Cuando sin todavía saberlo hace un año se llegaba por última vez a Meerbeke tres hombres luchaban por la victoria de De Ronde. Junto a Fabian Cancellara y Nick Nuyens allí estaba Sylvain Chavanel, parecía que podía llegar el día en que un francés pudiese volver a conquistar un Monumento del ciclismo más de una década después de que Laurent Jalabert se hiciese con su Giro de Lombardía en 1997.
La carrera perdura en muchas de nuestras memorias. Sylvain, siempre corriendo en favor de su líder Tom Boonen había lanzado su típico ataque a tropecientos kilómetros de meta, pero en un error infantil faltando todavía mucho por correrse Tom Boonen desataba a la fiera Cancellara que alcanzaba rápidamente al francés. Juntos, con Chavanel siempre a rueda del suizo, se acercaban a Geraardsbergen, al último Muur, donde a Cancellara le fallaron las fuerzas. La carrera volvió a empezar dando la casualidad que los dos protagonistas volverían a jugarse la victoria con Nuyens como invitado. Cancellara, sabedor del trabajo de equipo que estaba desempeñando Chavanel no dudó en darle la mano y desearle suerte de cara a la llegada “Entiendo la carrera que has hecho, era tu trabajo. Eres grande, Sylvain” parecía decirle minutos antes de que eligiese la rueda equivocada a vigilar en la llegada y el discípulo de Riis se alzase con la victoria. El galo quedó a un pequeño paso de la gloria.
Pero a Chavanel no hay que descubrirlo, estando en Francia (I) o estando en Bélgica (II), su presentación como ciclista ha sido la misma: trabajo de equipo, calidad individual, agresividad en carrera y olfato ganador, con una sola diferencia, lo que en su día fue locura de juventud hoy es inteligencia de madurez. Desde bien joven, Jean-Renè Bernaudeau vio en él una opción futuro y fue puliéndole dándole la oportunidad de probarse en todos los terrenos, desde las clásicas hasta las generales, pero fue cuando ya había dado el salto al equipo Cofidis que a la vez que iba adquiriendo más y más madurez dio el gran paso. Tomó su decisión, sería clasicómano, en las clásicas y en las GTs.
Durante años, sus apariciones en las clásicas se habían centrado en las cotas dejando al margen los adoquines, pero en 2008 dio el pelotazo ganando Dwars door Vlaanderen y De Brabantse Pijl. Había demostrado a todo el mundo y se había demostrado a sí mismo que a pesar de que las piedras nunca habían sido una prioridad para él, por cualidades y condiciones y sin ser belga, él también podía volar sobre los adoquines como cualquier nativo flamenco. Aquello bien le valió para fichar por QuickStep, que durante aquel 2008 había dominado las piedras con gran autoridad.
El estreno no pudo ser mejor. Chavanel fue el gran escudero de Boonen en la Kuurne-Brussels-Kuurne y atacó de lejos en De Ronde manteniéndose en cabeza de carrera durante más de 60km hasta que Devolder se fue en solitario a la victoria, mientras que en Paris-Roubaix fue otra vez el perfecto lugarteniente para Boonen, que se alzó con su tercer pedrusco en el Velódromo. Desde aquel momento dejó de ser el francés que en 2008 había ganado dos semiclásicas adoquinadas menores. Porque en 2010, ya totalemente centrado en las piedras y con un Devolder, doble ganador de De Ronde, más excéntrico que de costumbre, asumió los galones de ser el outsider del equipo belga, aunque poco pudo hacer ante Cancellara. Así que en 2011, con un año de retraso, llegó su gran momento en De Ronde van Vlaanderen.
Ya nadie duda que Sylvain Chavanel es uno de los grandes de los adoquines y sólo correr en el mismo equipo que la leyenda viviente flamenca Tom Boonen le aparta del grupo de los grandes favoritos a la victoria, un arma de doble filo que hace sin embargo que aparezca en las primeras posiciones del grupo de outsiders. La resistencia en altos kilometrajes que ha adquirido con el paso de los años, la adaptación a los cortos pero empinados muros flamencos y su destreza sobre los desgastados adoquines le hacen ser un hombre muy a tener en cuenta, más cuando cada vez lee mejor las carreras, como ha demostrado recientemente en Dwars door Vlaanderen y E3 Prijs Harelbeke moviéndose siempre en el momento adecuado en beneficio propio y, especialmente, del equipo.
Porque Chavanel, exceptuando el cambio a positivo de dejar atrás aquella locura de juventud que le hacía atacar en solitario en Paris-Tours a más de 200km de meta por la inteligencia del corredor veterano sigue siendo el mismo de siempre, un ciclista que aúna trabajo de equipo, calidad individual, agresividad en carrera y olfato ganador.
El espectro que conforma la afición ciclista es amplio y variado. A unos no les gustaría que ganase Cancellara por ser discípulo de Bruyneel y ni mucho menos Vanmarcke por serlo de Vaughters, otros no querrán que Boonen o Devolder logren su tercera victoria en De Ronde, incluso a alguno le puede dar algo si ve a Pozzato victorioso después de pasarse años sin que le haya dado el viento en la cara o un Sagan que empieza a perder fuerza por la boca, y en menor medida en tierras flamencas podría dejar un regusto agridulce que ganase Gilbert ¡un valón profanando el templo flamenco! Puede que quien escribe mire al francés con demasiados buenos ojos, pero ¿hay motivo para no alegrarse por una victoria de Chavanel?
TELA DE GROUPIE. Me gusta.
Qué poco objetivo… Gran artículo
Es que si tengo que elegir ciclista, equipo y prueba, la terna sería Sylvain Chavanel (antes que Boonen, por más que pueda parecer), Omega Pharma – QuickStep y De Ronde Van Vlaanderen. Tenía que ser groupie.
El golpe del año pasado fue muy duro.