Los hay que cuando abren la boca hacen subir el precio del pan, y a ellos desde Cobbles&Hills les premiamos con la nominación al Premio Carlos Sastre a la declaración explosiva del año, pero también los hay que cada vez que hablan hacen bajar la prima de riesgo. Ciclistas veteranos, que ya las han visto de todos los colores y amantes del deporte de la bicicleta cuyas críticas siempre tienen la intención de construir. Con un especial recuerdo para Xavi Tondo, a día de hoy uno de los grandes estandartes de este grupo es Thor Hushovd.

Al noruego no tenemos que descubrirlo, su compromiso en carrera con el ciclismo es innegable. Empezó siendo una gran promesa para las contrarrelojes reconvertido a un sprinter no-culogordo capaz de ganar dos maillots verts y ahora en la actudalidad es un gran clasicómano. Por razones lógicas no ha sido ni será nunca un aspirante a las generales de las GTs, pero este año con su llegada a BMC -sin dejar de lado el instinto cazaetapas que ha desarrollado últimamente- se le presenta un nuevo reto en su carrera como el de apoyar a Cadel Evans en su empresa de revalidar el amarillo en París. Sin vestir ya el arcoíris seguirá rindiéndole honores como gran el Campeón del Mundo que ha sido.

Porque en la etapa final de su carrera, consagrado ya definitivamente como una estrella mundial, tiene otra prueba de fuego para demostrar su grandeza si consigue que su nuevo equipo sobreviva a la lucha de egos que puede surgir en el seno de la superestructura suizo-estadounidense BMC, ya que deberá compartir escenario y, en algunos casos, objetivos con Gilbert y Evans. Un problema que ya se presentaba a principios de 2011 cuando se presentó el equipo Garmin – Cervélo ¿Sería factible tener a Farrar el flamenco adoptivo, Haussler el excéntrico y Hushovd el campeón del mundo en un mismo equipo o serían muchos gallos en un mismo corral? Thor dejó claro que sí, si al arcoíris no se le caen los anillos por hacer de lanzardor, poca queja pueden tener el resto de sus compañeros sobre su situación en el equipo.

Pero él sí que tenía y no ha sido hasta que ha salido del equipo de Vaughters que le ha mandado un recado por su indigna dirección en Flandes y Roubaix. Primero ordenando no perseguir al dúo Cancellara-Chavanel destinando a sus hombres a luchar por el tercer puesto en el sprint y una semana más tarde obligando al noruego a estar a rueda del defensor. Aunque la jugada en aquel caso le salió bien a su director, Hushovd nunca estuvo de acuerdo, pero ya fuera del equipo estadounidense lo zanjó hace unas semanas con un simple “No quiero hablar de los detalles, pero no estuve de acuerdo con la táctica de Vaughters en algunas carreras”.

Este año, con la ilusión de un neoprofesional, vuelve a tener fijados sus objetivos: en las clásicas luchará por su primer Monumento compartiendo responsabilidad con Gilbert en Milán-San Remo, apoyándole en Flandes y como líder absoluto en París-Roubaix; en el Giro y el Tour el objetivo será sumar para el equipo y seguir con esos extraordinarios registros que le contemplan de haber ganado en las tres grandes un total de catorce etapas (más dos contrarrelojes por equipos) en quince GTs habiéndose ido de vacío sólo en tres de ellas; y por último los Juegos Olímpicos de Londres, en un circuito muy propicio para él donde tendrá su primera y única bala para colgarse una medalla compartiendo selección con Edvald Boasson Hagen. Juntos han conseguido llevar a un país de poca tradición ciclista como Noruega a lo más alto. Porque el compromiso de Thor no es solo con el ciclismo mundial, sino también con el ciclismo de su país, ya que habla por si mismo que su salida de Garmin – Cervélo hacia BMC no haya impedido que un buen puñado de jóvenes noruegos tengan su oportunidad en el equipo Continental que tiene apadrinado desde hace unos años.

Thor es pasado y presente mientras EBH es presente y futuro, pero además buenos amigos. Es por eso que Hushovd, como demostró en una entrevista a finales de octubre no tiene reparos en ser la voz de la conciencia de Boasson Hagen que todos los aficionados querríamos ser. “Creo que será difícil para Edvald ganar el Tour de Francia, pero puede ganar en las Clásicas” cortando de raíz cualquier especulación que pueda surgir sobre el gran talento noruego. Apuntaba también que “con la llegada de Cavendish debería olvidarse de los sprints masivos llanos”, algo que también muchos aficionados esperan, pudiendo verle en la versión ultraofensiva que mostró en el Tour’11 “cuando decide meterse en una fuga es tan escandalosamente determinado y tenaz que no se rinde hasta que no le cazan, algo que es difícil para el pelotón”. Y es que el nuevo corredor de BMC ve en su compatriota un ciclista capaz de todo, por eso lanzó un último mensaje “no puede hacerlo todo, él solo encontrará su rumbo; no es del tipo de personas que piden consejo”.

Sobre la bici un ciclista puede ser bueno, pero es cuando se baja que pasa a ser un ciclista grande.