Si hace unas semanas, incluso meses, la afición ciclista internacional se frotaba las manos con ese duelo, supuestamente antológico, de Philippe Gilbert con Alejandro Valverde, el conocido como Rey de las cotas, con el anterior, ya no lo hace tanto. La bajísima forma, hasta el pasado domingo, del valón y los problemas físicos, derivados de una caída a finales de marzo en Catalunya, del murciano han hecho que el debate sobre los favoritos para la Liège-Bastogne-Liège del próximo domingo, el cuarto y último Monumento de la primavera, se ha extendido a otros protagonistas.
Ahora hay que pensar en otros nombres (y los que puedan salir a partir de mañana por el resultado de la Flèche Wallonne). En Peter Sagan, que comenzó a asustar en Chieti, en la Tirreno-Adriatico, y ha demostrado un nivel sublime en la temporada de clásicas con tan solo 22 años. También en Simon Gerrans, que no tuvo su mejor día el pasado domingo en Valkenburg, pero es todo un ganador de la Classicissima y uno de los mejores ciclistas en lo que llevamos de 2012. Sin olvidarnos de otro de los que fallara en el Cauberg; Purito Rodríguez. Segundo en 2009 y líder del Katusha para la carrera decana del ciclismo. Y también hay que pensar en los italianos. En Damiano Cunego, Michele Scarponi y Vincenzo Nibali.
Pero también, en la presentación de la Liège-Bastogne-Liège de 2012, tenemos que resaltar algunas ausencias. La incomprensible de Samuel Sánchez en primer lugar, no exigiéndose estar para disputar todo un Monumento. El Tour no debería ser excusa para un corredor veterano y fondista, que además tiene en abril grandes objetivos. Alexandr Vinokourov tampoco será parte de una carrera que ya ha ganado dos veces. El kazajo siempre le pone ilusión y estrategia, y eso siempre se nota en el devenir de una carrera donde se necesitan animadores de este tipo. Y tampoco Cadel Evans, ganador de la Flèche Wallonne en 2010 y mundial en 2009, que aunque no haya tenido en Ans sus mejores resultados siempre que corre, responde.
Pero, como en casi todas las ediciones, este Monumento es más abierto que los dos anteriores en cuanto a favoritos. Es difícil saber la motivación y forma de los hermanos Schlecks, por ejemplo, o la determinación de equipos como BMC, Katusha, Liquigas, Lampre o Movistar para entrar en el juego táctico que supone esta prueba. El tirar o no tirar. El controlar, o dejar que otros controlen la carrera. Y es que La Doyènne es más una batalla de equipos, donde rematan corredores. Muy diferente a la personalidad con que afrontan los líderes de las escuadras los Monumentos de piedras.
Por delante tendrán 257,5 km. en ese camino de ida y vuelta entre Lieja y Bastoña. El punto donde antes se filtraba la carrera, Côte de La Redoute, tristemente no será más que un movimiento de vara en un pelotón que no se definirá hasta Côte de La Roche aux Faucons, la más protagonista de todas las cotas tras su inclusión en 2008. Esperemos que los ciclistas y equipos brinden un bonito espectáculo, que los corredores respondan en primera persona y ofrezcan un espectáculo venido a menos en los últimos años.