Alessandro Ballan (BMC Racing Team)
Tras unos primeros años un tanto decepcionantes en la nueva megaestructura de BMC -por más que el puestómetro maquille un poco sus dos temporadas anteriores- parece ser que el corredor italiano por fin se ha asentado y vuelve a ser el de sus mejores días como demostró rompiendo la carrera en Flandes cuando todos parecían, un buen rato después del abandono de Cancellara, bastante desubicados entre los muros flamencos. Llevábamos un tiempo esperando al mejor Ballan y por fin ha vuelto. Él lo tiene claro, si quiere tener algo que decir en la carrera tendrá que ser uno de los agitadores, pues la llegada en grupo no le favorece en absoluto, juega a su favor que con 32 años se encuentra en la madurez de su carrera deportiva, y sabe qué necesita en cada momento para optar a la victoria. Junto a esto su mejor baza será un equipo donde también la experiencia será la mayor de sus virtudes con otro outsider a la victoria como Thor Hushovd, el siempre desdichado George Hincapie, dos currantes como Quinziato y Burghardt o el joven Taylor Phinney. Mover bien la carrera puede dar a Ballan la oportunidad que necesita.
Juan Antonio Flecha (Team Sky)
Nuestro querido van der Pijl vuelve a la carrera que le ha hecho ser un pionero en el ciclismo español y parece ser que su lesión en la mano está completamente recuperada. En los últimos años ha venido optando por la táctica de aguantar como sea junto al resto de hombres fuertes de la carrera que le ha dado unos resultados enormes, nada menos que tres podios en el Velódromo, pero el gran hándicap que supone para él tener que jugarse una victoria al sprint hace que sus opciones se reduzcan sobremanera. Su gran aliado en la carrera del domingo será Alessandro Ballan, los dos necesitan una carrerea rota para tener opciones, y los dos firmarían salir del Carrefour de l’Arbre con opciones de jugarse la victoria en un mano a mano. Durante años la actuación de Flecha se ha basado en la muy loable táctica de aguantar hasta el límite de lo que sus piernas permitían con los mejores, pero para llevarse la victoria no parece que le vaya a servir así que será necesario verle correr una carrera muy táctica apoyándose en el potente bloque británico para, por fin, llevarse su merecido Monumento.
Peter Sagan (Liquigas – Cannondale)
¿Qué decir de El Bicho que todavía no se haya dicho? Es de suponer que tendrá un techo, pero de momento nadie parece saber dónde está. En San Remo fue la aceleración de Nibali en el Poggio y la respuesta de Cancellara la que le privó de luchar por su primera gran victoria, mientras que en De Ronde primero la caída de Van Summeren entrando en el Oude Kwaremont y luego el error propio de su juventud que le hizo no estar bien situado cuando Ballan y Pozzato acabaron con sus opciones, aunque a pesar de eso nos regaló una última subida al Paterberg digna de los más experimentados flandriens. A pesar de su juventud, Paris-Roubaix no es ni de lejos una carrera nueva para él, ya que más allá de su debut como profesional el año pasado con discretos resultados, ya tuvo oportunidad de disputar en 2008 la Paris-Roubaix junior en la que finalizó segundo tras Andrew Fenn. Ha quedado más que contrastado que los adoquines también son su escenario y aunque la lectura de carrera puede ser su punto débil tiene una cualidad que no tiene ningún otro candidato a la victoria: él puede disputarle la victoria en una llegada al sprint a Tom Boonen.
Filippo Pozzato (Farnese Vini – Selle Italia)
Al italiano le costó mucho convencerse de que en las piedras podía tener uno de los mejores escenarios para brillar y cuando por fin lo hizo fue primero perdiendo oportunidades con marcajes al hombre a Tom Boonen y luego desperdiciando su talento en sus últimos años en Katusha, pero con su vuelta a Italia, a la modesta Farnese Vini, hemos recuperado la mejor versión de Pippo. A pesar de la victoria de Tom Boonen fue el más fuerte en De Ronde y se presenta a la cita del domingo en un estado de forma extraordinario. Ya sabe lo que es llegar al Carrefour de l’Arbre jugándose la carrera y que su falta de ambición le elimine de la lucha por ganar su primer pedrusco en el Velódromo, así que es de suponer que habrá aprendido la lección y volverá a mostrar la versión ofensiva que tan cerca estuvo de eliminar a Tom Boonen de la lucha por la victoria del pasado domingo en tierras flamencas cuando se coronaba el Paterberg. Deberá tratar de eliminar a Boonen, pero también a Sagan, Hushovd y Degenkolb de la carrera; si lo consigue sus opciones crecerán exponencialmente.
La apuesta de C&H: Tom Boonen (Omega Pharma – QuickStep)
Sin Cancellara en la línea de salida es sin lugar a dudas el gran favorito para llevarse Paris-Roubaix, especialista como el que más en el pavé, rápido como ninguno en la llegada y con uno de los equipos más potentes. Conociendo todo esto queda claro que, como en De Ronde, no le corresponde a él hacer selecciones, tramo a tramo, los propios sectores de pavé lo irían haciéndolas hasta llegar al Velódromo para jugarse la victoria. Pero como a día de hoy ninguno de sus rivales querrá jugarse el triunfo contra él, la carrera por suerte no será en ningún caso tant inherte como el escanario ideal que a Tommeke le gustaría encontrarse; siendo el el gran favorito, será el gran rival a batir. Deberá apoyarse siempre que sea posible en el gran bloque que presenta Omega Pharma – QuickStep con las cabezas visibles de Chavanel y Terpstra, responder a ataques sobre los adoquines y sobre el asfalto en primera persona, tapar todos los huecos que vayan surgiendo y desgastarse mucho antes de llegar a Roubaix. Una empresa ciertamente complicada de no ser porque estamos hablando de uno de los grandes de la historia de las piedras, una leyenda viviente que con treinta y dos años en sus diez participaciones ya sabe lo que es ganar la Reina de las Clásicas en solitario (2009) y en un grupo reducido (2005 y 2008) y lo que es correr bajo la lluvia (2002) algo que no todos sus rivales pueden decir, incluso también sabe lo que es vivir que la Trouée d’Arenberg acabe con las opciones de un gran favorito (2011). Dos cientos cincuenta y ocho kilómetros y vuelta y media a un velódromo le separan de ganar su cuarta Paris-Roubaix y ponerse a la alura de Roger De Vlaeminck.