mejor victoria en 2o1o, la Clásica de San Sebastián.
Por último, la Vuelta a España. Equipazo con Urán, Arroyo, Plaza, Luisle o Bruseghin. Al final las victorias llegarían gracias a dos fugas resueltas de forma excelente por David López en Alcoy, e Imanol Erviti en Vilanova. Después de casi justificar la última GT del año con estas dos victorias, la caída que lastró a Antón camino de Peña Cabarga, también lo hizo con Marzio Bruseghin y Rigo Urán, que parecían en forma y dispuestos a dejarse ver y luchar por los puestos de arriba. Puestos a los que al final sólo pudo acercarse un descomunal durante todo el año, de enero a septiembre, Luis León Sánchez, que aunque pueda parecer en ocasiones indolente, en ciertos aspectos, la temporada que se ha concluido este año es de una regularidad impresionante, con calidad y triunfos durante todo el año.
El último momento del año donde se dejaron ver los chicos de Unzue fue en Lombardía. Allí fue Pablo Lastras quien dejara en la dignidad más pulcra la actuación de un Caisse d´Epargne que ha conseguido un buen saco de victorias oficiales, otras tantas oficiosas, y un puñado de buenos puestos que quizás no tengan una continuidad en 2011, ya con Movistar como patrocinador, por la sanción de Valverde y las salidas de Luisle, Urán o Rui Costa. En cualquier caso, las llegadas de Intxausti, Pardilla, Tondo o Ventoso tratarán de dejar el pabellón lo más alto posible mientras se sucede la larga espera necesaria para la vuelta de Alejandro Valverde, que tiene en enero de 2012 la posibilidad de volver a correr y de dejar en puestos top, otra vez, a un equipo que ha conseguido enganchar a una gran empresa que dará un poco más de vida y margen al ciclismo nacional.
Javier Cepedano