Llega la segunda quincena de abril a C&H y otro año más nos trae de la mano la segunda parte de la temporada de clásicas de primavera, el tríptico de las Ardenas. Allí, con contadas excepciones, el perfil de corredor capaz de triunfar poco tiene que ver con el que es capaz de hacerlo sobre las piedras. Si a priori sobre los adoquines el duelo estaba servido entre Tom Boonen y Fabian Cancellara, en el caso de los uphills el pronóstico es mucho más difícil por la propia esencia de estas pruebas, más abiertas, más difíciles de controlar y con más ciclistas que reúnen condiciones para triunfar. Uno de los hombres que parte como indiscutible favorito es Joaquim Rodríguez, un Joaquim que llega a los días previos como tocado por un ángel, rodeado por aura especial, una serie de factores ajenos a sí mismo, y no, y que hacen del hito algo más factible todavía.
Factores propios del corredor son su estado de forma hasta la fecha: 3 victorias de mucho nivel en 2012 incluida la exhibición en el Alto de Ibardin en la Itzulia, representativa de sus aspiraciones. Como ya apuntamos en las conclusiones tras la carrera vasca no nos parece menos importante la mentalidad y la madurez que ha alcanzado Purito sobre la bicicleta que su estado de forma. Lo encontramos más paciente y sereno, con más sangre fría, capaz de seleccionar mucho mejor el momento en el que lanzar el ataque -véase el final en Offida en Tirreno-Adriático-. Esta mentalidad viene motivada en parte por la estrategia adoptada en el equipo Katusha desde la pretemporada. Desde la cúpula directiva del equipo ruso -sabedores de la importancia del catalán- supieron darle la confianza necesaria y reforzar el bloque de uphillers con hombres como Vicioso o Florencio, y que unidos a un Dani Moreno que no se cansa de crecer, forman una fila de ensueño pensando en las empinadas cotas que vienen. Y todo ello pese al flamante fichaje de Denis Menchov. Se podría decir que ambos salieron fortalecidos, equipo y corredor, ganar-ganar, el ideal de todo negocio.
Purito fue el mejor en 2011 en el tríptico de las Ardenas por detrás del gran triunfador Philippe Gilbert. Con el belga desaparecido de escena en lo que va de 2012, parte del morbo en estas carreras se encuentra en comprobar si el catalán es capaz de batir a su ex jefe de filas, el murciano Alejandro Valverde. Es digno de mención el papel que ha jugado el bueno de Purito a lo largo de sus años al lado de Valverde, determinante en muchos de sus éxitos. Ese rol de actor secundario, siempre a la sombra en las grandes citas de Alejandro, fue uno de los factores más importantes que tuvo en cuenta a la hora de cambiar de aires y dejar el bloque de Unzué tras 4 temporadas. Con el regreso de Valverde a la competición se presenta una buena oportunidad para demostrar que está al nivel del murciano enfrentándose como rivales por primera vez en una gran cita.
Por último está la historia. Desde que debutase en la Liege-Bastogne-Liege en 2004 en las filas de Saunier Duval, el idilio con las Ardenas es total en una relación de dos partes condenadas a entenderse. 4 pódiums por un total de 8 Top-10 es el botín conseguido en el conjunto de las tres pruebas. Quizá por no tener un final tan explosivo Lieja se adapta peor a sus condiciones, aunque allí ya hizo segundo en 2009. En las dos victorias de Valverde (2006 y 2008) su papel fue protagonista y determinante para el resultado final. Su mejor carrera es Flecha Valona donde hasta en dos ocasiones se ha quedado a las puertas de la victoria, en 2010 tras Cadel Evans y en 2011 al igual que en Amstel Gold Race tras el mencionado Gilbert.
El bravo corredor catalán es consciente de todos estos factores y confía en sí mismo. Es sabedor del papel que juega ahora mismo para el ciclismo y para el deporte español y sin ir más lejos esta misma semana recriminaba la falta de apoyo económico por parte de las instituciones al deporte de la bici en Cataluña. Se siente importante y lamenta la falta de reconocimiento que sufre el ciclismo en nuestros días.
Condición física, confianza, motivación, galones, un bloque fuerte, unas carreras que le van como anillo al dedo, rivales con dudas, ganas de demostrar muchas cosas y un carácter valiente y luchador por naturaleza. Purito lleva un Monumento del ciclismo en las piernas y pueden apostar a que no va a esperar hasta octubre para probarlo.