Arnold Jeannesson (15/01/1986, París) afronta su segunda temporada en la FDJ tras pasar dos años en el Caisse D’Epargne. A pesar de su juventud, el año pasado terminó el Tour de Francia en quinceava posición; esta temporada ya ha sido quinto en el Tour de Omán y viene de ser sexto en la París Niza. Quizás uno de los jóvenes franceses con más proyección para luchar por la Grande Boucle en pocos años. Con mucho margen y necesidad de mejora, sobre todo en la contrarreloj, mientras que cuando se trata de subir, siempre está con los mejores.
Arnold, sexto en la París Niza, ¿te deja un buen sabor de boca?
Estoy satisfecho, en general, de mi semana. Todos los días hemos tenido pequeños fallos, en algunos apartados concretos, pero en general todo ha ido bien. Habría firmado antes de la salida por un resultado similar, aunque, ¡por supuesto que todos siempre esperamos más! Podría haber hecho una mejor crono, haber evitado una caída… Pero al final, en general hay más cosas positivas que negativas.
Este sexto puesto es debido en gran parte a la 2ª etapa, en la frontera de Orleans…
Era una parte de la carrera que teníamos en cuenta desde el principio. Todo el mundo, todos los equipos sabían que había un gran riesgo, porque son grandes carreteras abiertas donde siempre hay mucho viento de costado. Por otro lado no había escapada, porque ningún equipo quería tener a nadie delante, a sabiendas de que habría una gran pelea detrás. Todo el mundo dándose codazos, intentando ganar la posición para estar lo más delante posible. En esos momentos, hay que jugar con los codos, ser astuto, posicionarse, hacer el esfuerzo en el momento justo, pero a la vez también tener un poco de suerte.
Sin embargo, es habitual que sean siempre los mismos los que están delante y tú estabas entre ellos. En el Tour, el año pasado ya nos dimos cuenta de algo: te gusta estar en la parte delantera del pelotón. ¿Es algo innato?
Cuando te juegas la clasificación general, ¡hace falta correr delante! Tiene que ser así para evitar los riesgos, las caídas, roturas… Eso te permite progresar y no cuesta más correr delante que detrás. Es simplemente un hábito que coger. Eso me permitió no perder en la frontera (Orléans).
Por supuesto, todo lo que dices tiene sentido, pero, no todos los líderes tienen la misma actitud.
Después de todo, a mí no me molesta luchar la posición, ¡me gusta pelear con los codos! A otros les gusta menos. Yo sin duda, soy más atrevido que otros líderes. No necesito un equipo que me coloque, que no es el caso de todo el mundo.
El segundo apartado, es la etapa de Mende, donde terminaste séptimo después de haber hecho primero uno de los ataques en la subida final. ¿Te arrepientes de la ofensiva, o piensas que así es la carrera?
No me arrepiento de mi táctica de carrera, no. Lo que me molestó fue esa séptima plaza, porque esperaba hacerlo mejor. No sé cómo habrían sucedido las cosas si no hubiera atacado, ¡quizás no habría sido ni séptimo! Yo probé mi oportunidad. Piensa que fue en un buen momento, no quedaban nada más que los más fuertes, no sabía tampoco si aún les quedaban fuerzas, pero yo sentía que aún las tenía y tenía que intentarlo. Tenía un minuto perdido en la general, pensé que no tenía que mirar atrás.
¿Crees que podías haber hecho mejor que séptimo?
Sí, porque me viene bien una subida como esa, y además tenía las piernas para hacerlo mejor. Pero la carrera sucedió así. Podría haberlo hecho mejor corriendo diferente, o ¡corriendo de nuevo podría incluso haber ganado! En una subida de diez kilómetros, en la cima, cada uno está en su lugar. Pero en una subida explosiva de tres kilómetros como esa, cada uno tiene un cartucho y eso es todo. No son para nada parecidas.
Finalmente, la última piedra, fue la contrarreloj del Col d’Eze, donde terminaste duodécimo.
Y estoy muy satisfecho, porque me caí el día anterior, junto con Leipheimer y me dolía bastante. Tenía el costado raspado, un hematoma en la pantorrilla, terminé como pude y quería intentar aguantar el top-10. Estaba hecho polvo. Pero al final, recuperé una plaza en la general, ¡lo que fue una gran satisfacción! Quizás podría haber conseguido alcanzar un top-10 en la etapa, que me quedé a un segundo, pero estoy muy contento. Un doceavo en una crono no es algo habitual en mí.
Efectivamente, porque habías comenzado la semana terminando el 106º en la contrarreloj de Chevreuse. Tejay Van Garderen, que ha terminado quinto en la general 19 segundos delante tuyo, te sacó ese día 41 segundos. ¿Hay un claro margen de mejora, no?
¡Esto es lo que hay programado antes del Tour! Estamos viéndolo con el equipo, comencé detrás en la temporada, pero vamos a hacer lo posible por progresar, trabajar. No había tocado la bici de crono desde el Tour. Después de seis meses, estaba en el camión del equipo. Así que bueno, no me esperaba hacer un tan buen resultado en esta París – Niza. También hay que decir, que no me esperaba estar jugándome la general, el objetivo principal era el Tour, y por eso me había tomado la crono a la ligera. A ver, la hice a fondo, pero no la había preparado. Al día siguiente me arrepentí. A la salida, pensábamos jugar la carta de Pauriol, que no iba mal, pero los planes cambiaron rápidamente. Ahora, para el Tour, espero estar preparado.
¿Cómo lo vas a hacer?
Ahora voy a entrenar con la bici de contrarreloj en casa, que es una cosa que nunca he hecho. Voy a hacer test para trabajar la posición. Vamos a analizar la forma de afrontar las cronos, la concentración. Todo. Hace cuatro o cinco años gané una contrarreloj en amateurs, en el Tour de la Manche (en 2008, sobre 14 km, ndt), pero desde entonces no he trabajado la especialidad. He desperdiciado todas las cronos de mi época en Caisse d’Épargne y ahora es necesario que recupere ese tiempo. El año pasado hice 9º en la crono del Tour de Omán con una bicicleta de carretera. Pero es que con una de contrarrreloj lo habría hecho peor. Mi posición no es buena, no trabajo bien, no me concentro, no caliento bien. Jamás ganaré cronos, pero no puedo perder más de un minuto cada diez kilómetros, como me pasa ahora. Debo reducir la pérdida a la mitad.
Sexto en París-Niza, quinto en el Tour de Omán. No está mal para empezar el año, ¿no?
Es un buen inicio de temporada. Ya había empezado bien con el ciclocross cuando gané en Lanarvily. Para mí es parte de la temporada y de la preparación a la vez. Ya tenía un buen nivel en enero, sin ser demasiado alto. Me había dado cuenta de que en ciclocross había avanzado respecto al año anterior. A Omán fui sin ambición, y me encontré 5º de la general, que no está nada mal. Y ahora otra vez, en París-Niza, supero otro escalón. Es algo realmente genial, porque no me lo esperaba. Sin embargo este no era el objetivo. La prioridad en el principio de temporada era y es abril: Vuelta al País Vasco, Flecha Valona y Lieja-Bastogne-Lieja.
¿Vas a volver a superarte en abril?
¡Eso espero! (ríe) Hay que progresar de todas formas. Sigo concentrado, porque ese es el objetivo. Ahora correré Volta a Cataluña (19-25 de marzo) y Vuelta al País Vasco (2-7 de abril), donde no pienso en la general. Bueno, si hay una opción la buscaré, pero no voy con la idea de ser el líder del equipo siempre. Eso es algo que debe ir cambiándose en el seno del grupo. Pero la idea es hacer un buen mes de abril y descansar para el Tour.
¿No tienes miedo de haber cogido la forma pronto y llegar un poco pasado dentro de dos o tres semanas?
No conseguimos los buenos resultados por estar en forma. Pero si es gracias al buen nivel general y a un poco de suerte. No considero que esté en gran forma ahora mismo (ríe). Estoy bien, de hecho los resultados están ahí. Pero no tengo sensación extraordinarias como por ejemplo el año pasado en las carreras, pero he mejorado los resultados. El año pasado estaba más o menos a este nivel en París-Niza (que terminó 40º, ndt). En Omán, hice una buena semana pero tuve un pinchazo. Sino habría terminado 3º ó 4º. Yo creo que aún tengo margen de mejora y que lo mejor llegará en abril: País Vasco, Tour du Finisterre, Tro Bro Léon, Flecha Valona y Lieja-Bastogne-Lieja.
Hay una cosa extraña: aún no has ganado en profesionales. Tu último triunfo en carretera es una etapa del Tour del Porvenir de 2008. ¿Lo estabas pensando cuando atacaste en Mende?
Bueno, un poco sí. Quiero ganar ya este año. Al menos una carrera. Por eso intentaré más cosas en las próximas carreras, más allá de jugar la general. Pero tampoco quiero presionarme mucho y pensarlo, para que no me frustre y no salga nervioso a las carreras de inicio. Quiero una victoria, una etapa, una general en cualquier lado, aunque sea una prueba de bajo nivel. Quiero ganar, porque corremos para eso.
En Cataluña vas a hacer pareja con Thibaut Pinot.
Él buscará la general, yo etapas. Eso sería lo ideal. Pero dependerá de la forma de cada uno, y también de cómo anden los compañeros. En Omán Sandy Casar estaba mejor que yo, y en París-Niza se ha puesto malo cuando estaba en gran forma. Pierrick Fedrigo también llega bien, y es el tipo de corredor en el que podemos confiar. Rémi Pauriol también enfermó durante la París-Niza, pero eso puede hacer que ande como el que más. Seguro que va a volver muy fuerte.
Estos buenos resultados de inicio de temporada, ¿disminuyen la presión o la aumentan de cara al Tour de Francia?
Quizá me presione un poco más, pero cuando llegue el momento y me meta de lleno en la carrera se irá. Tengo todavía tiempo para evolucionar, y también para trabajar los automatismos con los compañeros. Jamás he desempeñado el rol de líder. Estoy aprendiéndolo, cometiendo errores para aprender de ellos. El equipo me da confianza y eso es muy importante.
A posteriori, ese 15º puesto en el Tour del año pasado, ¿es un punto de inflexión?
Me permite confiar más en mi mismo. Pero el resto también esperan más de mí ahora. Mis amigos, el staff, mis compañeros, los otros corredores del pelotón… Eso por un lado te perjudica, y por otro te da moral. He cambiado mi status dentro del equipo, ahora corro para mí. De hecho, en el equipo tienen casi más confianza que yo mismo en mí. Yo me entreno como siempre, pedaleo de la misma forma… ¡El resultado no tendría por qué cambiar!
Esta entrevista a Arnold Jeannesson es fruto de la colaboración entre Cobbles & Hills y Velochrono.