Sesenta y ocho años después de la primera cita en la localidad alemana de Nürburg donde el italiano Alfredo Binda escribió el primer capítulo de su trilogía mundialista, el ciclismo español obtuvo su primer oro en la prueba en ruta gracias a la victoria de Abraham Olano en Duitama. Fue en 1933 cuando el ciclismo español consiguió el primer metal en unos Mundiales gracias a la plata conquistada por Luciano Montero. El abulense, afincado en Ordizia, sólo fue superado por el local Jean Aerts en el circuito de 216 kilómetros de la localidad belga de Florette.
Tardó mucho tiempo el ciclismo español en repetir metal, concretamente en 1967, Ramón Sáez conquistó el bronce en Heerlen, donde el Caníbal, Eddy Merckx, cosechó el primero de sus tres oros. Este hecho se produjo dos años después de la primera celebración de un Mundial en tierras españolas, concretamente en la localidad guipuzcoana de Lasarte, donde en un día de lluvia el malogrado Tom Simpson se alzó con el triunfo.
En 1973, tras haber cosechado el triunfo en la Vuelta a España y en el Tour de Francia, Luis Ocaña se presentaba como principal favorito al oro en Montjuic, pero el conquense no pudo ser profeta en su tierra y se tuvo que contentar con la medalla de bronce al ser superado por Felice Gimondi y Freddy Maertens.
Tras el bronce de Ocaña llegó una nueva sequía de metales, si bien es cierto que hasta la fecha el ciclismo español no consiguió en los mundiales los éxitos que se sucedían a lo largo de la temporada ciclista. Juan Fernández, en uno de los mundiales más duros de la historia se subió al tercer cajón. En el corazón de los Alpes, Sallanches 1980, donde Hinault derrotó al resto de adversarios en la cota de Domancy después de haber abandonado el Tour de Francia debido a una tendinitis que todavía arrastraba. El andaluz añadió dos metales más, 1987 y 1988, ambos de bronce, convirtiéndose en el ciclista español con más metales.
Con la entrada en los 90 apareció la figura de Miguel Indurain. El campeonísimo navarro tuvo en Stuttgart 91 su primera gran participación en una cita mundialista para la cual se había preparado a conciencia. Siendo el más fuerte de la carrera y en un circuito sin apenas dificultades se aupó al tercer puesto sólo siendo superado por Gianni Bugno y Steven Rooks en el sprint final. En 1993 subió un escalafón más al finalizar segundo en Oslo. Un jovencísimo Lance Armstrong demostró sus magnificas cualidades sobre la bicicleta y sorprendiendo a propios y extraños acabó siendo el portador del arcoíris. El oro seguía resistiéndose al ciclismo nespañol. Tuvo que llegar la cita de Duitama en 1995 para que el ciclismo español conquistase al fin un oro mundialista. Siempre quedará en nuestras retinas la imagen de Abraham Olano cruzando la línea de meta en solitario con la rueda trasera pinchada, mientras que por detrás, Miguel Induráin realizaba un excelso trabajo de equipo a favor del ciclista del Mapei, para luego, redondear la hazaña con una plata. Era el primer doblete. Y no sólo de medallas. En la modalidad de contrarreloj instaurada en 1994, Induráin marcó el mejor tiempo por delante de Olano. Un doblete con las posiciones intercambiadas. Se había conseguido más en un año que en toda la historia. Abraham Olano sumó otro oro en la localidad holandesa de Valkemburg en la crono, superando a Melcior Mauri. Un nuevo doblete, el tercero en apenas cuatro años. Pero lo mejor estaba por llegar.
Verona, la ciudad de Romeo y Julieta, encontró en 1999 al español más encauzado por los colores del arcoíris. Un cántabro, Oscar Freire, sorprendió a los favoritos con un ataque en el último kilómetro. Después de casi haberse pasado la temporada en blanco y con pocos días de competición, Paco Antequera demostró el acierto de convocar a Freire, por aquel entonces en el Vitalicio de Mínguez, pese a las críticas que recibió del periodismo nacional. Con este oro, comenzó el idilio de Freire y el arcoíris.
Al año siguiente, el equipo español demostró en el circuito bretón de Plouay la unión para favorecer a un líder claro. Sin ser un equipo lleno de nombres como fue el caso de Italia con los Bartoli, Casagrande, Di Luca, Rebellin, demostró ser uno de los más fuertes realizando un gran trabajo para Freire. Éste no puedo revalidar el oro, teniendo que conformarse con un bronce tras verse superado por el letón Roman Vainsteins y el polaco Spruch.
El éxito volvió en Lisboa 2001. Freire consiguió su segundo oro al superar a Paolo Bettini y Andrej Hauptman en el sprint de la capital portuguesa. Pocos imaginaban tal éxito después de estar siete meses apartado de la carretera por problemas en su espalda. La temporada siguiente en Zolder no corrió el mismo éxito. Mario Cipollini se llevó el oro en una edición propicia para los sprinters puros y en la que Igor González de Galdeano añadió un nuevo bronce, esta vez en contrarreloj. Hamilton dio otro doblete para España. Igor Astarloa cruzó la meta en solitario y Valverde apuntilló al grupo perseguidor del vizcaíno llevándose la plata. De nuevo el equipo español jugó con maestría sus bazas dejando irse por delante a un corredor apto para este tipo de carreras y encontrando en la punta de velocidad de Valverde y Freire un freno que fue más que suficiente para ganar primero y rematar después.
De nuevo el Mundial regresó a Verona. Cinco años después la historia se repetía y Oscar Freire sumó su tercer oro, pasando a formar parte de la historia al igualar el récord de Alfredo Binda, Eddy Merckx y Rik Van Steenbergen, tras demostrar en exigente circuito veronés su excelente condición física al salir en persona a los ataques del grupo de favoritos. Fue un año dulce para él, además del Mundial se adjudicó en marzo la primera de sus tres Milán-San Remo.
Tras dos éxitos seguidos, Madrid acogió la edición de 2005. Pero el ciclismo español no logró romper la maldición de vencer en casa y se tuvo que contentar con la plata de Alejandro Valverde. Tom Boonen superó al murciano en el sprint. El mismo metal llegó también de la mano de José Iván Gutierrez en la crono, al que sólo Michael Rogers le arrebató el oro en el que sería el tercero consecutivo para el australiano. En Salzburgo, Valverde sólo pudo ser tercero en el año de Paolo Bettini. Fue el primer oro de los tres consecutivos para el ciclismo italiano (dos para Il Grillo y uno para Alessandro Ballan en Varese), que por una vez y tras el oro de Cipollini en Zolder, corrieron como un verdadero equipo. Tras dos años sin conquistar metales y viéndose superado por los italianos, Joaquim Rodríguez sumó otro bronce para España en Mendrisio 2009 en un Mundial exigente que dejó a Cadel Evans con el premio de vestir el arcobaleno.
Después de 76 citas mundialistas, España ha sumado 5 oros, 5 platas y 9 bronces, situándose quinta en el medallero por detrás de Bélgica, Italia, Francia y Holanda, mientras que en contrarreloj con 2 oros, 3 platas y 1 bronce se coloca cuarta, superada por Suiza, Alemania y Australia. ¿Podremos romper la barrera de las 20 medallas en ruta en Melbourne?
Miguel Hermosilla
Muy bueno y muy bien contado. Para los que somos fans del ciclismo como yo este tipo de cosas nos gustan mucho. Yo particularmente siempre uso la bicicleta para ir al trabajo y para salir por ahí, pero creo que aun no hay mucha conciencia de respetar al ciclista… he visto un vídeo sobre Nueva Yor, que parece ser que lo más normal del mundo es que a uno le roben las bicicletas http://bit.ly/cFxZam