Pregunta trampa para los jóvenes aficionados al ciclismo. ¿Cuántos ganadores de la Paris-Roubaix tomarán la salida el próximo domingo en Compiègne? Con Cancellara (2006 y 2010) en Suiza recuperándose de la caída sufrida en De Ronde serán Johan Van Summeren (2011), Tom Boonen (2005, 2008 y 2009) y Stuart O’Grady (2007) ¿no? Pues no, serán cuatro, ahí está Frédéric Guesdon, ganador de la edición de 1997.
Desde amateur ya había demostrado que los adoquines eran su terreno, donde más podía ofrecer y así, finalizando segundo en la Paris-Roubaix amateur en 1994. Tenía futuro en las piedras y así lo supieron ver sus primeros equipo, en 1995 y 1996 le dieron la oportunidad Le Groupement (87º) y Polti (14º) y con los colores de una recién fundada Française des Jeux -equipo que durante los últimos quince años nunca ha abandonado- se presentaba a la cita de 1997.
En esa ruleta que hace un tiempo era la meteorología en Paris-Roubaix, a aquel segundo domingo de abril de 1997 le tocó un día soleado y seco. Se llegaba al tramo decisivo de la carrera y del Carrefour de l’Arbre salían en cabeza de carrera Andrei Tchmil, Johan Museeuw y Fréderic Moncassin, pero un inoportuno pinchazo relegaba al campeón mundial al grupo perseguidor en el que se encontraban Jo Planckaert, Rolf Sørensen, Marc Wauters, Davide Cassarotto y Frédéric Guesdon. Tchmil y Moncassin peleaban por delante, pero justo entrando en el Velódromo el grupo perseguidor les daba caza.
En la vuelta y media que cada año recorren los héroes que llegan a Roubaix sanos y salvos ocho hombres iban a disputarse la victoria. Al sonido de campana nadie todavía se había atrevido a lanzarse a la victoria y Moncassin, fundido tras haber contenido a Tchmil comandaba el grupo hasta que cuando faltaban pocos metros de la contrarrecta, desde la última posición del grupo, Guesdon lanzaba el ataque desde lo alto del peralto del velódromo más famoso del ciclismo en ruta que le aupaba a la gloria.

photo: cyclingweekly.co.uk
Las complejas circunstancias de la carrera y los pequeños detalles que deciden una prueba tan caprichosa como la Paris-Roubaix dieron al bretón en 1997 la única oportunidad que ha tenido en su carrera de luchar por la carrera que le tenía enamorado. Desde aquel momento cada temporada tenía un día en rojo marcado, el segundo domingo de abril, y allí acudía cada año Frédéric Guesdon a dar lo mejor de sí, a dejarlo todo sobre los adoquines para hacer valer esa punta de velocidad que si bien no le daba para ser un sprinter sí que le podía hacer ganar llegadas de grupos reducidos.
Pero hay ventanas que únicamente se abren una vez en la vida. Desde aquel éxito de 1997 llegó un Top10 en 2006 -año en que consiguió su otro gran triunfo, la Paris-Tours-, cinco Top15 y tres Top20. Un puestómetro bien labrado a base de amor propio y hacia una prueba que hacía que no dejase un gramo de fuerza en sus piernas hasta haber cruzado la línea de meta del Velódromo de Roubaix.
Los años han ido pasando y a pesar de que Frédéric Guesdon continúa siendo el mismo apasionado de la Reina de las Clásicas que el primer día, todo llega a su fin, por lo que este domingo pondrá fin a su carrera en su carrera. A principios de año en Australia se rompía la cadera pero el domingo, con 40 años en la espalda y dieciseis Paris-Roubaix en las piernas volverá a estar en la línea de salida por última vez para retirarse como los grandes. Como hizo Franco Ballerini.