Unos días después de que la opinión pública haya estado mostrando su desacuerdo con la decisión que ha tomado ASO en cuanto al recorrido del Tour de Francia 2011, se ha filtrado otra noticia que puede hacer que muchos aficionados se echen al cuello de la organización francesa. El motivo no es otro que el de suprimir la Trouée d’Arenberg de la París-Roubaix a partir de la próxima edición. Cierto es que ha habido ediciones en que se ha decidido prescindir del tramo debido al mal estado de los adoquines, como en 2005, y aunque siempre es un golpe no ver el paso de los ciclistas por allí, se puede llegar a entender ¿Pero suprimirlo porque sí?

foto: wikipedia.org

Es cierto que es difícil ganar la carrera allí, aunque los 2400 metros de recta más de una vez han dado al traste con las opciones de alguno de los principales candidatos. Pero su mera presencia hace que seamos muchos los que el segundo domingo de abril movamos cielo y tierra para ver íntegros los últimos 100km del Infierno del Norte para poder ver a ciento cincuenta animales luchando por llegar a la entrada del tramo en las primeras posiciones y, una vez dentro, a los máximos favoritos comandando un grupo que metro a metro va desgranándose en mil pedazos, para ver montoneras que taponen el estrecho camino, siempre repleto de bidones caídos de sus bicicletas sobre la húmeda hierba que crece entre los adoquines, flanqueado por amantes del ciclismo y unos árboles que año tras año son espectadores de uno de los espectáculos más bellos que el deporte regala.

La idea más importante que ASO tiene en mente para llevar a cabo tal atrocidad es la desviación del recorrido hacia Valenciennes para incluir el tramo de Chemin des Postes el cual ya fue incluído en 2005 cuando la Trouée se evitó por el mal estado del adoquín. La razón según ASO debemos encontrarla en que es necesaria una reducción en el kilometraje. Señores, ésto es un Monumento, la que para muchos es la carrera del año, una carrera que sólo los guerreros pueden ganar, una carrera que escribe su historia a base de mitos, del primero al último de los ciclistas que, exhaustos, cruzan la línea de meta en el Velódromo. Es la París-Roubaix. Es el Norte.

Y es que del mismo modo que es difícil imaginar un Tour de Flandes sin el Koppenberg, una Lieja-Bastoña-Lieja sin La Redoute o un Tour de Francia sin los Campos Elíseos es imposible concebir la idea de vivir una París-Roubaix sin la Trouée d’Arenberg. Por ahora no es más que una idea con visos de convertirse en una realidad cuando el próximo 15 de Diciembre se anuncie el recorrido definitivo de la prueba.

Xavier Andrés