Fin a la sequía de Nibali

San Benedetto del Tronto y sus 9,3 kilómetros de lucha contra el crono decidieron una Tirreno-Adriático peleada hasta el último suspiro entre tres hombres: Chris Horner (RadioShack-Nissan), Roman Kreuziger (Astana) y Vincenzo Nibali (Liquigas-Cannondale). Tan sólo cinco segundos entre primero y segundo, uno más con el tercero. Los seis segundos que distanciaban al americano del italiano dejaban en la última etapa la emoción por saber quién sería el sucesor de Cadel Evans (BMC) en el palmarés de la ronda italiana.

Tres estilos diferentes. Horner, perfectamente acoplado a la cabra con un desarrollo con más cadencia. Kreuziger, con un estilismo perfecto pero con atrancado en el desarrollo. Nibali, seguramente el que peor estilo transmitía de los tres. Peleado por mover el plato –o paellera- con un movimiento de hombros que le hacían revolverse sobre la bicicleta. Tres maneras diferentes de luchar contra el crono para pelear por un mismo objetivo. El Squalo, favorito, cumplía los pronósticos al cruzar el paso intermedio donde superaba a sus dos adversarios con una cómoda ventaja. En meta, Kreuziger (11:23) quedaba lejos del registro de Nibali (10:56), mientras que Horner (11:16) veía como en la última etapa le arrebataban el liderato. La etapa fue a mano de un incontestable Fabian Cancellara (RadioShack-Nissan) que invirtió un tiempo de 10:36, doce segundos menos que su compañero Daniele Bennati.

Majestuosa estamapa de Cancellara © Bettini

De esta manera, la general pasó a manos de Nibali que ponía fin a una sequía en vueltas por etapas que databa desde la victoria en la Vuelta a España en 2010. Horner y Kreuziger secundaron en el podio final al siciliano mientras que Joaquín Rodríguez (Katusha) clasificó como el mejor español en quinta posición.

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